El alcalde de Guadalajara, Enrique Alfaro, dejó al Frente Ciudadano por México con una rodilla en la lona después de que rechazara aliarse con el PAN y el PRD para competir por la gubernatura del estado.
El golpe, directo a la mandíbula, puso en evidencia la fragilidad de la coalición entre los tres partidos en el terreno local.
Una cosa son los acuerdos que los tres líderes nacionales: Ricardo Anaya, del PAN; Alejandra Barrales, del PRD, y Dante Delegado, de MC hagan entre ellos para buscar quedarse con la presidencia y otra muy distinta es tratar de imponer sus caprichos a nivel estatal y municipal, donde cada entidad tiene su propia manera de operar.
Con esta decisión, dada a conocer mediante un video publicado en Youtube por Alfaro, la única oportunidad clara que tenía el Frente de ganar una elección se esfumó.
No cabe duda que el rechazo por parte del emecista dejó a los principales promotores de la coalición sorprendidos, pues desde que se habló de llevar el acuerdo tripartita a nivel nacional, Enrique Alfaro fue, junto con Dante Delgado, uno de los principales negociadores del partido Movimiento Ciudadano.
Incluso, en meses pasados, después de su segundo informe de labores en el cual estuvo presente Alejandra Barrales como invitada de honor, ésta dijo a medios nacionales que Alfaro era el candidato ideal para encabezar la candidatura al gobierno de Jalisco.
Actualmente Movimiento Ciudadano gobierna 24 de los 125 municipios tapatíos incluidos los seis más importantes de la región: Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tlajomulco de Zúñiga y Puerto Vallarta, un factor que los ha puesto rumbo a conseguir, por primera vez en la historia del partido, una gubernatura.
Pero para poder lograr el objetivo en lo individual, MC se vio obligado a deslindarse de sus aliados en lo general, pues el único candidato capaz de lograr la ansiada victoria considera que la alianza del Frente únicamente los debilita, ya que el PAN y el PRD le quitarían argumentos, discurso y “punch”, asegura Alfaro.
De acuerdo con el alcalde tapatío las encuestas lo colocan con un aproximado de un millón y medio de votos, más que suficiente para reclamar el puesto como gobernador sin la necesidad de unirse a ningún otro partido.
Huele a revancha
Más allá de que Enrique Alfaro no necesite de una alianza para cumplir su objetivo, su negativa por cooperar con los otros dos partidos que conforman el Frente Ciudadano por México, especialmente con el PRD, huele a revancha política.
Hace cinco años, cuando el ahora puntero en las encuestas buscó volverse el primer mandatario del estado mediante una coalición con el Partido del Trabajo, el Partido de la Revolución Democrática y la agrupación política Alianza Ciudadana, Enrique Alfaro acusó al partido del sol azteca de traición y rompió con la institución de último minuto. Un hecho que facilitó al actual gobernador priista, Aristóteles Sandoval, ganar los comicios en 2012.
Queda claro que Enrique Alfaro no olvida y no pretende cometer el mismo error dos veces, motivo por el cual acertó lo que podría considerarse como el golpe fatal al Frente Ciudadano por México, el cual él mismo considera ni siquiera podría llegar a conformarse.
Sus sospechas no se ven alejadas de la realidad, pues además de su rechazo, hay otros estados como Morelos o Guanajuato donde la coalición de los tres partidos se torna cada vez más endeble.
Aunado a esto, la falta de capacidad para llegar a un acuerdo que les permita elegir el método mediante el cual el Frente Ciudadano por México seleccionará a su abanderado presidencial, ha creado una situación al interior de la alianza que en vez de promover la unidad ha provocado fricciones entre sus principales impulsores.
Por un lado, el enfrentamiento entre Ricardo Anaya y Miguel Ángel Mancera por convertirse en el candidato que dé la batalla por quedarse en el lugar de Enrique Peña Nieto se ha convertido en uno de los principales problemas.
Mientras que el jefe de Gobierno pide una elección democrática y abierta que incluya a la ciudadanía, petición que apoya también el panista y exgobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, Ricardo Anaya y el resto de los presidentes nacionales de la coalición se han inclinado por el método del consenso, que de volverse una realidad, obligaría al primer mandatario capitalino y a Moreno Valle a dejar el Frente como han prometido públicamente.
Los retos que enfrentan PRD, MC y PAN como conjunto se vuelven cada vez más complejos y el tiempo continúa su paso. De querer hacer una realidad electoral la alianza tienen hasta el 13 de diciembre para ponerse de acuerdo y registrarse ante el Instituto Nacional Electoral como coalición.
En caso de no lograrlo antes de que den inicio las precampañas el Frente habrá muerto sin siquiera haber cobrado vida, un resultado que pondría en evidencia el fracaso de su principal promesa: dar prioridad al proyecto antes que a los intereses personales de las figuras que lo conforman.
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