La buena prensa de EPN
El presidente mexicano Enrique Peña Nieto se está convirtiendo –o corre el riesgo de convertirse– en prisionero de sus promesas. El reto es tan alto que parece que no podrá defraudar.
Sus primeras iniciativas y la agenda de reformas han despertado las expectativas de la prensa internacional que cree que México se encuentra ante la gran oportunidad de su historia.
Al menos eso dicen los editoriales de los grandes medios globales.
Cecilia BallesterosEl presidente mexicano Enrique Peña Nieto se está convirtiendo –o corre el riesgo de convertirse– en prisionero de sus promesas. El reto es tan alto que parece que no podrá defraudar.
Sus primeras iniciativas y la agenda de reformas han despertado las expectativas de la prensa internacional que cree que México se encuentra ante la gran oportunidad de su historia.
Al menos eso dicen los editoriales de los grandes medios globales.
El último en sumarse a esta lluvia de elogios ha sido The New York Times con un editorial publicado ayer con el título “La ambiciosa agenda de Peña Nieto”, 24 horas después de su colega The Washington Post y tras The Economist, Financial Times o El País que, en las últimas semanas, no han parado de hablar de la agenda del inquilino de Los Pinos.
¿Es la prensa extranjera el termométro del éxito de un gobernante? ¿Es Peña Nieto el nuevo líder reformista, como dicen los editorialistas foráneos?
El editorial del NYT, califica las reformas emprendidas en México de “loables” si consiguen transformar la agenda política del país.
¿Qué ha cambiado? ¿Por qué los medios coinciden en aplaudir la determinación del nuevo Gobierno?
Lo que ha cambiado es el discurso, la narración política que ha sustituido el relato de la muerte del sexenio anterior por el de la esperanza, gracias a una eficaz y sofisticada estrategia mediática.
Así, aunque el Times alerta de que el PRI ha sido responsable de las políticas que han causado los “fallos de México en aprovechar sus activos”, asegura que “el joven rostro del viejo partido” podría con sus reformas hacer más competitivos “monopolios” como el de las telecomunicaciones.
Sin embargo, no se trata de un cheque en blanco. “El éxito está lejos de estar asegurado”, concluye el rotativo. Peña Nieto tendrá que demostar que hay algo más que promesas.