La espiral de asesinatos que envuelve a Jalisco desde hace más de una década está muy lejos de afectar únicamente a los miembros de los grupos criminales. De hecho, tanta violencia ha disminuido ya la esperanza de vida de los habitantes del estado en seis meses, señala un estudio de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
Las administraciones estatales del PAN, PRI y MC que han estado a cargo de Jalisco desde 2007, se han acostumbrado a argumentar que la ola imparable de homicidios daña únicamente a los integrantes del crimen organizado, o dicho en sus palabras, que se matan “entre ellos”.
Sin embargo, el estudio “Jalisco a futuro 2018-2030: construyendo el porvenir”, que fue elaborado por especialistas de la UdeG y publicado este 2019, revela que la esperanza de vida de los jaliscienses sería hasta 180 días más prolongada si no existieran las altas tasas de asesinatos en el estado.
En el capítulo de “Población y territorio”, elaborado por los académicos Alejandro Canales Cerón, Edith Gutiérrez Vázquez y Patricia Noemí Vargas Becerra, se responde a la siguiente pregunta: ¿qué habría pasado con la esperanza de vida si los homicidios no hubiesen ocurrido? La demoledora respuesta es la siguiente.
“Esta serie también refleja que una parte importante del decrecimiento que se observa en este indicador real en el periodo 2010-2016 está vinculado con esta causa de muerte, ya que los niveles de la esperanza de vida se incrementarían entre 0.45 y 0.58 años”.
El estudio señala que, según las estimaciones del Consejo Nacional de Población (Conapo), en el 2018 los habitantes de Jalisco presentaron una esperanza de vida de 76.2 años, la misma que podría ser mayor si las autoridades locales y federales ya hubieran logrado reducir los niveles de violencia homicida en la entidad.
Las afectaciones que genera la guerra sin cuartel que sostienen los grupos criminales en Jalisco tienen alcances tan generalizados sobre la población del estado, que inclusive una de las recomendaciones que hace el estudio para incrementar la esperanza de vida de los jaliscienses es fortalecer las estrategias de seguridad.
“Es evidente que es necesario actuar sobre las políticas públicas que previenen y disminuyen los niveles de violencia en las sociedades, a la par de garantizar el derecho a la seguridad de las personas.
“Ya que los esfuerzos del sistema de salud en prevención y disminución de mortalidad por enfermedades crónico-degenerativas se contrarrestan por los altos niveles de violencia imperantes en el estado”.
De esta manera, mientras el siglo pasado estuvo marcado por un descenso de la mortalidad de los jaliscienses y el consecuente aumento en su esperanza de vida, ahora, con la violencia desatada en la entidad, los estudios “han encontrado una tendencia ascendente en la mortalidad y desaceleración del incremento en la esperanza de vida por el aumento de las muertes violentas”.
Esa desaceleración del aumento de la esperanza de vida que les ha costado ya seis meses de existencia a los jaliscienses fue corroborada por el estudio:
“Se analizaron las estimaciones de la esperanza de vida basadas en las defunciones registradas en las estadísticas vitales y se encontró una trayectoria menos optimista. En general, estas cifras muestran una desaceleración clara del crecimiento de la esperanza de vida y en años como 2010, 2011, 2013 y 2016, en los cuales se observan disminuciones”.
Mitos derribados sobre el impacto en la esperanza de vida
El análisis de la UdeG que evidencia el grave impacto que están teniendo los asesinatos sobre la esperanza de vida de los jaliscienses, rebate la idea de que la violencia generada por la delincuencia organizada produce daños únicamente entre los miembros de los grupos delictivos, como si estas agresiones quedaran encapsuladas en el submundo criminal.
“Más del 70 por ciento de los homicidios que se cometen en este estado están ligados al crimen organizado y a delincuentes que se matan entre ellos. No nos gusta decirlo, preferimos echarnos otro tipo de rollos y de cuentos”, dijo el 4 de noviembre de 2019 el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro.
Una frase similar la había dicho ya el mandatario de MC el 2 de enero de 2019. “Las ejecuciones que se están dando como parte de las disputas entre grupos del crimen organizado son un tema que genera un ambiente de violencia, sí claro, pero se están matando entre ellos”.
Hace más de 11 años, el 13 de agosto de 2008, el entonces gobernador panista de Jalisco, Emilio González Márquez, utilizó un argumento muy similar al que ahora esgrime Alfaro Ramírez, para afirmar también que las muertes violentas se estaban presentando solo entre células criminales.
“Hay gente interesada en crear un ambiente difícil, dicho en términos de los narcos: hay gente interesada en calentar la plaza y si antes mataban a sus enemigos, ahora quieren hacer espectáculo (…) Es un espectáculo que llama la atención aunque que no debiera ser así y que es reprobable. Ahora los narcos no solo se matan entre ellos, ahora tratan de amedrentar a la población a través de estas acciones”, dijo.
Guardia en deuda
Aunque el estudio “Jalisco a futuro 2018-2030” indica que atendiendo la problemática de inseguridad en el estado podría impactarse de manera positiva en la esperanza de vida, dando lugar a su incremento, las condiciones para lograrlo aún no están bien implementadas.
El 19 de noviembre de 2019, el titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno federal, Alfonso Durazo, reconoció que el despliegue de la Guardia Nacional en Jalisco todavía no se encuentra al 100 por ciento, a pesar de que este cuerpo se considera clave para pacificar al país. Aunque deben llegar al estado 3 mil 600 elementos, apenas van 2 mil 273.