‘Josefina fue traicionada’
Josefina fue traicionada.
“Se dedicaba a su campaña confiando en que la estaban arropando. Pero, en el fondo, Josefina fue muy traicionada”, revela el número tres de a bordo, y acaso el miembro más libre de la campaña presidencial panista, Octavio Aguilar Valenzuela. Arriba de él solo estaban la candidata y Roberto Gil Zuarth.
Por eso perdió las elecciones presidenciales. ¿Quién la traicionó? Muchos en quienes había depositado su confianza. Sus propios correligionarios. Los panistas.
Raúl TortoleroJosefina fue traicionada.
“Se dedicaba a su campaña confiando en que la estaban arropando. Pero, en el fondo, Josefina fue muy traicionada”, revela el número tres de a bordo, y acaso el miembro más libre de la campaña presidencial panista, Octavio Aguilar Valenzuela. Arriba de él solo estaban la candidata y Roberto Gil Zuarth.
Por eso perdió las elecciones presidenciales. ¿Quién la traicionó? Muchos en quienes había depositado su confianza. Sus propios correligionarios. Los panistas.
Fue traicionada por Felipe Calderón y su gabinete, en primer lugar. Por los gobernadores panistas. Por los gobernadores de la alianza con el PRD. Y por la ineficacia de su equipo de campaña.
El otrora oficial mayor de la Sedesol, cuando la economista manejaba esa dependencia, es un tipo muy directo. Sin ambages, hace una crítica interna de la campaña y del PAN.
En su calidad de jefe, fue testigo privilegiado del corazón de la campaña. Y opina que Josefina fue dejada a la deriva. Empezando por Calderón.
Secretarios anodinos
“Estoy muy sorprendido de la inoperancia del presidente de la República y de muchos secretarios de Estado”, se queja.
Algunos secretarios esperaron línea, pero la línea nunca llegó. Y da algunos ejemplos.
Al secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, no le llegó línea de Calderón.
Heriberto Félix, de Desarrollo Social, tuvo buena lid con la candidata. Pero no pudo ayudar. “Le doy ese beneficio de la duda”, dice Aguilar Valenzuela.
José Ángel Córdova, de la SEP, no movió un dedo. Bruno Ferrari, de Economía, cero. José Antonio Meade, de Hacienda, no solo no ayudó, sino que “es enemigo”. Estuvo “en contra”. Dionisio Pérez-Jácome, de Comunicaciones y Transportes, cero.
Gloria Guevara, de Turismo, nada. “¿Dónde la viste? En el cierre nada más. Se fue a pasear. Fue a la campaña para saber qué se sentía, porque nunca había estado en ninguna”, asegura quien asumió la Coordinación General Adjunta de Operación de la campaña cuando Josefina dio el golpe de timón.
Juan Rafael Elvira, de la Semarnat, nada. José Luis Luege, de Conagua, cero.
¿En qué gobierno del mundo –se pregunta Octavio Aguilar Valenzuela–, los ministros de Estado no hacen pronunciamientos a favor de su candidato? Y él mismo se responde: en ninguno.
Hacerlo “es lo democrático, lo correcto (…). Pero en México, ningún secretario hizo un solo pronunciamiento por Josefina”.
Margarita Zavala, en el otro extremo
En cambio, Octavio Aguilar considera heroico el apoyo que Margarita Zavala, la primera dama, le brindó a Josefina. “Superentregada, como nadie”.
“Iba a la casa de campaña, acompañaba a Josefina al 100 por ciento. Presente todo el tiempo”.
—¿Todo el tiempo? —le inquiero.
—Todo el tiempo —responde con actitud asertiva.
—Pero apareció públicamente muy al final, ¿no?
—Dos meses antes de la elección, cuando menos, estuvo ahí ya, ayudando.
Calderón contra Josefina
Octavio Aguilar Valenzuela considera que esa falta de respaldo tiene una razón muy obvia: Josefina no era la candidata de Felipe Calderón.
“Tuvo su candidato original, y se le murió. Luego hizo un juego a la antigüita, tipo el PRI: dejar que los secretarios jugaran para ver a quién le tocaba”, explica.
Y se indigna. Hubo algunos que daban pena, como Alonso Lujambio, Javier Lozano o Heriberto Félix. “No sé cómo creyeron que pudieron ser”.
Aguilar juzga como una tragedia que hayan sacado a Ernesto Cordero de Hacienda para hacerlo candidato. “Yo creo que Cordero no quería ser candidato. No tiene el espíritu, las formas. No lo veo. Y sí lo veo como un gran técnico. Un perfil distinto”.
Lo que es un hecho es que “el presidente no quería que fuera candidata Josefina”.
Dice Octavio Aguilar que Calderón la presionó para que fuera candidata en el Estado de México. Porque el presidente impuso candidatos en los estados; también para senadores y diputados, e intentó poner al líder del PAN.
Agrega que el presidente mandó a Córdova a Guanajuato sabiendo que perdería contra Juan Manuel Oliva, el gran operador de los gobernadores del PAN.
“Le ganó a Fox ante Javier Usabiaga y ahora a Calderón con Miguel Márquez”.
Felipe Calderón, que es de decisiones, pero “muy necio y muy terco”, quería ver si Josefina levantaba la votación azul en el Estado de México, pero, sobre todo, pretendía descarrilarla de su aspiración presidencial.
No lo logró. Pero el presidente actuó como siempre ha sido: “ideático”, sentencia Octavio Aguilar.
—Pero, ¿cabe en la cabeza de algún gobernante lúcido querer entregar el gobierno a otro partido que no sea el suyo, solo porque no pudo imponer a su candidato? —pregunto.
—Yo creo que no. No lo puedo entender. En términos de estadista, es un suicidio… a menos que hayas pactado. Quiero pensar que no fue así.
—¿No ves signos de esta entrega?
—Sí los veo.
—El coqueteo con Peña Nieto, los acuerdos secretos del Estado de México…
—Estoy de acuerdo contigo.
‘Fue un error de Josefina nombrar a Gil’
En el caso de Roberto Gil, el coordinador general de la campaña albiazul, el problema fue que tenía tres agendas: una, lealtad al presidente Calderón, porque viene de allá; dos, buscar que nada se interpusiera en su camino a ser senador, y tres, coordinar la campaña.
Octavio Aguilar piensa que Gil Zuarth fue enviado, en parte, para controlar a Josefina.
“Fue un error de Josefina nombrar a Gil”, asegura. Y lamenta que se haya dado lugar a amigos que no tenían experiencia en campañas políticas. Como Julio Di-Bella Roldan o Herminio Rebollo.
“No teníamos un equipo de prensa que respondiera a las necesidades que la prensa demandaba, ni nacional, ni extranjera. Dejábamos muchísimo qué desear”, agrega.
Solá y el mensaje fallido
El ex coordinador general adjunto de Operación puntualiza que “nunca se entendió el mensaje que había que comunicar”.
Dice que Daniel Hernández Franco, uno de los responsables del discurso y el mensaje, no tuvo el tamaño para hacer su trabajo y actuó con arrogancia.
Recuerda que se lo advirtió a Josefina, que se rodeó “de gente leal, pero a la que le faltó mucha humildad”. Por lo tanto, no pudo construirse el discurso correcto.
La idea de “Josefina diferente” fue de “un imbécil… y le hicieron caso, que es lo peor”, dice Octavio Aguilar. Fue un desastre. Y ahora, agrega el hermano de Rubén Aguilar, quien fue vocero de Vicente Fox, nadie se hace responsable de eso.
Antonio Solá sí trabajó en la campaña del PAN, y sí se le pagó, pero su labor consistió en definir los puntos débiles de las campañas del PRI y el PRD para “pegarles”.
Los cambios de imagen de Josefina tampoco ayudaron. Usar un suéter naranja que parecía rojo en los carteles publicitarios fue algo absurdo.
Aguilar explica que habló con dos renombrados consultores en comunicación, uno de Brasil y otro de Cataluña, sobre los primeros spots de Pedro Torres.
Son aquellos donde Josefina aparecía vestida con ropa negra y sumergida en atmósferas nocturnas, depresivas. Le contestaron que si se trataba de una campaña contra la señora.
“No sé cómo confiaron en alguien que trabajaba para el PRI”, dice el también consultor político independiente.
Logística descarrilada
Aguilar señala que el área de logística, una de las más importantes, quedó en manos de gente inexperta, como Alberto Esquer y Jorge Camacho. Uno es un diputado de Jalisco que al final se regresó a su entidad, y el otro “amenizaba” antes de entrar a la campaña panista.
Hubo improvisación todo el tiempo. Solo los últimos días fueron muy buenos.
Luego del golpe de timón del 9 de abril, Rafael Giménez quedó como responsable del área de estrategia. Entraba, junto con otros, a un war room del que no lograban sacar a Juan Molinar Horcasitas. Hasta que Josefina se vio obligada a dejarlo fuera de su equipo por la presión que ejerció el movimiento #YoSoy132.
Dice Aguilar que Josefina peleó duro, que siempre se esforzó. Pero su equipo estaba muy por debajo de ella.
Al evaluar los aciertos y las fallas de la candidata, asegura que lo mejor de ella fue su empuje, su constancia, su entrega. Y lo peor, sostener a un equipo de gente ineficaz.
Señala que Juan Ignacio Zavala, quien entró casi al final, apoyó bien, con buen cálculo. Igual que Max Cortázar.
‘Vamos a arrasar’, y no apoyaron
Los gobernadores aliancistas no apoyaron a Josefina. Rafael Moreno Valle dijo: “Yo apoyo”, y Josefina quedó en tercer lugar en Puebla. Mario López Valdez también prometió respaldo en Sinaloa, pero la candidata quedó en segundo lugar, 20 puntos abajo de Enrique Peña Nieto.
Guillermo Padrés, de Sonora, adelantó: “Vamos a arrasar”, pero el PAN quedó en segundo lugar, a ocho puntos del candidato del PRI.
En Baja California y Baja California Sur, fue un desastre. Sus gobernadores prometieron y no cumplieron.
En Baja California, Josefina quedó en tercer lugar. Y en Baja Sur, ocupó el segundo lugar, 11 puntos abajo de Peña.
En Oaxaca, la candidata quedó en tercer lugar. “Y eso que Gabino Cué se comprometió y le ayudamos en sus problemas con José Murat cuando estábamos en Sedesol”, dice Octavio Aguilar.
Josefina también quedó en tercer lugar en Jalisco. Emilio González Márquez “es una cosa de horror”. Fue un desastre absoluto, opina Aguilar. “No lo quiere nadie”. En esta entidad, Peña Nieto resultó ganador con 39 puntos, y Josefina se quedó con 32.
En Morelos, Marco Antonio Adame sí apoyó. Pero Josefina ni siquiera logró llegar al segundo lugar.
En Guanajuato ganó con 41 puntos; Peña Nieto se quedó con 40. En Veracruz casi empató con el candidato del PRI. En Nuevo León triunfó con 39.9 por ciento, mientras que Peña quedó en segundo lugar con 32.9.
En Tamaulipas, Josefina ga-nó con 42 puntos; Peña Nieto obtuvo 34.
“Solo ganamos en cuatro de los 12 estados en que teníamos previsto ganar”, puntualiza Oc-tavio Aguilar Valenzuela.
Migajas de un PAN
Octavio Aguilar piensa que Gustavo Madero no tiene por qué irse del PAN porque no es el único responsable. Tienen más responsabilidad los gobernadores.
Considera que este partido debe refundarse. Que Josefina debe hacer una seria evaluación de todo lo que sucedió. Que a Calderón le restan seis meses de gobierno y que se irá al extranjero porque ya tiene bien armado todo.
Y afirma que el PAN cometió un grave error al designar a Isabel Miranda de Wallace como candidata para la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal porque fue una decisión que le pegó a Josefina.
Para terminar, advierte que Juan Manuel Oliva está en la jugada.
—¿Se va a quedar con el PAN?
—Yo creo que él lo está peleando. Es carta de algún grupo. El calderonismo no tiene nada qué hacer en el partido. No tiene ningún derecho. Perdieron la elección junto con El Yunque, que pierde Jalisco y Morelos.
La opinión de Aguilar Valenzuela sobre…
— Felipe Calderón, presidente de México
“No dio línea a nadie para ayudar a Josefina. No quería que ella fuera la candidata. La traicionó”
— Margarita Zavala, primera dama
“Totalmente entregada, al 100%. Iba a la casa de campaña, a eventos, estuvo ahí”
— Alejandro Poiré, secretario de Gobernación
“Es un enano. Si preguntas a cien personas, más de 90 no saben ni quién es. No le llegó línea de ayudar”
— José Antonio Meade, secretario de Hacienda
“No solo no ayudó, sino que es enemigo. Operó en contra”
— Juan Ignacio Zavala, vocero de la campaña
“Hizo muy buen papel, tiene colmillo”
— Max Cortázar, coordinador de Difusión
“Muy bueno, lo hizo bien”
— Marco Antonio Adame, gobernador de Morelos
“Josefina quedó en un muy lejano tercer lugar en su estado”
— Emilio González Márquez, gobernador de Jalisco
“Es una cosa de horror, un desastre absoluto, no lo quiere nadie”
— Javier Lozano, candidato al Senado y ex secretario del Trabajo
“No sé cómo pensó que podía ser candidato”
— Juan Manuel Oliva, ex gobernador de Guanajuato
“Excelente gobernador que operó bien. Les ganó a Fox y a Calderón”
— Juan Molinar, miembro del CEN del PAN
“Había que sacarlo desde hace mucho del war room”
— Gustavo Madero, presidente del PAN
“No tiene por qué irse”