La guerra entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel Nueva Plaza que les arrebató la vida a los tres estudiantes de cine pudo haber generado otras varias decenas de desapariciones tanto de jóvenes como personas adultas en la metrópoli de Guadalajara.
Los efectos de esa guerra que según la versión de las autoridades habría surgido desde el comienzo del 2017, son reconocibles en los tres municipios citadinos donde se ha concentrado hasta ahora: Tlaquepaque, Tlajomulco de Zúñiga y Tonalá, en este último fueron “levantados” el 19 de marzo los estudiantes de cine Javier Salomón Aceves, de 25 años; Marco Ávalos, de 20 años y Daniel Díaz, de 20 años.
En el periodo 2017-2018 en el que se ha desarrollado esa lucha entre organizaciones criminales, los tres municipios citados fueron el escenario de 91 desapariciones totales, 15 de estas víctimas son mujeres y 76 hombres, de acuerdo con el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED).
De todas estas desapariciones en esa zona de guerra en que se han convertido esos municipios metropolitanos, 50 de las víctimas son menores de edad -ya sea infantes o adolescentes- y jóvenes con edades que van de los 8 a los 29 años; ocho de estos son mujeres y el resto hombres.
Casos todos estos que al no haber trascendido a la arena mediática, ni a las redes sociales de Guillermo del Toro o de la comunidad artística internacional, no han contado con el mismo despliegue institucional que el Gobierno estatal ha dedicado para atajar la crisis desatada por los estudiantes de cine víctimizados.
Si la mirada se extiende a toda el Área Metropolitana de Guadalajara con sus nueve municipios (Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tonalá, Tlajomulco, El Salto, Juanacatlán, Ixtlahuacán de los Membrillos y Zapotlanejo), el RNPED da cuenta de 224 desapariciones en ese mismo lapso 2017-2018 de la guerra de cárteles.
La propia Fiscalía ha reconocido que no hay certeza de cuántos cuerpos pudieron ser diluidos en la finca de Tonalá que se halló equipada para ese fin, dentro del caso de los estudiantes, con 46 bidones de 56 litros y ácido sulfúrico al 98 por ciento de pureza, y tres tinacos con restos de esta sustancia “que es frecuentemente utilizada por bandas delictivas para la disolución de cadáveres”.
“No les creemos”
La Universidad de Medios Audiovisuales (CAAV) expresó su duelo y se despidió de sus tres estudiantes que, durante sus tareas extraescolares en Tonalá, fueron “levantados” y desaparecidos desde el 19 de marzo.
“En el CAAV estamos en duelo. Nos han asesinado a tres estudiantes, a tres familias les han asesinado a sus hijos. En Jalisco se perdió la paz, la justicia, los ciudadanos hemos sido abandonados y traicionados. Este duelo no se quita con el tiempo, pues siempre nos faltarán Marco, Daniel y Salomón”, señaló en Facebook.
De cara a las manifestaciones de ciudadanos, colectivos y estudiantes, la UNAM y la UdeG se sumaron a las muestras de indignación y tristeza.
“Las muertes de Javier Salomón Aceves, Jesús Daniel Díaz y Marco Francisco Ávalos se suman a una cruel y creciente realidad que amenaza a la juventud mexicana (…) exigimos acciones inmediatas para frenar y erradicar esta violencia que a todos nos agravia e indigna; así como una investigación exhaustiva que conlleve a la detención de los responsables de esta atrocidad”.
También expresaron su solidaridad para con la familia de los estudiantes, reconociendo la versión de las autoridades, según las cuales los estudiantes fueron disueltos en ácido por el CJNG.
Sin embargo, desde las organizaciones estudiantiles, tanto oficiales como independientes, se ha puesto el acento en el requerimiento de una comisión de expertos independientes y el acompañamiento de la investigación particular con peritajes independientes.
En la marcha del martes se podía leer en pancartas la consigna de “no les creemos, los queremos vivos”, en alusión a la versión de la Fiscalía sobre la disolución de los cuerpos.
Otras organizaciones como el Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo (CEPAD), Por Amor a Ellxs y académicos de distintas universidades señalan que este aporte técnico autónomo daría certeza a lo presentado por las autoridades.
Para este jueves se prevén diversas manifestaciones que sigan poniendo el dedo en el renglón, una de las convocatorias es organizada por la Federación de Estudiantes Universitarios de UdeG y otras agrupaciones oficiales de dirección estudiantil.
La otra convocatoria se decidió en la Asamblea Interuniversitaria que se efectuó en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, para no perder la perspectiva de organización del movimiento estudiantil y en memoria a los 43 meses que se cumplen de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Zona en disputa
El Cártel Nueva Plaza que está disputando toda una franja del Área Metropolitana de Guadalajara al CJNG habría surgido de una escisión de esta última organización, hasta hace poco monolítica en el estado, de acuerdo con las autoridades.
El nuevo grupo criminal disidente estaría encabezado por un sujeto de apodo “El Cholo”, quien habría ocupado un lugar destacado en el sicariato del CJNG. Lo que sostiene la Fiscalía es que Diego Mejía, otro miembro del Cártel Nueva Plaza, hoy preso, es dueño de la finca donde los estudiantes filmaron desde el 18 de marzo, lo que puso en alerta al CJNG que los creyó parte del grupo rival, de ahí su muerte.
Lo cierto es que los tres municipios donde se presume la mayor fortaleza del Cártel Nueva Plaza: Tlaquepaque, Tlajomulco de Zúñiga y Tonalá, han sido el escenario de 591 asesinatos en el periodo 2017-2018 con esa lucha de cárteles.
Para dimensionar las secuelas de la guerra: Tlaquepaque pasó de 118 asesinatos en 2016 a 160 en 2017 (35.59 por ciento más), y en 2018 ya suma 65; Tlajomulco pasó de 132 asesinatos en 2016 a 157 en 2017 (18.93 por ciento más), con otros 47 en 2018; y Tonalá que tuvo 69 asesinatos en 2016 casi los duplicó con 133 en 2017 (92.75 por ciento), este año suma 29.