Aún en contra de los vaticinios pesimistas, ayer se firmó el Pacto por México. ¿El objetivo? Concluir la transición democrática que se inició con el milenio, lograr un México de libertades y derechos, y un crecimiento económico real, con empleo y competitividad.
Convocado por el ahora presidente Enrique Peña Nieto, el acuerdo, firmado por los tres grandes partidos –PRI, PAN y PRD-, fue un hecho tan histórico como insólito. En las semanas siguientes, se verá si no queda solo en buenos deseos, como advirtieron los propios firmantes.
Quienes suscribieron el pacto irán de inmediato por las reformas educativa y de telecomunicaciones, así como por una Ley Nacional de Responsabilidad Hacendaria y Deuda Pública para las Entidades Federativas y Municipios.
La atmósfera en el Alcázar del Museo del Castillo de Chapultepec fue de nuevos aires, de amistad entre los partidos, cuyos gobernadores se abrazaban y reían unidos. Casi una fiesta.
El pacto tiene cinco ejes principales: uno, construir una sociedad de derechos y libertades; dos, lograr un crecimiento real con empleo y competitividad; tres, un ambiente nacional de seguridad y justicia; cuatro, impulsar la transparencia, la rendición de cuentas y el combate a la corrupción; y cinco, la gobernabilidad democrática.
Peña dijo que “más allá de buenos propósitos”, se trata de una “iniciativa visionaria”, que permitirá construir objetivos compartidos por todos.
Aclaró que el acuerdo no sustituye el proceso legislativo, sino que lo fortalece. Imprimirá, aseguró, “estabilidad, certeza y rumbo a México”, y blindará contra coyunturas político-electorales los asuntos esenciales del país.
Invitó a que el siguiente paso sea un pacto con la sociedad civil, convocando a los ciudadanos, a sindicatos y empresas, y a los medios de comunicación a sumarse.
Gustavo Madero, líder nacional del PAN –quien calificó a Peña como “audaz”-, expresó que su firma es para construir mayorías que generen mejor calidad de vida. El pacto incluye mucho de la agenda democrática del PAN, sin agotarla. Tampoco cancela nuestro ejercicio crítico, aclaró.
Aplausos para el PRD
El líder perredista, Jesús Zambrano, recibió aplausos durante su discurso, cuando dijo que se arriesgaba a ser criticado porque valía la pena poner por encima al país de intereses de grupos. “No apostamos al desastre”, señaló.
Cristina Díaz, líder del PRI, aseguró que era impostergable conjugar ideas para beneficiar a México y que el Estado debía consolidarse, por lo cual el pacto era solo un primer escalón.
El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, reveló que el equipo de transición y los partidos admitieron no hacer públicas sus reuniones hasta que estuviera listo el documento final, lo que sucedió en la madrugada de ayer domingo.
Será en la Cámara de diputados donde el PAN defenderá las causas por las que ha luchado históricamente. “Concretaremos la reelección legislativa, y las reformas de educación, comunicaciones, transparencia y combate a la corrupción”, dijo Luis Alberto Villarreal a Reporte Índigo.
Uno de los negociadores del pacto, Jesús Ortega, dijo a Reporte Indigo que el PRD “tiene que poner por encima los intereses del país a través del Pacto, antes que mantener pequeños pactos en el interior del PRD que solamente defienden intereses miserables y privilegios. No es un pacto por el grupismo”.
En palabras de otro negociador importante, Santiago Creel: “Éste es un primer paso, pero falta que el pacto se cumpla. Tiene un alto contenido de propuestas del PAN y de otros partidos. Lo significativo es un piso mínimo de cobertura social, que se combata a los monopolios, las reformas electorales pendientes y construir un gobierno de coalición en un estatuto constitucional”.
Uno más de los muñidores del pacto fue Jesús Murat: “Lo que hicimos fue un vaciado de las propuestas del PAN, del PRD y del PRI, en lo económico, social político y cultural. Hoy se inicia la fase última de la transición”.