Homilía electoral

La Constitución establece que México es un Estado laico y que los tres poderes de la Unión están separados, sin embargo, el peso que ha tenido la religión en el país ha provocado que las iglesias adquieran poder político al ser capaces de manipular a sus creyentes para que apoyen al partido político que comulgue con sus creencias
Carlos Salazar Carlos Salazar Publicado el
Comparte esta nota

[kaltura-widget uiconfid=”38045831″ entryid=”0_7erqtk1r” responsive=”true” hoveringControls=”true” width=”100%” height=”75%” /] En la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se establece claramente la separación de poderes y el estado laico, sin embargo, a pesar de esto la Iglesia Católica ha sido históricamente un ente cercano al poder político, hecho que le ha permitido impulsar muchas veces su propia agenda.

Hoy, en la antesala de la elección más compleja y trascendental en la historia de México, la Iglesia juega o intenta jugar un papel determinante en el proceso electoral y volver a ser una institución importante en la transición y en la vida política del país.

A través de declaraciones o comunicados por medio del editorial de la publicación ‘Desde la Fe’ y utilizando todos los medios a su alcance, la Iglesia Católica mexicana ya ha enviado señales de su postura en estas elecciones y, aunque de manera oficial se pronuncia por mantenerse al margen, en la práctica podría marcar parte del rumbo político-electoral en los próximos meses.

Tal y como los partidos políticos han hecho sus ajustes, en la Iglesia católica también se han suscitado movimientos en vísperas de la cita electoral, el más relevante es la llegada de Carlos Aguiar Retes como nuevo Arzobispo Primado de México, un sacerdote que se considera cercano al Papa Francisco y quien manifiesta un especial interés por el proceso electoral.

Al respecto, el especialista en temas religiosos, Bernardo Barranco, comenta que con la salida de Norberto Rivera y la llegada de Carlos Aguiar Retes, la participación de la iglesia en los próximos comicios será menos polémica.

“Yo no creo que la Iglesia Católica vaya a tener una presencia tan avasallante en el proceso electoral gracias a la salida de Norberto Rivera, quien si buscaba influir en la ciudadanía y en la clase política”, comentó.

El pasado 7 de marzo, en una entrevista desde el Vaticano, el arzobispo primado reconoció la importancia que tiene para el sumo pontífice la elección del próximo 1 de julio debido a la relevancia que tiene México para toda América Latina.

“El Papa Francisco está muy pendiente (…) Él sabe que este año es un proceso electoral complejo, difícil, no sólo por el vaticinio, sino también porque están en juego estos retos que tiene el país y están bastante polarizadas las posiciones, entonces va a ser una campaña muy dura, muy fuerte, que desgasta”.

El expresidente de la Conferencia del Episcopado mexicano no sólo enfrenta el enorme reto de recuperar la credibilidad de la iglesia o de intentar detener la pérdida de fieles en el país, sino que se coloca también como el principal interlocutor de la Iglesia con los candidatos y como una figura que puede cobrar relevancia en un posible conflicto postelectoral y una transición que podría tornarse complicada.

Por su parte, el antropólogo Elio Masferrer Kan, asegura que para las iglesias en México el proceso electoral que ya comenzó es muy importante porque “llevarse bien con el gobierno que ostente el poder los próximos seis años no es mala idea”.

El llamado de la Iglesia

En general en los últimos tiempos, los máximos representantes de la Iglesia católica en el país han hecho gala de moderación en sus declaraciones públicas, en sus comunicados e incluso en sus homilías, pero no por ello ha cesado la controversia por algunos de los posicionamiento oficiales de la iglesia.

Hace poco más de una semana, el 19 de marzo, la Conferencia del Episcopado Mexicano emitió un mensaje de los obispos mexicanos con motivo del proceso electoral 2018 con el título “Participar para transformar”, en donde mencionaba, entre otras cosas, la importancia de la participación ciudadana.

Sin embargo, en uno de los apartados incluidos en el texto, el CEM pide de manera implícita a los fieles no apoyar a aquellos aspirantes que promuevan la práctica del aborto o los matrimonios entre las personas del mismo sexo, una postura que siempre ha defendido la Iglesia y que se ha convertido en parte de su discurso central tras la promulgación de estos derechos en la capital del país.

Tal y como los partidos políticos han hecho sus ajustes, en la Iglesia Católica también se han suscitado movimientos en vísperas de la cita electoral

“Jesucristo revela verdades fundamentales que también son accesibles a la razón humana (… ) como el respeto que merecen las personas desde el momento de la fecundación y hasta la muerte natural; la importancia del matrimonio heterosexual y monogámico (…) la fe cristiana trasciende las propuestas políticas concretas y deja en libertad a los fieles para que elijan en conciencia de acuerdo a los principios y valores que han descubierto en la experiencia de la fe”.

En algunas arquidiócesis, los obispos han emitido criterios para sus fieles en víspera de las elecciones. Tal es el caso del obispo Pedro Elizondo de la prelatura de Cancún-Chetumal, quien sí hizo un llamado a votar por aquellos que defienden los valores de la fe católica.

“Voten por quienes están a favor de los valores éticos (…) a quienes defiendan la dignidad de la persona, la vida en todas sus etapas, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, el derecho primario de los padres en la educación de sus hijos, la libertad religiosa y las instituciones democráticas”.

Muy crítica se ha mostrado la Iglesia también a través de algunos comentarios en el semanario ‘Desde la Fe’, la publicación de la Arquidiócesis Primada, como fue el caso de su editorial “Hartazgo Electoral”, publicada en febrero pasado tras la finalización de las precampañas en donde cuestiona el dispendio y la simulación en este periodo.

“Lo que se pretendía que fuera un efectivo acceso a la participación de la ciudadanía, fue reducido a un mero impacto a la masa amorfa de votantes, que no le ha quedado más que ser una destinataria pasiva de mensajes huecos, sentimentalistas, vacíos y sin objetivos en pro del bien común”, señala el texto.

Continúa leyendo:

Episcopado pone reglas por Ernesto Santillán

Buscan Quedar Bien: Masferrer por J. Jesús Lemus

Debilidad ideológica por Mariana Recamier

Síguenos en Google News para estar al día
Salir de la versión móvil