México, un oasis para subversivos
La reciente detención de Raúl Escobar, integrante en Chile del grupo guerrillero Frente Patriótico “Manuel Rodríguez”, ha puesto en evidencia la facilidad con la que integrantes de grupos subversivos y terroristas de otros países encuentran refugio clandestino en México, en donde muchos han podido llevar una doble vida.
J. Jesús Lemus
La reciente detención de Raúl Escobar, integrante en Chile del grupo guerrillero Frente Patriótico “Manuel Rodríguez”, ha puesto en evidencia la facilidad con la que integrantes de grupos subversivos y terroristas de otros países encuentran refugio clandestino en México, en donde muchos han podido llevar una doble vida.
El caso de Raúl Julio Escobar Poblete, al que se le relaciona con un grupo de secuestradores que actúa en la región de San Miguel de Allende, ha prendido los focos de alerta en las esferas de la inteligencia mexicana, pues es el segundo terrorista internacional que se captura en México en lo que va de este año.
Apenas el pasado 23 de febrero fue detenido en León, Guanajuato, el español Ángel María Tellería Uriarte, apodado “Antxoka” o “Koldo”, al que se le relaciona con el grupo terrorista vasco ETA; estaba radicado en nuestro país desde 1987, cuando ingresó con una visa de turista.
En México, de acuerdo a fuentes extraoficiales del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), se tiene registro de la operación de al menos nueve grupos subversivos, los que podrían tener relación con el otorgamiento de identidades falsas a los miembros de grupos subversivos de otros países que se radican en México.
Los grupos subversivos mexicanos sobre los que el aparato de inteligencia del Gobierno federal ha venido dando seguimiento, frente a la hipótesis de que podrían estar relacionados con el ingreso de terroristas a nuestro país, son agrupaciones mayoritariamente de ideología marxista-leninista que operan en los estados del centro y sur del país.
Se señala al Ejército Popular Revolucionario (EPR), el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgentes (ERPI), las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP) y el Comando Jaramillista Morelense “23 de Mayo”, cuya presencia se considera activa desde 1995.
Otras organizaciones insurgentes son el Ejército Villista Revolucionario del Pueblo, el Comité Clandestino Revolucionario de los Pobres y el Comando Justiciero “28 de Junio”.
En la lista del Cisen de organizaciones que podrían estar relacionadas con el terrorismo internacional, reconocidas además como grupos armados que atentan contra la seguridad del país, están también el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), la Tendencia Democrática Revolucionaria y la Coordinadora Guerrillera Nacional “José María Morelos”.
Bloquean fondos
Desde el 2014, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) estableció parámetros oficiales para bloquear cuentas bancarias a quienes “cometan, o intenten cometer, actos de terrorismo, participen en ellos o faciliten su comisión”.
La SHCP mantiene desde el 2015 una “Lista de Personas Bloqueadas”, en donde, de acuerdo al periodista Silber Meza, estarían incluidas al menos unas 620 personas físicas y morales que mantienen una presunta relación con el terrorismo internacional, entre ellas organizaciones como Al Qaeda, Los Talibanes y el Estado Islámico.
Apenas el pasado 20 de abril, el secretario de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade, y el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, acordaron fortalecer los esquemas vigentes en el combate al lavado de dinero y el financiamiento al terrorismo, según un comunicado de la SHCP.
Para Estados Unidos, más que para México, resulta preocupante la presencia de miembros de organizaciones subversivas y terroristas que puedan introducirse a su territorio a través de la frontera sur.
Vida ‘normal’
Algunos bajo fachadas de profesionistas retirados, diversos terroristas han logrado ocultarse por años en México:
> Manuel Quintans López. Español acusado de ser militante del Exercito Guerrilheiro do Povo Galego Ceive (EGPGC). Detenido en 1998 en Morelia. Se desempeñaba como periodista en el periódico La Voz de Michoacán.
> Juan Jesús Narváez Goñi e Itziar Alberdi Uranga. Detenidos en febrero del 2014 en Puerto Vallarta, Jalisco. Durante 22 años Juan Jesús se hizo pasar como un ingeniero retirado dedicado a la fotografía. Era acusado de ser integrante del ‘Comando Legal X-1’ de la ETA, al que se le atribuyen varios asesinatos.
Por su parte Itziar se mostraba como ama de casa, alejada del ‘Comando Araba’ al que perteneció, responsable del secuestró del empresario Lucio Aginadle.
> Hilario Urbizu San Román, de la ETA, detenido en el 2015; durante 15 años se ocultó entre la comunidad indígena de la sierra mazateca de Oaxaca como un técnico en reparación de maquinaria de aserradero. Se casó, tuvo hijos y obtuvo la nacionalidad mexicana, lo que ha hecho imposible su extradición a España.
> Enrique Gorriarán Merlo encabezó en Argentina al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Detenido en 1995 en la Ciudad de México, durante siete años pasó su vida como maestro jubilado, sin que sus vecinos imaginaran que estaba ligado al asesinato del exdictador nicaragüense Anastasio Somoza, en septiembre de 1980.
> Miguel Cavallo, detenido en el 2000 en Cancún y extraditado. En México fue director del Renave. En Argentina fue capitán del ejército y responsable de decena de desapariciones forzadas de personas.
Con pasado para ocultar
El factor común de la mayoría de los detenidos, por actos terroristas en su país, que radicaban en México hasta la fecha de su aprehensión, es que llevaban una vida normal, a veces incrustados en círculos sociales que para nada delatarían su pasado delictivo.
Un ejemplo claro es el de Manuel Quintans López, un español acusado de ser militante del Exercito Guerrilheiro do Povo Galego Ceive (EGPGC), que fue detenido en 1998 en la ciudad de Morelia al momento de llegar a su trabajo en el periódico La Voz de Michoacán.
Fue extraditado a España y ahora incursiona en la vida literaria con su libro “Planeta Inferno”, y sobresale como abogado.
El caso también aplica para los exintegrantes del grupo separatista vasco (ETA) Juan Jesús Narváez Goñi e Itziar Alberdi Uranga, detenidos en febrero del 2014 en Puerto Vallarta, Jalisco, tras 22 años viviendo bajo la fachada de un matrimonio retirado.
Otro integrante del grupo terrorista ETA, Hilario Urbizu San Román, al que se le conocía como “La Escopeta”, fue detenido el 6 de mayo del 2015 en la comunidad de Aguascalientes, en el municipio de Tehuantepec, en Oaxaca; luego de 15 años de ocultarse fue ubicado y reclamado por las autoridades judiciales de España.
El también exlíder guerrillero que se pudo camuflar entre la sociedad mexicana es el argentino Enrique Gorriarán Merlo, quien encabezó en la década de los 70 al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), de filiación trotskista.
Fue considerado como el hombre más buscado por los servicios de inteligencia de Argentina y detenido el 29 de octubre de 1995 en la Ciudad de México.
Otro que fue acusado de terrorismo, genocidio y tortura, y que bien representa la facilidad con la que se puede iniciar una nueva vida en México, es el caso del argentino Ricardo Miguel Cavallo, quien, a pesar de ser buscado en su país, llegó a ser parte de la estructura de gobierno en el periodo de Ernesto Zedillo, en donde fue director del Registro Nacional de Vehículos (Renave).