De ganar la presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, sometería su mandato a revocación a los tres años de su administración.
El candidato de la coalición Juntos Haremos Historia aseguró en un mitin en Uruapan, Michoacán, que a mitad del sexenio sometería a consulta su permanencia al frente del gobierno.
Acompañado en el templete por José Manuel Mireles, otrora líder de autodefensas, el tabasqueño informó que no piensa en reelegirse pues “con seis años nos va a alcanzar el tiempo”.
Al abundar sobre la revocación del mandato, señaló que el proceso se realizaría cuando se celebren elecciones municipales o para diputados federales en el país.
“Va a haber también una boleta (al respecto) porque el pueblo pone y el pueblo quita”, aseveró el morenista.
En países establecidos democráticamente, la revocación del mandato es un instrumento que no se utiliza con frecuencia.
Como un elemento de democracia directa, la revocación se podría dar con la participación mínima ciudadana, pero los tribunales tendrían que pronunciarse.
En México, en 1923, Rafael Nieto, entonces gobernador de San Luís Potosí, presentó una iniciativa, que fue aprobada, para establecer en la Constitución local la iniciativa popular, que permitiría “ampliar las funciones de la sabiduría colectiva”.
En la Constitución de la Ciudad de México se establece que un 10% del electorado puede solicitar ante las instancias electorales la remoción de un servidor público si no le parece adecuado su trabajo.
