De acuerdo con la OPS, en la región de las Américas existen, en promedio, 10.3 trabajadores de salud mental por cada 100 mil habitantes.
En los países de bajos ingresos la cifra es de uno por cada 100 mil habitantes, mientras que en los de mayores recursos la relación es de hasta 50 por cada 100 mil habitantes.
El Programa de Acción Específico en materia de salud mental y adicciones (2020-2022) del Gobierno federal, reconoce que “debido a que los recursos económicos, humanos y materiales disponibles para la atención de la salud mental no son suficientes y se encuentran mal distribuidos, se ha generado una amplia brecha entre el número de personas con trastornos mentales que necesitan tratamiento y el número de personas que lo reciben”.
El documento también dice que el factor financiero, en nuestro país, es una barrera para la implementación de los estándares recomendados ya que solamente el dos por ciento del presupuesto de salud se destina a atender la salud mental y de ese porcentaje, el 80 por ciento se va en gastos operativos de los hospitales psiquiátricos, por lo que no hay suficiencia para operar adecuadamente.
Las acciones costo-efectivas que especifica la autoridad federal incluyen la prevención y la promoción del autocuidado, la actuación en la comunidad, la capacitación del personal en salud mental y adicciones, la investigación y las actividades para disminuir el estigma, la discriminación y el deterioro de las personas con problemas de salud mental.
“Hace 15 años, en Tlaxcala, había solo tres psiquiatras en el estado para atender todos los padecimientos de ese orden, de los cuales, uno era ambulatorio, ya que se trasladaba de la Ciudad de México a Tlaxcala para brindar atención.
“El escenario definitivamente no ha cambiado, porque además, si bien hay espacios de atención especializada, requerimos de muchos colegas que se decidan a laborar en esta materia”, expresa el doctor Emiliano Villavicencio.
A esta observación, la psicóloga Alicia Jiménez añade que la violencia que sufren los pacientes en los centros de atención psiquiátrica –y que es uno de los puntos que busca erradicar la iniciativa de la Cámara baja– puede deberse a la mala gestión de recursos económicos y de personal que hay en los hospitales, ya que existe una sobrecarga de trabajo.
“Esta violencia es parte del círculo vicioso que ocasiona el ‘burnout’ –síndrome estrés laboral crónico– por el que pasan las enfermeras, los trabajadores, los médicos y los cuidadores. No tienen la cobertura, la infraestructura, los recursos ni el apoyo. Así que también hay que cuidar al personal de salud y no vi nada de eso en la propuesta”.
Los especialistas concluyen que el documento enviado al jefe del Ejecutivo tiene varias lagunas por atender y precisar si el objetivo verdadero es procurar, no solo el bienestar temporal de las y los pacientes con algún padecimiento o adicción, sino mejorar las condiciones de todo el sistema de salud, que engloba a los profesionales de la salud y a toda la población.