Jalisco, uno de los estados más violentos del país y bastión de una de las organizaciones criminales más sanguinarias, cuenta con una población que dice tener entre sus valores primordiales la búsqueda de un mundo en paz, libre de guerras y conflictos.
Así lo revela la investigación titulada “Los valores de los jaliscienses 1997-2017”, publicada este 2019 por la Universidad de Guadalajara, de la autoría de Marco Antonio Cortés Guardado, exrector general de esa institución y también del Centro Universitario de la Costa.
La tierra del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), de las interminables fosas clandestinas y de los miles de desaparecidos, es también el hogar de una población que se dice pacifista y que quiere para sí la armonía interna.
Esa es la contradicción que revela la investigación de Cortés Guardado.
Primero, el sistema de valores finales/instrumentales de Milton Rokeach; y segundo, la Encuesta de Valores de Shalom H. Schwartz, con base en los resultados que ha ido arrojando la Encuesta Estatal de Valores de los Jaliscienses.
Los primeros hallazgos son los analizados bajo el modelo de Rokeach, cuya escala está diseñada para medir el sistema personal de valores constitutivo tanto de la identidad individual como, en términos agregados, de una sociedad.
Es una herramienta útil para conocer el perfil ético, moral y axiológico.
Este modelo utiliza 36 valores: 18 son llamados “valores finales”, es decir, estados finales de existencia, y los otros 18 son “valores instrumentales”, esto es, modos de conducta o formas de actuar y conducirse en la vida
Cada uno fue jerarquizado por los encuestados colocando en el número uno al que consideraban más importante y así hasta llegar al último.
Con respecto a los “valores finales”, según la Encuesta Estatal de Valores de los Jaliscienses 2017, la jerarquía resultante fue la siguiente.
Primero, seguridad familiar (cuidar de los seres amados); segundo, felicidad (satisfacción); tercero, una vida confortable (una vida próspera); cuarto, un mundo en paz (libre de guerras y conflictos); y quinto, igualdad (hermandad, oportunidades iguales para todos).
El listado lo complementan en el sexto sitio libertad (independencia, libertad de elección); en séptimo, respeto hacia uno mismo (autoestima); en octavo, armonía interna (libertad de conflictos internos); en noveno, un sentido de logro (contribución duradera); y en el décimo lugar, amistad verdadera (compañía íntima).
Valores instrumentales
Con respecto a los llamados “valores instrumentales”, los jaliscienses los jerarquizaron en este orden, mostrando así cuáles son los que consideran más importantes para regir su vida.
Primero, honesto (sincero, veraz); segundo, responsable (confiable, fidedigno); tercero, alegre (contento, despreocupado); en cuarto lugar, capaz (competente, efectivo); en quinto, útil (trabajar por el bienestar de los demás).
El top ten de los valores lo complementan en el sexto sitio, independiente (confianza en sí mismo, autosuficiente); en séptimo, limpio (pulcro, ordenado); octavo, ambicioso (trabajo duro, con aspiraciones); noveno, de mente amplia (mente abierta); y en décimo, imaginativo (audaz, creativo).
Panorama oscuro para Jalisco
Jalisco vive tiempos difíciles. La Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) del Gobierno de Estados Unidos sigue considerando a las tierras jaliscienses como el principal enclave del CJNG.
En ellas el grupo delictivo ha encontrado todo lo necesario para volverse uno de los más fuertes del país.
Así lo señala La Evaluación Nacional de Amenaza de Drogas del año 2018, en el que la DEA considera la existencia de seis cárteles en el país (Cártel de Sinaloa, Cártel de Juárez, Cártel del Golfo, Cártel de Los Zetas, Cártel de los Beltrán Leyva y el propio CJNG).
“El CJNG, asentado en la ciudad de Guadalajara en el estado mexicano de Jalisco, es el de más reciente formación entre las seis organizaciones criminales trasnacionales. Con centros de distribución de drogas en las ciudades estadounidenses de Los Ángeles, Nueva York, Chicago y Atlanta, es uno de los cárteles más poderosos y de crecimiento más rápido en México y los Estados Unidos”.
La presencia hegemónica del CJNG en Jalisco y su actual disputa con una de sus escisiones, el llamado Cártel Nueva Plaza, sigue bañando de sangre al estado y sus ciudades. Hasta el 30 de septiembre pasado se contaban mil 571 homicidios dolosos cometidos, mientras que en todo el año 2018 se estuvo muy cerca de llegar a los 2 mil asesinatos (mil 993).
“En Guanajuato se comete el 9.2 (por ciento de los homicidios dolosos del país), en Baja California el 9.1; en el Estado de México, el 8.9; en Jalisco, el 7.2 y en Chihuahua el 7.2, es decir, en cinco estados se comete el 41.5 por ciento (de los asesinatos a nivel nacional)”, señaló el 14 de octubre pasado.
El oscuro panorama se complementa con las 8 mil 173 personas cuyo rastro se ha perdido del todo, 6 mil 221 de éstas en calidad de no localizadas y mil 952 en la categoría de desaparecidas, según el Sistema de Información sobre Víctimas de Desaparición del Gobierno del estado.
Tampoco se deben omitir los hallazgos recurrentes de fosas clandestinas en la entidad como la encontrada en septiembre pasado de grandes dimensiones en los márgenes del Bosque La Primavera, en el municipio de Zapopan, de la cual se extrajeron 119 bolsas con restos humanos que pertenecerían al menos a 37 víctimas.