La batalla que pierde el PRI
A un mes que las urnas se abran, los escándalos políticos que han envuelto principalmente a Leonel Sandoval Figueroa, padre del gobernador Aristóteles Sandoval Díaz y la violencia que se ha desatado desde abril pasado, han afectado la campaña del candidato priista por la capital de Jalisco, Ricardo Villanueva.
Mauricio FerrerA un mes que las urnas se abran, los escándalos políticos que han envuelto principalmente a Leonel Sandoval Figueroa, padre del gobernador Aristóteles Sandoval Díaz y la violencia que se ha desatado desde abril pasado, han afectado la campaña del candidato priista por la capital de Jalisco, Ricardo Villanueva.
Y con cuatro semanas por delante, la llamada “guerra sucia” que se esperaba por parte del tricolor, apenas ha tocado a su principal opositor, Enrique Alfaro, candidato de Movimiento Ciudadano (MC) por la alcaldía de Guadalajara, al que diferentes encuestas lo siguen ubicando arriba en las preferencias electorales.
El PRI ha respondido con una ofensiva de ataque a todo lo que huela a Alfaro. Primero insistió en que Carlos Lomelí, candidato de MC a diputado federal por el distrito 4, tenía antecedentes penales.
Dueño de una empresa farmacéutica con activos por mil 700 millones de pesos, Lomelí fue señalado en 2008 por los Estados Unidos de trabajar con el cártel de los Amezcua en la fabricación de drogas sintéticas. Las mismas autoridades estadounidenses le ofrecieron una disculpa en 2010, y le declararon inocente de los señalamientos.
El lunes pasado, un diario local aseguró con base en un “documento al que tuvo acceso” del Cisen –mostró un documento impreso en papelería no oficial, que carece de un sello o de alguna firma –, que el jefe de escoltas de Alfaro, Alejando Muñoz, estaba en la mira de la Operación Jalisco.
Esa misma tarde, a través de las redes sociales, Alfaro mostró copias de la renuncia voluntaria de su escolta a la policía de Guadalajara, así como su carta de antecedentes penales, emitida por el propio gobierno de Jalisco.