En la madrugada de ayer un comando armado disparó contra la puerta principal del Diario de Juárez. Media hora después, al parecer los mismos sujetos abrieron fuego contra el Canal 44.
Más de una docena de impactos de bala se contabilizaron en las fachadas de los edificios de ambos medios chihuahuenses.
Los responsables de los atentados, en los que no hubo heridos, siguen libres.
Tres días antes, también en Chihuahua, la muerte alcanzó al periodista Jaime Guadalupe González Domínguez.
La tarde del domingo pasado el director del portal Ojinaga Noticias recibió 17 balazos de un grupo armado que le despojó, además, de su cámara fotográfica.
Tras el homicidio del responsable de la publicación, el primer periodista muerto del sexenio peñista, en el portal se publicó esta frase: “Muy probablemente esta sea nuestra última nota”.
Otro caso es el del diario El Siglo de Torreón. En el marco de sus 91 años de existencia, el principal rotativo de la Comarca Lagunera ha sufrido tres ataques consecutivos en una sola semana.
El 27 de febrero, cerca de la una de la tarde, presuntos miembros del crimen organizado atacaron a unos policías federales que custodiaban la sede del periódico.
A raíz de este percance, un obrero de una maquiladora cercana perdió la vida, mientras que un agente resultó herido.
La tarde previa, el rotativo norteño había recibido unos 30 impactos de armas AK 47. Las balas de los “cuernos de chivo” se proyectaron contra la fachada y las ventanas del edificio, dejando como saldo cuatro civiles heridos.
Un día antes de ese ataque, el lunes 25, un grupo armado atacó a una patrulla de la Policía Federal que se encontraba estacionada a la entrada del diario.
Las embestidas contra El Siglo de Torreón han sido recurrentes.
El pasado 8 de febrero cinco empleados administrativos de ese medio fueron secuestrados y golpeados durante varias horas. En 2009 y 2011, el rotativo sufrió otros dos atentados.
Artículo 19 informa que en los dos últimos sexenios panistas 72 reporteros fueron asesinados, 13 desaparecieron y 40 medios fueron atacados en México: el tercer país más peligroso para los periodistas, según la CEP (Campaña Emblema de Prensa).
Gendarmería ¿civil o militar?
Por Georgina Howard
Hoy, los mensajes contradictorios y los cambios de enfoque del presidente Enrique Peña Nieto en materia de seguridad, tienen en la incertidumbre a la sociedad mexicana.
Al arrancar el sexenio anuncia la creación de una Gendarmería Nacional que contaría, en su primera etapa, con 10 mil integrantes para combatir la violencia, con un enfoque regional.
Sin embargo, no define si el modelo, importado de Francia, se enfocará hacia una seguridad civil o militar.
Hasta ahora los militares están formados para eliminar enemigos, para combatir. No para trabajar con civiles.
En Brasil, por ejemplo, un gendarme es un guardia civil que solo contiene la violencia. De ahí que se les conozca en aquel país como “guardia pacificadora”, aunque son militares especializados en controlar comunidades en situación de guerra.
Lo cierto es que México no vive una guerra y tampoco la sociedad es enemiga del Estado.
Las preguntas no han sido esclarecidas del todo: ¿Los militares seguirán en las calles? ¿Un guardia será un militar? ¿Cuáles serán sus atribuciones? ¿Cómo se defenderá la sociedad de los guardias?
No hay una estrategia clara, pero las señales indican que habrá una seguridad militar legitimada jurídicamente.
Habrá qué ver si los nuevos gendarmes serán formados como los militares: para eliminar enemigos y combatir.
La Gendarmería Nacional francesa se creó en 1791, dos años después de la toma de La Bastilla y dos años antes de la ejecución del rey Luis XVI, con el fin de mantener el orden y ejecutar las leyes.
A 200 años de su creación, hoy en Francia cualquier ciudadano que desee ser gendarme debe tener al menos la preparatoria terminada, superar pruebas físicas y aprobar un examen escrito para ingresar a la Escuela Nacional de Gendarmería.
Tan solo el año pasado, 100 alumnos de la escuela de Gendarmería de Chateaulin, en Bretaña, pasaron 10 meses en un cuartel como verdaderos gendarmes. Les pagaban mil 400 euros al mes.
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