Héroes sin capa
Además de los mexicanos que se congregaron por millares en las zonas afectadas de la Condesa y la Roma Norte, extranjeros que viven en México se unieron a la labor de ayuda y rescate sin fin de lucro
Hidalgo Neira[kaltura-widget uiconfid=”38045831″ entryid=”0_ie8c9d1s” responsive=”true” hoveringControls=”true” width=”100%” height=”75%” /] La Ciudad de México no ha descansado en más de 72 horas, día y noche las labores de rescate continúan en las calles, pese a la falta de energía eléctrica y a que las autoridades locales y federales resultan insuficientes en la práctica.
Manos amigas de civiles voluntarios son la fuerza máxima que logra auxiliar con agua y alimentos. El número resulta incalculable y a veces resulta mayor al necesario, necesitando desalojar las áreas afectadas.
“¡Necesitamos médicos!”, grita un oficial de la Marina que mantiene una barricada en las inmediaciones de Laredo y Ámsterdam, a lo que jóvenes en bata y cubre bocas blancos responden y se acercan al lugar del derrumbe.
La señalética en código es clave para mantener el orden. Puño cerrado significa silencio absoluto en el lugar, ya que es probable que alguien pueda estar pidiendo auxilio desde los escombros, palma abierta, detener todo movimiento y dedo índice al aire seguir trabajando.
Centros de acopio improvisados como el de Cozumel 84, Fuente de Cibeles y el camellón de Durango y Sonora en la Roma norte son operados completamente por personas que de buena voluntad hacen llegar todo tipo de alimentos, agua y medicamentos para los afectados.
“Vamos nosotros para Xochimilco, esperamos poder llegar con los alimentos”, dice Pablo que, enfundado en piel y con una moto chopper, encabezaba un grupo de motociclistas que estaba por partir con comida preparada al sur de la ciudad y sus zonas dañadas.
Gallina y Zorro: dúo inseparable
A un costado del Parque México, después de sacar a una persona atrapada de los destrozos de Laredo y Amsterdam, Mirco Gallina espera atento y con calma instrucciones de qué labor sigue.
El hombre nacido en Italia lleva dos años radicando en México, viene de Tequisquiapan, Querétaro acompañado de “Zorro”, su perro pastor australiano que adiestró para emergencias de rescate; lo trajo consigo desde el país europeo, ya que allá laboraba en Protección Civil.
El hombre que solo ha dormido media hora, dijo que “Zorro” logró encontrar a cuatro personas con vida.
Ayuda madrileña
Con casco rojo y camiseta blanca, José Luis saluda a sus amigos en el cruce de Oaxaca y Sonora con un claro acento ibérico, al abordarlo dice ser madrileño de nacimiento y que radica en el Valle de México desde hace dos años.
“Hay mucha desorganización, yo creo que puedo aportar un poco, a lo mejor no tanto levantando piedras y tal pero sí a organizar y ayudar cooperando de esa manera”, pronuncia el español.
Desde las seis de la tarde del primer día José Luis se acercó a los vestigios de Ámsterdam y Laredo, en donde estuvo coordinando los camiones que entraban por cascajo.
José Luis sabe que hay gente de más en los lugares perjudicados, por lo que también espera el momento para llegar a aportar y no ir sin saber si es necesario el auxilio.
“Es una de las cosas que indicaba la gente, sobran manos, pero mejor que nos turnemos, nos relevemos y hagamos esto para descansar y apoyar al que esté cansado y relevarlo”, agrega antes de partir a otra área a punto de colapsarse.