Fox promueve la economía… pero de China
El ex presidente Vicente Fox se ha convertido en embajador de los empresarios chinos en Guanajuato, aunque esto no se traduzca de manera automática en buenas noticias para la industria mexicana ni para muchos de los trabajadores contratados por marcas asiáticas asentadas en el Bajío.
Fox organizó el Festival de China, un encuentro bilateral entre México y el gigante amarillo, que tendrá lugar en el Centro Fox a partir de este viernes y hasta el lunes próximo.
Raúl TortoleroEl ex presidente Vicente Fox se ha convertido en embajador de los empresarios chinos en Guanajuato, aunque esto no se traduzca de manera automática en buenas noticias para la industria mexicana ni para muchos de los trabajadores contratados por marcas asiáticas asentadas en el Bajío.
Fox organizó el Festival de China, un encuentro bilateral entre México y el gigante amarillo, que tendrá lugar en el Centro Fox a partir de este viernes y hasta el lunes próximo.
A esta reunión acudirán unos 20 altos funcionarios del gobierno chino que invertirían hasta 20 mil millones de dólares en ese país y unos 150 empresarios mexicanos.
También, según Fox, acudirán miembros del equipo de transición del gobierno del presidente electo Enrique Peña Nieto.
“Estarían interesados en que los mexicanos inviertan en proyectos de grandes obras de infraestructura, como carreteras, puertos, aeropuertos, estadios deportivos“, dijo Fox.
Además, el Centro Fox impartirá de forma “gratuita” talleres, cursos y seminarios para facilitar puentes comerciales entre ambos países.
Condiciones de esclavitud
No todos comparten el optimismo de Fox. Eliseo Martínez López, ex alcalde de León y propietario de la fábrica de calzado “Ego“, tiene una postura crítica ante esta iniciativa.
Es un experto que conoce bien lo que está sucediendo en Guanajuato, y en concreto en León y en San Francisco del Rincón, donde un gran número de empresas orientales se han instalado recientemente.
Para él, las actividades de compañías de otros países, no solo de China, que han asentado sus reales en esa zona, no ha sido muy afortunada en vista de las preocupantes condiciones laborales que aplican.
Como ejemplo, cita la existencia en las fábricas de una suerte de “supervisores”, algo muy usual en la cultura oriental, pero que en México se conocen como “capataces”.
Un ejemplo de esas prácticas es lo que ocurrió con un supervisor llamado Kim Jaeoak, de la empresa coreana Sam Won, establecida en Querétaro, que golpeaba y abusaba de los trabajadores hasta tal punto que las autoridades locales se vieron obligadas a clausurar la planta.
Sólo en Querétaro habría unos 12 mil mexicanos trabajando en 38 compañías coreanas. Sam Won operó al menos durante tres años sin licencia.
Para Eliseo Martínez López, ex presidente de la Cámara de la Industria del Calzado del Estado de Guanajuato (CICEG), de la que sigue siendo miembro, muchas de las empresas orientales en Guanajuato obligan a los trabajadores a laborar en condiciones fuera de la ley.
En el área de San Francisco del Rincón florecen las empresas orientales.
“Hay muchas historias”, dice el industrial a Reporte Índigo. Hay costumbres importadas de esos países que han quedado en el pasado para las leyes mexicanas.
Por ejemplo, los turnos de trabajo no son de ocho horas, sino hasta de 12. Además, muchas no ofrecen seguro social y el entorno laboral es hostil.
Asegura que no ve mal el desembarco de empresas chinas, siempre y cuando traigan nuevas tecnologías.
Pero “sí vería muy mal” que compitieran contra los empresarios locales y que, dada la forma en que trabajan, con gente fuera de la cobertura del seguro social o de la legislación laboral mexicana, saque provecho.
Porque, dice, entonces la única manera de competir de los mexicanos va a ser “hacer lo mismo”, lamenta.
En la industria del calzado “sí estamos muy preocupados”, dice, no por la competencia en sí, sino por la aparición de empresas que no cumplen las normas de trabajo o que reciben subsidios gubernamentales que hacen dumping o competencia desleal a los productos nacionales.
Habrá que esperar y hablar con Fox para que explique en detalle qué es lo que pretende, comenta. “Se trata de mejorar el nivel de vida de los mexicanos, no de empeorarlo”, exclama Martínez López. Y reconoce que lo que ocurrió con Sam Won en Querétaro es bastante similar a lo que pasa en Guanajuato.
Y apunta que los trabajadores, si tienen apuros económicos trabajarán donde se les ofrezca, pero en cuanto se les presente una nueva oportunidad, “más decente”, se irán.
La legalidad con la que operan muchas empresas orientales, especialmente de calzado, critica Martínez, deja mucho qué desear.
Por último, el industrial opina que es válido que Fox promueva que la industria extranjera se instale en México, siempre y cuando brinde nueva tecnología y cumpla las normas mexicanas, incluidos los requisitos fiscales y el seguro social. No parece que eso suceda en este momento.