El éxodo de capitalinos a otros estados de la República Mexicana ha aumentado hasta un 14 por ciento durante los últimos 10 años.
Especialistas afirman que una de las razones más importantes es la exclusión social hacia las personas con ingresos de clase media y baja, quienes no pueden continuar viviendo en la capital debido a la revalorización del mercado de vivienda provocado por el desarrollo inmobiliario.
Según el último Censo de Población del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) 2020, publicado el pasado 26 de enero, 557 mil 181 habitantes de la capital emigraron a otras entidades del país.
Mientras que el anterior censo de 2010 muestra que la cifra de habitantes de la ciudad que se fueron a vivir a otros estados ascendía a 498 mil 600.
Esto significa que 58 mil 580 personas más que en 2010 fueron desplazadas de la ciudad porque las condiciones económicas y sociales ya no les permitían seguir habitando en la capital del país, mencionan especialistas.
De acuerdo con el último censo de población, cinco entidades concentran el 72 por ciento de los habitantes de la ciudad que se fueron a otros estados.
El que más recibió fue el Estado de México, con 235 mil 494; le siguen Hidalgo, con 43 mil 54; Querétaro, con 41 mil 353; Puebla, con 26 mil 680; Morelos, con 20 mil 843; Veracruz, con 18 mil 631; y Quintana Roo, con 17 mil 700.
Exclusión residencial
La exclusión residencial es el principal factor de desplazamiento de habitantes de la Ciudad de México hacia los municipios de la periferia, afirma Luis Alberto Salinas, investigador del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien ha encabezado proyectos científicos sobre vivienda y zonas urbanas en el Valle de México.
El fenómeno de la exclusión residencial es cuando los barrios padecen un movimiento comercial que eleva los costos de vida y también se deriva de la construcción de desarrollos inmobiliarios destinados a personas con ingresos de clase media y alto, lo que provoca que las personas originarias con ingresos bajos o medios no puedan seguir viviendo ahí, dice.
Salinas explica que la situación ocurre cuando una familia nuclear (madre, padre e hijo o hija) que vive con sus familiares o abuelos en una zona céntrica o revalorizada de la capital como la Narvarte quiere una casa propia.
Pero tiene un ingreso medio o bajo y no logra quedarse en la misma colonia por la elevación de los precios de vivienda en los últimos años y se ve obligada a irse a la periferia donde es más barato.
“Está llegando gente con mayores recursos. Y quienes se van, la única oferta a la que pueden acceder es en las periferias”, explica.
Por otra parte, especifica que el Estado de México e Hidalgo son las entidades que más reciben a capitalinos porque la oferta de vivienda es mayor; y también porque organismos como INFONAVIT han incentivado la demanda entre los sectores de la población con ingresos bajos a través de créditos.
“Hacia el año 2000 se implementa una política de Vivienda a través de crédito y esto se ha visto reflejado en la entrega de 500 mil créditos en promedio al año”, menciona.
Además, entre 2010 y 2015, dice Salinas, se han construido alrededor de 700 mil viviendas de bajo precio, principalmente en los municipios conurbados de Huehuetoca, Tecámac y Zumpango, en el Estado de México.
El éxodo de capitalinos también se ha visto reflejado en el aumento de habitantes en dichos municipios, menciona.
Datos del Instituto de Geografía de la UNAM y del INEGI muestran que del 2000 al 2015, el número de habitantes de Huehuetoca creció de 38 mil a 163 mil.
Mientras que en Tecámac, pasó de 72 mil a 156 mil y en Zumpango de 99 mil a 199 mil.
Sobre el tema de los costos, el Informe 2018 del Mercado Inmobiliario del portal especializado Lamudi indica que en promedio, el precio de una casa en ese año en la ciudad era de 8 millones de pesos mientras que en los estados de la República, era 50 por ciento menor, es decir, 4 millones de pesos.
Las consecuencias de la migración a los estados
La principal afectación que padecen las personas desplazadas es el deterioro a su calidad de vida, considera el académico de la UNAM, Luis Alberto Salinas.
El especialista argumenta que quienes se van a la periferia padecen de falta de empleo, escuelas y de centros recreativos, lo que provoca que tengan que ir a la Ciudad de México para satisfacer esas necesidades y gastar en traslados de 3 a 6 horas al día.
“Las familias están dedicadas a trayectos y no existe el equipamiento urbano adecuado, casi no hay centros recreativos, no pueden ir al cine, al teatro o salir a comer y los fines de semana solo los pasan en su casa en labores domésticas que entre semana no pueden hacer y preparándose para otra semana de trabajo. Es decir, solo van del trabajo a su casa”, declara.
Ante esta situación, hay quienes prefieren regresar a vivir con sus familiares y dejan su casa abandonada.
“Se regresan y dejan prácticamente abandonadas sus casas. Por ejemplo, el Estado de México es el cuarto lugar a nivel nacional con más casas abandonadas”, indica.
Respecto al número de personas que tienen que viajar de otros estados a la capital, la Encuesta Origen Destino en Hogares de la Zona Metropolitana del Valle de México 2017 revela que a diario se realizan 4 millones 400 mil viajes de los municipios del Estado de México, Hidalgo y Puebla hacia la ciudad.