Invasión de Rusia a Ucrania, conflicto multidimensional

El desafío de Vladimir Putin a Occidente no solo se libra de manera militar en el territorio ucraniano, también en el escenario político y comercial, así como en el ciberespacio y los medios de comunicación
Carlos Montesinos Carlos Montesinos Publicado el
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La invasión de Rusia a Ucrania ordenada por Vladimir Putin el pasado 23 de febrero es solo la cara militar de un conflicto con aristas digitales, económicas y mediáticas, en donde lo mismo influyen los posicionamientos diplomáticos y sanciones comerciales, que los ciberataques y el flujo de la desinformación.

Aunque en el plano internacional las condenas a la campaña militar de Putin le ha valido el repudio de Occidente, su estatus de miembro permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que justamente preside al momento de la invasión, le ha permitido a Rusia frenar los intentos de mayores represalias.

Mientras se amplía el frente diplomático para condenar la avanzada militar en Ucrania, se perfila que las sanciones comerciales impuestas a Rusia no solo tengan efecto sobre el país euroasiático, sino en la cadena productiva a nivel mundial

Tras la entrada de las tropas rusas a territorio ucraniano, el presidente Volodimir Zelenski criticó que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) los dejara solos, mientras que su homólogo estadounidense, Joe Biden, solo manifestó un “apoyo moral” y castigos económicos.

Para analizar los movimientos que ha generado la estrategia de Putin, Reporte Índigo entrevistó a la doctora Iliana Rodríguez Santibáñez, profesora-investigadora en Derecho Internacional en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, quien comenta que el conflicto se basa en el cinturón de seguridad que Rusia busca mantener a su alrededor.

“Esto es una medición de fuerza con Occidente para decir que el eje de influencia del Este es suyo, si apostan ahí a las tropas de la OTAN, se meten con el eje de influencia que ha ganado, también se van a meter con una Rusia enojada que está dispuesta a defender lo que alguna vez compuso el territorio ruso”.

En ese sentido, explica que es un juego estratégico para mantener las esferas de influencia que nunca fueron acordadas de manera jurídica, pero quedaron determinadas en el reparto tácito del planeta por Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China y la entonces Unión Soviética al erigirse como los cinco vencedores de la Segunda Guerra mundial

La especialista dice que fue Occidente quien dejó huecos, aprovechados por Rusia, al no respetar los acuerdos de Minsk, pues las naciones europeas rechazaron darle la autonomía que demandaban las regiones de la cuenca del Donbass, hoy reconocidas independientes por Putin, y EEUU no aceptó el candado de que Ucrania nunca se integraría a la OTAN.

Por lo tanto, Rodríguez considera que “Ucrania tiene que quedar como un territorio neutral si quiere preservar la integridad que le queda, porque si se convierte en un Estado que acepte vínculos proeuropeos o prorrusos de alguna u otra manera, no es viable. La guerra no va a terminar, los rusos se van a quedar en estos dos territorios de Donbass y van a ser una amenaza constante”.

Simultáneamente, se han producido las primeras sanciones económicas tanto al país como al mismo Putin y su círculo de confianza. Siendo Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea quienes han encabezado la contraofensiva comercial en su intento de aislar a Rusia, así signifique poner en riesgo a los mercados internacionales.

China, el aliado más poderoso de Rusia, ha criticado las sanciones emitidas, sin embargo, también sus principales instituciones bancarias -Bank of China e Industrial and Commercial Bank of China- comenzaron a limitar la adquisición de bienes de origen ruso. Lo que es visto como un intento de equilibrar su apoyo a Putin sin arriesgarse a ser sancionados también.

Respecto a esto, la doctora Rodríguez Santibáñez menciona que, dada la interdependencia y la articulación de las economías que ha representado la globalización, el incremento en los precios de un solo material en la cadena de producción a nivel mundial terminará por generar una espiral inflacionaria que se sentirá en todos los países, si bien en distinta magnitud.

“Toda sanción tiene sus consecuencias. Pero tampoco podemos pensar que esto va a destruir a Rusia, estaba preparada, cuando dio este paso sabía el tipo de sanciones que podían recaer sobre ella”.

Como principal ejemplo, está el caso de los combustibles fósiles, pues Rusia no solo es uno los principales productores de petróleo, también de gas natural. Mismo que Europa requiere para seguir haciendo frente al invierno hasta finales de marzo, plazo en el que se tendrían que conseguir nuevas fuentes, que existen, pero de nuevo el factor del precio está latente.

Además del energético, también está el sector agrícola, ya que Rusia es, también, uno de los grandes abastecedores de fertilizantes del planeta y una de las naciones catalogadas como “graneros del mundo” por su alta producción de cereales.

Tanto que, apenas inició el conflicto armado, los precios del maíz, trigo y soya comenzaron a subir.

“Lo que estamos viendo en este tipo de reorganización de contrapesos económicos es una lucha para preservar su propia existencia como Estados y proveer de lo satisfactores mínimos a sus propias poblaciones a partir de los entendimientos que se dieron después de la Segunda Guerra Mundial en el reparto de lo que fue el mundo”, dice la académica.

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