Los simulacros y la preparación para situaciones de emergencia, como sismos, carecen de un elemento que puede ayudar a fortalecer los lazos comunitarios: la organización vecinal para detectar riesgos.
En la ciudad aún no hay un modelo de participación en la que los vecinos puedan diseñar protocolos para actuar frente a desastres naturales o siniestros en sus colonias.
La organización Ciudadanía 19S considera que los simulacros en la capital han mejorado, pero el reto es que exista la colaboración comunitaria en la gestión de riesgos.
Por ejemplo, en el más reciente ocurrido el 20 de enero participaron 8 millones de ciudadanos. Colaboraron 329 mercados, 67 embajadas, los 28 Centros de Transferencia Modal (CETRAM), la red de universidades públicas, la Red del Sistema de Salud de la Ciudad de México, todas las escuelas de la Secretaría de Educación local, la Central de Abasto (CEDA) e inmuebles de empresas privadas.
La cifra de personas involucradas en el ejercicio representa el 40 por ciento de las 20 millones que están durante el día en la capital, según datos dados a conocer por la jefatura de Gobierno.
Sin embargo, se desconoce en cuántos barrios y comunidades se participó de manera organizada.
Incluso, la jefa de Gobierno reconoció que aún era un pendiente CDMX difundir más los simulacros entre la ciudadanía.
“Falta mayor información a la población porque se presentaron algunos episodios de crisis nerviosas”, declaró el 20 de enero, tras el macrosimulacro.
Piden involucrar a la población en la gestión de riesgos
Jorge Salomón Chida, vecino de la colonia Escandón y colaborador de la asociación civil Suma Urbana, considera que se deben implementar mecanismos para que la población se involucre, sepa qué hacer durante las emergencias y cómo organizarse a nivel local.
La organización tiene dos fines: hacer un registro de las necesidades y los riesgos que existen, así como formar vínculos comunitarios que coadyuven a mejorar la calidad de vida de las personas, explica Jorge.
Aunque los capitalinos conocen las acciones a realizar durante un sismo debido a que existen campañas e información al respecto, no saben cómo actuar después.
“Realmente nadie sabe a dónde ir, ‘si voy a un parque, un hospital, me quedo en medio de la calle’, esa parte queda muy vaga. O cómo identificar los riesgos más visibles”, menciona el también geólogo.
Una propuesta que considera viable es que haya señalética que indique qué hacer tras las emergencias.
“Hay un proyecto que tenemos. Es hacer con colores –en los parques de cada barrio, en los postes del C5–, fichas de información que indiquen donde están los hospitales o lugares seguros para que se puedan replegar (…) sería increíble tener pancartas o stands de información de las emergencias o los riesgos a los que son propensos”, afirma
Para detectar esos peligros, refiere que es muy importante la participación comunitaria.
“Cuando tienes una organización vecinal y tratas los temas de protección civil y riesgos, se puede advertir de los puntos rojos como las inundaciones que hay en la colonia”, detalla.
A pesar de que no hay mecanismos implementados por el Gobierno capitalino para fortalecer la participación comunitaria en protección civil y gestión integral de riesgos, hay tres iniciativas ciudadanas en la Ciudad de México.
La colonia Juárez, alcaldía de Cuauhtémoc; la Portales, en Benito Juárez; y el pueblo de San Gregorio Atlapulco en Xochimilco; son las zonas de las capital que han realizado proyectos comunitarios para identificar riesgos en su demarcación, informa el Manual Prepararnos Ante el Riesgo de la organización Ciudadanía 19S.
Aplicar la ley
Laura Freyermuth, autora del Manual Prepararnos Ante el Riesgo, informa que la participación comunitaria en el tema de protección civil está contemplada legalmente. Pero su aplicación se está quedando en el limbo.
Desde junio de 2019, cuando entró en vigor la Ley de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil de la capital, se crearon las figuras de los comités de Seguridad y Protección Civil y los de Detección de Riesgos en las colonias.
Su intención es que la comunidad, con capacitación y asesoría de la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, pueda identificar y mapear los peligros de la zona.
“Deben darle vida al Comité de Seguridad y Protección Civil y a los Comités de Detección de Riesgos para que elaboren sus Atlas de Riesgos Participativos, lo que ayudará a saber cuáles son las rutas de evacuación de la colonia o cómo debe reaccionar el pueblo ante un sismo o emergencia”, indica Freyermuth.
Muy pocos vecinos conocen ambos mecanismos y su utilidad porque no se les ha dado difusión ni se ha buscado implementarlos.
“Nosotros como ciudadanía estuvimos publicando qué hacer durante un sismo y en emergencias, como tener un plan familiar, pero siguen sin socializarse los mecanismos como talleres o cursos”, dice.
Durante el simulacro del 20 de enero pasado hubo una mejoría en el trabajo de las autoridades; sin embargo, aplicar acciones en conjunto con la ciudadanía es un pendiente, reconoce.
“Más o menos se siguen los protocolos en empresas y en el gobierno, pero ¿qué pasa con todos los que están en las casas habitación en sus colonias? Falta aterrizar los esfuerzos ciudadanos”, declara Freyermuth.
Para que en caso de un sismo parecido al del 19 de septiembre de 2019 la población esté mejor preparada para responder de manera eficiente, falta capacitarla.