¿Infiltración criminal o perversión judicial?
Nadie sabe por qué los detuvieron. Pero continúan recluidos bajo investigación en la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO).
Y de acuerdo a los partes oficiales de la PGR, los generales Tomás Ángeles Dauahare y Roberto Dawe González deberán esperar a conocer su situación en las próximas 96 horas.
Su sorpresiva detención la noche del martes sacudió a la comunidad castrense porque se trata de dos generales de amplia, respetada y conocida trayectoria.
Raúl TortoleroNadie sabe por qué los detuvieron. Pero continúan recluidos bajo investigación en la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO).
Y de acuerdo a los partes oficiales de la PGR, los generales Tomás Ángeles Dauahare y Roberto Dawe González deberán esperar a conocer su situación en las próximas 96 horas.
Su sorpresiva detención la noche del martes sacudió a la comunidad castrense porque se trata de dos generales de amplia, respetada y conocida trayectoria.
Una comunidad castrense que todavía no se repone del asesinato de otro general, Arturo Acosta Chaparro, cuya investigación sigue sin novedades.
La detención que más impactó fue la del general en retiro Tomás Ángeles, que en este sexenio encabezó la Subsecretaría de la Defensa Nacional.
El militar es sobrino del legendario general revolucionario Felipe Ángeles.
Encabezó la Subsecretaría de la Defensa Nacional hasta 2008, año en que se retiró por haber cumplido 75 años.
Fue director del Heroico Colegio Militar, así como del Instituto de Seguridad Social para las Fuerzas Armadas Mexicanas.
En el sexenio foxista, se le encomendó, desde dentro de las fuerzas armadas, mantener vínculos cercanos con el entonces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador.
El desempeño de Tomás Ángeles Dauahare dentro del Ejército le valió para ser considerado un serio candidato para ocupar la Secretaría de la Defensa en la actual administración.
Por su parte, el general brigadier Roberto Dawe González era jefe del Estado Mayor en la 20ª Zona Militar de Colima al momento de ser detenido.
Según fuentes allegadas al Ejército, en las últimas semanas habría contribuido al decomiso de drogas del Cártel de Sinaloa.
Hermetismo oficial
¿Cuál fue la razón de las detenciónes? Hasta el cierre de esta edición, nadie lo sabía.
Sin embargo, en un inusual comunicado de prensa de la Sedena se presumía que habrían cometido algún delito.
“Esta Secretaría de Estado reitera su compromiso con la sociedad mexicana que de ninguna manera tolera actos contrarios a las leyes y, cuando alguno de sus elementos no se conduce conforme a derecho, sus actos se investigan y en su caso se sancionan con estricto apego a la ley, sin importar jerarquía, cargo o comisión, ya sea que se encuentren en activo o en retiro, y sin permitir cualquier aspecto de impunidad u opacidad, colaborando estrechamente con las instancias encargadas de la procuración de justicia”.
Al mediodía de ayer, funcionarios de la PGR informaron que la situación de ambos generales sería definida en un plazo máximo de 96 horas.
Posibles escenarios
Nunca había sido detenido un personaje de tan alto nivel y prestigio como Tomás Ángeles.
Incluso considerando al general Jesús Gutiérrez Rebollo quien fue sentenciado a purgar 40 años en prisión por haber otorgado protección al fallecido Amado Carrillo Fuentes, fundador del Cártel de Juárez.
Dadas las complejas circunstancias políticas que se viven a 45 días de la elección, se impone el análisis de qué pudiera haber influido en la detención de dos militares de tan alto rango.
Una voz escuchada
Cuando Felipe Calderón estaba a punto de asumir el poder, a Ángeles se le mencionaba como un fuerte candidato para la Sedena.
Y si bien no fue designado secretario de Estado, sí ocupó el cargo de subsecretario.
Aunque en 2008 tuvo que retirarse, personajes de la política, del mundo empresarial y hasta de la Iglesia mantienen una excelente relación con el militar.
Su experiencia y su opinión eran tomadas en cuenta ante las condiciones de inseguridad y violencia que imperan en el país.
Tan escuchada era su voz, que a nadie le extrañó su presencia en el evento sobre seguridad que organizó la Fundación Colosio en el marco de la campaña de Enrique Peña Nieto. El foro fue el 9 de mayo en San Luis Potosí.
En opinión de algunos analistas, y ante la escasa información sobre la detención, la maniobra tendría un propósito: inhabilitar desde ahora la posible influencia del general Ángeles en las decisiones castrenses del nuevo presidente. Sea quien sea.
De cualquier forma, el candidato del PRI salió a los medios a negar cualquier vínculo con el general Tomás Ángeles.
Otros sugieren que la detención obedece a la guerra desatada al interior del Ejército entre quienes aspiran a suceder al secretario de la Defensa, general Guillermo Galván Galván.
Se trataría de un juego de sillas: quien permanezca hasta el final será el ganador.
El general Tomás Ángeles estaría acumulando no solo simpatías, sino también influencia dentro y fuera de las fuerzas armadas. Entre políticos, empresarios y líderes de opinión.
Para otros, la causa real de la detención tendría su origen en los conocidos diferendos entre el Ejército y la Secretaría de Seguridad Pública (SSP).
No son pocos los que vienen advirtiendo los choques frontales entre las dos dependencias en el tema de seguridad. Y el general Ángeles era uno de los críticos más severos de la SSP.
Algunos, sin embargo, descalifican esta tesis porque no fueron policías federales quienes detuvieron a los generales, sino policías militares.
Lo cierto es que el arresto provocó preocupación en círculos políticos y empresariales.
Y es que si resultara cierto que militares de tan alto rango estuvieran involucrados en actividades criminales, estaríamos ante un grave problema de seguridad nacional.
Si no fueran ciertas las imputaciones contra ambos generales, entonces, el objetivo de las instituciones de procuración de justicia se habría pervertido.
Esperaremos la palabra final de la autoridad.