‘Historiadores digitales’, base de Soy Nativo y A Paquiliztli
Los fundadores de los canales Soy Nativo y A Paquiliztli relatan las vivencias y aprendizajes que han tenido al divulgar la cultura indígena mexicana a través de videos que suben a YouTube
José Pablo Espíndola y Fernanda MuñozPara Mateo Alberto Martínez Pérez, fundador de Soy Nativo, es muy importante darles voz a los pueblos indígenas, por eso su canal de YouTube tiene un nombre estándar, porque en cada uno de sus videos son las personas del lugar las que hacen el recorrido y comparten sus tradiciones y cultura.
“Los pueblos necesitan mucha ayuda, necesitan expresarse y esa es una ventaja que nos da YouTube: la libertad de expresión.
“No nos debemos a ningún partido político, religión o empresa, por lo tanto las comunidades originarias pueden hablar con toda libertad, incluso, alzan la voz demandando cosas, como la falta de agua o de servicios de salud”, explica Mateo.
Derivado del proyecto, que ya cuenta con más de 65 mil suscriptores, Mateo ha podido recorrer gran parte de la República Mexicana y, por ejemplo, gracias a gente de la Sierra de Veracruz, donde la ciudad más cercana está a dos horas en camioneta, pudo descubrir un pueblo, una ciudad prehispánica, que sucumbió por un alud de tierra; es decir, le cayó un cerro encima.
Otra gran experiencia que recuerda el creador de contenidos es el haber convivido con los huicholes y que lo hayan dejado grabar la ceremonia del peyote, sobre todo la forma en que el chamán o el marakame se prepara durante 25 años para poder ser guía del rito.
“Toda la enseñanza que reciben ellos es a través de los viajes astrales, los cuales hacen al consumir peyote; entonces, los abuelos, los marakames más antiguos, les dan el peyote a los nuevos y una vez que están en ese estado de éxtasis evolutivo, su conciencia se desprende del cuerpo y ahí es donde les enseñan. Su conocimiento es de una sabiduría profunda”, cuenta Mateo.
Por su parte, Diego Juárez Viveros, creador del canal A Paquiliztli, donde difunde temas de la cultura mexicana y comparte su arte de tejido con ganchillo, oficio que le enseñó su madre, desde Estados Unidos busca que los mexicanos amen su identidad y que más gente se sienta atraída por ella.
“Siempre, toda mi vida, he querido rescatar mis raíces, soy mestizo. Me vine a los Estados Unidos cuando tenía cuatro años, entonces no conocía mucho México ni mi cultura, por lo que quise rescatarla”, cuenta Diego.
Él comenzó a crear contenido en 2004, pero empezó a tener más popularidad en el 2013. La mayoría de sus usuarios son mexicanos que viven en Estados Unidos y que sólo hablan inglés, aunque también tiene suscriptores de habla hispana y de Rusia, en donde son muy populares los tejidos.
Los contenidos de A Paquiliztli están en español, inglés y náhuatl, tres idiomas que Diego domina a la perfección, por lo que pronto también lanzará clases sobre el último para que la gente conozca la riqueza de ese lenguaje.
“A mí me gusta no sólo decir ‘voy a pensar en esto, voy a pensar en lo otro’, me gusta enfocarme en la acción, como yo mismos quise aprender un idioma indígena, alentaría a la gente a que escogiera uno para aprenderlo, esa es otra forma de preservar la cultura”, opina Juárez Viveros.
Antes que tecnología, comunicación personal
Para conmemorar el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, en la Ciudad de México se llevó a cabo, del 2 al 9 de agosto, la 11 Jornada por la Visibilización de la Presencia Indígena, en la que, a través de conferencias y charlas virtuales se buscó sensibilizar a la sociedad y a las autoridades para con las comunidades originarias.
Pascual de Jesús González, uno de los organizadores de la jornada capitalina, comparte que a los participantes de las conferencias les costó adaptarse al manejo de las tecnologías y plataformas virtuales, pues anteriormente no acostumbraban hablar frente a una pantalla, sino cara a cara.
“En las jornadas pasadas no utilizamos mucho lo virtual. Es decir, de pronto había alguien entre el público que nos grababa y listo. Ahora tuvimos que adaptarnos y creo que ha resultado bien”, asegura González.
Al respecto, José Manuel del Val, etnólogo por la Escuela Nacional de Antropología e Historia, menciona que aunque las tecnologías pueden ayudar en la comunicación, la gente no debe perder la interacción personal, principalmente si se habla de las comunidades originarias.
Para el también investigador, es absolutamente necesario el carácter personal para conocer un poco más la concepción de la cultura de los pueblos indígenas, de la cual deriva su capacidad de control de la naturaleza y su desinterés en el desarrollo, pero sí en el buen vivir.
“Todos los planes respecto a las comunidades originarias se articulan desde un centro, y al darles órdenes se cree que esa es la mejor manera de trabajar con su cultura, y no, hay que preguntarles qué es lo que quieren para su gente, para su producción y para su vida. Esta es una tarea que implica mucha investigación para después poder subirla tecnológicamente y producirla”, detalla Del Val.
En ese sentido, el catedrático resalta que la tecnología es útil para comprender algo, para transferir conocimiento, pero nada más. Primero se debe sintetizar la información y discutirla de manera presencial con quien la proporciona.
De acuerdo con el especialista, si la pandemia “se sube mucho a la cabeza de la gente” y comienza sólo a intercambiar ideas a distancia a través de las plataformas digitales, se desarrollará una relación fragmentaria en la que la comunicación estará determinada por la tecnología y eso no es lo ideal.