¿Qué tanto deben saber los ciudadanos sobre la salud de sus gobernantes? ¿Es importante tener gente sana al frente del gobierno? ¿Dónde termina la línea de lo privado e inicia la de lo público?, son algunas de las preguntas en torno a la importancia de la salud de los mandatarios.
Se trata de un debate que ha surgido con personajes como Vicente Fox, Felipe Calderón y el propio Enrique Peña Nieto, sin embargo, el tema se ha colocado de nuevo en la agenda pública con el inicio del proceso electoral de 2018.
Apenas el mes pasado, el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, propuso que los aspirantes del Frente Ciudadano por México se sometieran al polígrafo, estudios médicos y control de confianza.
Aquella propuesta de Mancera no fue tomada en cuenta por los integrantes del Frente, sin embargo, este lunes, el precandidato del PRI a la Presidencia de la República, José Antonio Meade, propuso algo similar para los aspirantes a dirigir el país.
El exsecretario de Hacienda propuso que los aspirantes al cargo presenten sus pruebas toxicológicas, además de exámenes de salud físico y mental, luego que el dirigente del PRI en Campeche afirmó hace días que Meade daría positivo a exámenes antidoping.
Un debate con historia
“La siguiente vez que regrese yo a Campeche voy a traer mis pruebas toxicológicas, mi estado de salud física y de salud mental. Vamos a proponer que los demás precandidatos hagan los mismo. Que cualquiera que quiera participar goce de buena salud física… y de buena salud”, señaló Meade este lunes en un acto de precampaña.
Fox fue el primero en este siglo en ser sometido a la pregunta, pues en 2005 el IFAI negó la posibilidad de conocer las medicinas que le eran suministradas al entonces presidente, pues la prensa había difundido que el panista toma Prozac, medicamento contra la depresión.
Calderón tampoco se salvo del escrutinio, luego que desde varios frentes fuese cuestionada su supuesta adicción al alcohol y las condiciones en que estaba dirigiendo al país. La Presidencia negó las acusaciones y se negó a dar información al respecto.
La salud de Peña Nieto también ha estado en tela de juicio, pues en 2013 le retiraron un nódulo tiroideo y en 2015 le extrajeron la vesícula biliar, por lo que algunos opositores comenzaron a especular sobre su salud y exigieron un parte médico completo del mandatario.
Legalmente, los impulsores de que se conozca la salud de los gobernantes han perdido varias batallas, apenas en 2014 un Tribunal Colegiado en Materia Administrativa desechó un amparó para conocer la salud de Peña Nieto, bajo el argumento que era datos privados.