Las universidades de Jalisco que recibieron cadáveres no identificados por el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) estaban obligadas a notificarle a esta dependencia el destino final que les darían a los cuerpos, sin embargo, el seguimiento falló por completo.
Un informe obtenido del IJCF señala que este organismo les perdió totalmente el rastro a los 397 cadáveres de personas no identificadas que cedió tanto a universidades privadas en Jalisco como a la propia Universidad de Guadalajara (UdeG), en el periodo de 2009 a 2018
Sin embargo, este organismo ignora qué se hizo con los cuerpos. Es decir, si fueron inhumados o incinerados por las casas de estudio e incluso el sitio en el que se depositaron los restos.
La directora del Servicio Médico Forense (Semefo) de Jalisco, Martha Stephania Robles Cervantes, indica al respecto en el Oficio IJCF/ FM/2277/2019/12CE/FM/03.
“Se informa que de acuerdo a lo establecido en los convenios que en su momento se celebraron para tales efectos, las instituciones educativas debían notificar por escrito, a este instituto y a las demás autoridades correspondientes el destino final que en su caso se hubiera dado a los cadáveres donados, adjuntando los anexos correspondientes que permitieran llevar un debido registro y control”.
Pero dichas medidas que, se supone, debía llevar el IJCF con base en los reportes de las universidades no se realizó, como lo reconoce a continuación la funcionaria.
“Se informa que no se localizó documento en que se notificara el destino que las instituciones dieron a los cadáveres que recibieron, reiterando que dentro de las facultades de este instituto no estaba el generar información que al respecto se solicita, ya que ello correspondía únicamente a las instituciones educativas a las que en su momento se les entregaron cadáveres en donación”.
Las universidades que fueron parte de este mecanismo fallido de donación de cuerpos de 2009 a 2018 fueron, según datos del IJCF, la Universidad Autónoma de Guadalajara, con 120 cuerpos recibidos en este lapso; el Tec de Monterrey, con 22; la Universidad Lamar, con 90; la Universidad Cuauhtémoc, con 3; y la UdeG, con 162 (aunque la UdeG solo reporta 131 cuerpos recibidos en esos años, lo que denota el descontrol que existe).
Cláusulas incumplidas en convenios con el IJCF
Los convenios que suscribió el IJCF con universidades privadas como Lamar, y con la UdeG, en el sexenio de Aristóteles Sandoval Díaz, confirman que estas instituciones debían rendir cuentas sobre la disposición final de los cuerpos no identificados que llegaban a sus manos.
El acuerdo entre el IJCF y la UdeG del pasado gobierno se firmó el 23 de septiembre de 2013, y fue rubricado por Marco Antonio Cuevas Contreras, entonces titular del Instituto, y por Itzcóatl Tonatiuh Bravo Padilla, entonces rector general de la casa de estudios.
En el documento el IJCF se comprometía a “poner a disposición de la Universidad (…) cadáveres de seres humanos de personas desconocidas, necesarios para el desarrollo de la actividad docente e investigación y no reclamados una vez transcurrido el plazo legal para ser considerados como tales y haber recibido de la Universidad la autorización de la autoridad correspondiente para disponer del cadáver”, según la cláusula segunda.
El mismo término, pero en el apartado de la UdeG, fracción IX, establecía que “la Universidad deberá de informar por escrito, adjuntando los anexos correspondientes, a el IJCF y demás autoridades correspondientes respecto del destino final que se le haya dado a los cadáveres que le entregue este último con motivo del presente acuerdo, a fin de llevar un debido registro y control”.
Esta obligación también se incluyó en convenios de universidades privadas como Lamar, que fue firmado el 13 de noviembre de 2013.
La trazabilidad de los cadáveres era fundamental, pues en los convenios no se descartaba que pudiera darse una identificación posterior de los mismos, ya fuera por investigaciones o por el reclamo de algún familiar en busca de su desaparecido, lo que volvía indispensable saber qué se hacía con los cuerpos.
Incluso en la fracción VII se le obligaba a la UdeG a “entregar los cadáveres que haya recibido aún después de haber concluido el plazo de depósito, cuando así lo solicite el IJCF o la autoridad competente o bien exista reclamación de algún familiar”.
La UdeG por su parte ha reportado que en el periodo de 2006 a 2018 recibió del IJCF 167 cadáveres no identificados y que 118 de estos los cremó.
Genética olvidada
En este informe del IJCF se revela que de los casi 400 cuerpos de personas no identificadas cedidos a universidades solo a una parte mínima se le aplicaron pruebas para poder generar un perfil genético, para posibilitar así una identificación posterior.
“Una vez que se procedió a la búsqueda de los 397 expedientes de cadáveres sin identificar donados a Universidades y una vez revisada la documentación contenida en cada uno de ellos es posible informar que 12 expedientes cuentan con la indicación para realizar la toma de muestra para confronta de perfil genético (ADN)”, indica el oficio de la funcionaria.
Esta búsqueda de los expedientes que refiere el IJCF la realizó por mandato del Instituto de Transparencia, Información Pública y Protección de Datos Personales (ITEI), en el recurso de revisión RR 2645-2019, pues inicialmente había aseverado que no había encontrado respaldos documentales relativos a la donación de cuerpos a las universidades.
“Debido a que no se dio cumplimiento al acto de entrega recepción por parte del anterior director del Semefo a la actual directora de esta área, no se tiene certeza de la existencia de documentos y demás información generada por la donación de cadáveres a instituciones académicas”.