Independientes, la prueba de fuego
La figura de las candidaturas independientes está en juego. A pesar del hartazgo que existe hacia los partidos políticos, los contendientes ciudadanos no han logrado posicionarse como una alternativa confiable y su futuro dependerá de su capacidad para diferenciarse de los partidos políticos tradicionales
Carlos Salazar[kaltura-widget uiconfid=”39952882″ entryid=”0_9u026ga4″ responsive=”true” hoveringControls=”false” width=”100%” height=”75%” /]
Las elecciones federales de 2018 podrían marcar el futuro del modelo de las candidaturas independientes en México. Para quienes se postulen para alguno de los más de 3 mil cargos de elección popular por esta vía será una verdadera prueba de fuego.
Después del boom independiente de 2015 que haría posible, entre otras cosas, la llegada de un gobernador no postulado por alguno de los partidos políticos existentes, la marca independiente ha venido en una clara tendencia a la baja en los últimos comicios y hay quien augura que 2018 podría significar el fin del esquema emanado de la reforma política de 2012.
Apenas con tres experiencias electorales, la figura de las candidaturas independientes ha tenido que hacer frente a cuestionamientos sobre si en verdad han servido como vehículo para la participación ciudadana y si en realidad es representativa y se antepone como una alternativa real al desgastado sistema de partidos políticos.
No sólo es eso. El propio esquema planteado por el INE para que un ciudadano sin el respaldo de algún partido político pueda contender en una elección plantea requisitos sumamente difíciles de cumplir, lo que suele desalentar a los potenciales aspirantes.
La tendencia es muy marcada. Tras su primera aparición en las elecciones de 2015, la franquicia independiente ha perdido fuelle y, en 2016 y posteriormente en 2017, el número de registros han ido a la baja y los casos de éxito en una elección aún más.
Sin embargo, las elecciones del próximo año, las de mayor magnitud y que sin duda serán también las más complejas en la historia reciente, se presenta como una oportunidad para un nuevo intento de los sin partido para entrar de lleno en la arena política.
Si algo tienen a su favor es sin duda un cada vez más pronunciado hartazgo hacia la clase política tradicional, lo que podría abrir ciertos espacios que los haga más competitivos aunque difícilmente se pueda convertir en una tendencia general.
En contra tendrán no sólo la falta de estructura con la que cuentan los propios partidos, sino incluso el desencanto que se ha generado en la fugaz experiencia de los independientes, sobre todo en el caso del gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, y la falta de credibilidad sobre la marca independiente.
El termómetro perfecto
Lo que está en juego en los comicios de 2018 ha vuelto a despertar interés por parte de los aspirantes sin partido, sobre todo para contender por la Presidencia de la República, aunque para otros cargos de elección popular también podría haber un importante número de aspirantes.
Para muestra el hecho de que hasta ahora, 19 aspirantes a la candidatura presidencial por la vía independiente manifestaron su intención de aparecer en la boleta electoral, de los cuales 15 están registrados formalmente.
Si bien es casi imposible que la totalidad (quizá ni siquiera la tercera parte) de los pretendientes logren superar los requisitos, por lo menos podría haber tres independientes como opción presidencial.
Algunos harán su esfuerzo y quedarán en el camino, otros parece que sólo buscaron notoriedad pero no tienen ninguna posibilidad.
Lo que es cierto es que independientemente del éxito o fracaso de los independientes en la próxima elección, ya hay señales de un prematuro desgaste y 2018 será un parteaguas político en muchos sentidos para el país que vendrá acompañado de cambios en materia político electoral, en donde probablemente entrará una revisión al esquema de las candidaturas independientes.
Aunque la figura surge como una alternativa democrática y sería contraproducente eliminarla en el corto o mediano plazo, el 2018 será el termómetro perfecto para medir su verdadero alcance y poder hacer los ajustes necesarios en materia de requisitos, de perfiles e incluso de financiamiento para poder fortalecerla.
Tras lo visto en los últimos comicios y la propia dinámica electoral, las próximas elecciones de 2018 podrían ser una confirmación del naufragio temprano de la figura independiente que, en términos generales, no ha cumplido con las expectativas generadas desde su momento de apoteosis en 2015.
El 2018 será la hora de la verdad para la ola de candidatos independiente, quizá la última oportunidad de consolidarse como una alternativa viable que incida en la vida política o que, por el contrario, quede simplemente como una figura al margen y con una participación meramente testimonial.
La devaluación independiente
Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, gobernador de Nuevo León, y Pedro Kumamoto, diputado por el distrito 10 de Jalisco, son las dos caras de la moneda de la euforia independiente de 2015, ambos alcanzando triunfos históricos hace más de dos años pero con sensaciones muy diferentes en su electorado.
“El Bronco”, que llegó a la gubernatura contra todo pronóstico y, quizá el caso más emblemático del empuje independiente, se ha venido desdibujando a tal grado que hoy es mayor el porcentaje ciudadano que desaprueban su gestión que los que la aprueban.
Con grandes pendientes en su administración, sobre todo en temas de seguridad y ampliamente criticado por sus salidas de tono y sus enfrentamientos con la prensa ahora se lanza a la carrera presidencial.
Rodríguez Calderón que en su momento criticó al ‘chapulineo’ calificándolo como inmoral y afirmando que no se puede abandonar una responsabilidad política, ahora se apresta a dar el salto y dejar el cargo dos años después de haberlo jurado.
Pero el caso del “Bronco”, si bien el más emblemático de la debacle independiente es sólo el reflejo de una tendencia. En la elección de 2016 el número de candidatos independientes fue de 308 y para 2017 solo 91 obtuvieron su registro.
En cuanto a resultados, 2017 fue un año para el olvido para los independientes. En Veracruz, estado donde se renovaron 212 ayuntamientos, sólo en tres pudieron ganar las fórmulas independientes.
En Nayarit, Coahuila y Estado de México, donde hubo elecciones a gobernador, se registraron en total seis candidatos, todos ellos muy por debajo de las expectativas.
Hilario Ramírez “Layín” fue el que obtuvo un mejor porcentaje con el 11.9 por ciento de la votación y Javier Guerrero obtuvo un 7.4 por ciento en Coahuila. El resto quedó incluso por debajo del porcentaje de votos nulos. Ninguno de los aspirantes a una diputación local por la vía independiente alcanzó una curul.
Quizá el único caso exitoso como figura independiente ha sido el de Pedro Kumamoto, diputado local de Jalisco que además de mantener un vínculo directo con su electorado fue el autor de la reforma llamada ‘Sin voto no hay dinero’ para reducir el financiamiento a partidos, la cual pugna por llevar a nivel nacional.
Kumamoto se ha inscrito como aspirante a candidato independiente para integrar el Senado de la República.
‘Es prematuro juzgar’
Para el exconsejero presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde, es muy pronto para saber si el modelo de las candidaturas independientes ha sido exitoso o no, por lo que independientemente de lo que suceda en 2018, habrá que esperar algunos años para juzgar los avances.
“Yo creo que para plantear un cambio en el modelo primero hay que ver cómo funciona el mismo. Me parece que las observaciones que tenemos son muy escasas como para poder saber si el modelo es exitoso o no exitoso.
“Son varias cosas, yo creo que estamos apenas viendo los primeros experimentos de una innovación que es muy reciente, así es que me parece muy prematura cualquier conclusión que se pueda hacer”, sostiene.
Ugalde asegura que habría que esperar un promedio de entre 15 y 20 años para poder medir con mayor eficacia indicadores en términos como requisitos, financiamiento, impacto sobre la sociedad y calidad de los gobiernos que emanan de los candidatos sin partidos y poder tener una mejor perspectiva de lo que ha significado el fenómeno.
“En México hemos tenido experimentos que por no esperar su maduración a veces se pueden cometer errores. Esta rapidez o esta premura por avanzar a veces te puede llevar a retroceder”, concluye.
Figura inaccesible
Lourdes Morales, investigadora asociada del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y directora de la Red por la Rendición de Cuentas asegura que el verdadero problema en el modelo de la figura de candidaturas independientes es la regulación de acceso a este mecanismo.
“Creamos reglas que bloquean esta posibilidad, que lo hacen inaccesible, que lo hacen caro, que obliga a que estas personas tengan que pasar por los canales de intermediación de los partidos políticos y es un poco el mismo sistema reciclado pero bajo el nombre de independientes”.
Además, la investigadora sostiene que derivado de ello, la mayoría de quienes se postulan por la vía independiente en realidad son personas vinculadas a los partidos y que por las deficiencias en su democracia interna buscan este mecanismo sin que cuenten con un verdadero perfil ciudadano.
“En 2018 va a haber muchas de estas figuras, inclusive no descarto la posibilidad de que sean alentadas por los mismos partidos para fragmentar el voto y dudo mucho que haya una candidatura realmente con representatividad, con ese arraigo social, con ese modelo alternativo de los partidos políticos”.
Por último, Lourdes Morales afirma que para que haya una verdadera representatividad los partidos tendrían que lograr articular una agenda que realmente responda a las necesidades y proyectos que se están promoviendo desde la sociedad civil.
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