La política arancelaria de Donald Trump sigue dando de qué hablar; ahora la automotriz estadounidense General Motors (GM) advirtió que las tarifas impuestas a los vehículos importados a Estados Unidos reducirán el tamaño de la empresa y la cantidad de personas que emplea en el país.
La automotriz subrayó, en una declaración enviada al Departamento de Comercio, que habría “graves impactos negativos” si se aplica el plan arancelario en Estados Unidos, que podría ser de hasta 25 por ciento, según el propio Trump.
La mayor automotriz en Estados Unidos destacó que tarifas demasiado elevadas podrían “conducir a un GM más pequeño, una presencia reducida en el país y en el extranjero para esta icónica compañía estadunidense y el riesgo de contar con menos, no más, empleos en Estados Unidos”.
GM declaró que las tarifas podrían subir los precios de los vehículos y reducir las ventas. Incluso si los fabricantes de automóviles optaran por no transferir costos más altos, “esto aún podría generar menos inversión, menos trabajos y salarios más bajos para nuestros empleados”.
El efecto de una menor inversión y una fuerza de trabajo más pequeña podría además retrasar los avances de las tecnologías innovadoras, de acuerdo con GM.
La administración utilizó la misma justificación legal para imponer esta primavera aranceles a las importaciones de acero y aluminio.
Por su parte, la automotriz japonesa Toyota presentó este viernes comentarios similares, argumentando que mayores tarifas “amenazarían la fabricación, el empleo, las exportaciones y la prosperidad económica de Estados Unidos”.
La compañía resaltó que su inversión en una planta de automóviles en el estado de Alabama, con un costo de mil 300 millones de dólares, apuntaba a su confianza en Estados Unidos.
Toyota señaló que los fabricantes de automóviles internacionales que ensamblan vehículos en Estados Unidos tienen su sede en países como Japón, Alemania y Corea del Sur, “que son los aliados más cercanos de Estados Unidos”.