La empatía a la que se refieren Emilia y Zenaida, trabajadoras del hogar remuneradas, en realidad es un acto de responsabilidad de los empleadores, pese a que se ha percibido a lo largo del tiempo como actos de buena voluntad o privilegios.
Al respecto, Makieze Medina, del Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, reitera que esto es producto de una falta de concientización y de información.
Detalla que el Gobierno debería de poner a disposición de la ciudadanía plataformas públicas de registro, monitoreo y rendición de cuentas que contemplen los datos de las personas empleadoras y trabajadoras.
“En esto coadyuvamos las organizaciones de la sociedad civil y las propias organizaciones de trabajadoras del hogar en difundir estrategias de defensa y de exigibilidad sobre sus derechos. Toda esta desprotección y esta brecha que ellas tienen es la que hay que ir rompiendo”, asegura.
Las personas trabajadoras que estén interesadas en tener mayor conocimiento de sus derechos laborales y cómo proceder ante alguna arbitrariedad, pueden acudir al micrositio http://sonderechosnoprivilegios.org/, desarrollado por el ILSB y el GIRE.
Derechos de la infancia cercana a trabajadoras del hogar
El impacto positivo de la seguridad social no solo se refleja en las y los empleados del hogar, sino en su círculo cercano, y en el caso de las trabajadoras que ejercen su maternidad, el aseguramiento beneficia a sus hijas e hijos, con lo que el Estado garantizaría la protección de los derechos de las infancias mexicanas.
La investigadora Makieze Medina refiere que hay niños que tienen que asistir al centro de trabajo con sus madres, mientras que tendrían que estar recibiendo estimulación temprana o atención especializada que les garantice un correcto desarrollo físico y cognitivo.
“En otros casos, que son los peores, las niñas y niños se quedan solos, lo que los hace estar sujetos a ciertos riesgos al interior de su hogar; además, no están recibiendo la contención emocional ni acompañamiento que se necesita en ciertas edades”, explica.