La Cuauhtémoc, cuna de traiciones
En la delegación Cuauhtémoc se prendieron las señales de alerta. Un conflicto político entre el actual jefe delegacional, Alejandro Fernández, y su antecesor, Agustín Torres, ha puesto al descubierto diversas irregularidades.
Verificaciones administrativas a establecimientos mercantiles a modo, nombramientos sin cuidar los perfiles y una cacería de brujas son las quejas constantes en la demarcación más importante del Distrito Federal.
Jonathan Villanueva
En la delegación Cuauhtémoc se prendieron las señales de alerta. Un conflicto político entre el actual jefe delegacional, Alejandro Fernández, y su antecesor, Agustín Torres, ha puesto al descubierto diversas irregularidades.
Verificaciones administrativas a establecimientos mercantiles a modo, nombramientos sin cuidar los perfiles y una cacería de brujas son las quejas constantes en la demarcación más importante del Distrito Federal.
El tema central es un conflicto político entre Torres y Fernández, que ha escalado a niveles irreconciliables. Y que hoy pone en riesgo la demarcación, ya que los ojos de los principales actores políticos están centrados en Cuauhtémoc.
Tan solo 10 meses fueron suficientes para que la división de Izquierda Democrática Nacional (IDN) de René Bejarano saliera a la luz. Para que el diputado Agustín Torres y el jefe delegacional Alejandro Fernández abrieran fuego.
Por esa razón, hechos lamentables, como el de la desaparición de 12 jóvenes en el Bar After-Heaven y demás irregularidades en otros establecimientos mercantiles pusieron en entredicho la labor del actual delegado y su equipo de trabajo.
Tan así que en los últimos días, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal ha aprobado una serie de exhortos a esa demarcación, bajo el argumento de que no se están revisando los giros negros.
A la par, han surgido acusaciones de que los directores generales de Alejandro Fernández no cumplen con el perfil requerido y que se dedican a “torcer la ley a su antojo”.
En tanto, las autoridades delegacionales han optado por quitarle los cargos a todos los afines a Agustín Torres y señalar que la corrupción de establecimientos mercantiles se dio en la administración anterior.
Mientras eso sucede, el líder de IDN, René Bejarano, no encuentra cómo calmar los ánimos de sus alfiles, y en el Gobierno del Distrito Federal esperan que se consume la incisión bejaranista para hacerse de esa demarcación.
Por su parte, desde la ALDF, priistas y panistas impulsan cualquier cuestionamiento hacia la demarcación para posicionarse de cara al proceso electoral del 2015.
El punto de quiebre
En la Diputación Permanente del miércoles pasado, el diputado Agustín Torres presentó un punto de acuerdo para exhortar al GDF a revisar el perfil de la directora General de Administración, Jimena Martín del Campo Porras.
La solicitud del diputado apunta a que la funcionaria en cuestión no tiene una carrera acorde al cargo que ejerce, ya que su formación profesional es de psicóloga. Y que con ello se incurre en una violación legal.
El fundamento legal del legislador se basa en el artículo 38 de la Ley Orgánica de la Administración Pública del Distrito Federal.
El punto de acuerdo fue aprobado por unanimidad. Torres cabildeó el punto de acuerdo y todos lo apoyaron.
“Solicito se informe a esta Asamblea Legislativa y al Jefe delegacional los resultados de dicha revisión para que el delegado realice las acciones correspondientes para dar cumplimiento al dispositivo legal mencionado”, señalaba el documento.
“Si bien es incuestionable la facultad de los jefes delegacionales de nombrar libremente a sus colaboradores, la única limitante es aquella que se establece en los propios ordenamiento jurídicos, como es el caso del Director General de Administración”.
De acuerdo con Torres Pérez, debe ser verificado el nombramiento de los directores generales de Administración de los Órganos Político Administrativos de las Demarcaciones Territoriales.
Y es que como mínimo, tienen que contar con una licenciatura, contar con cédula profesional respectiva para el ejercicio de la profesión en las áreas de Contaduría, Administración Pública, Administración de Empresas, Finanzas, Economía, Derecho, Ingeniería o ciencias en las áreas afines a la administración.
El punto de acuerdo generó ámpula en la demarcación, sobre todo porque al día siguiente (jueves) la Comisión de Administración Pública Local de la Asamblea Legislativa le dio otro revés.
Mediante otro punto de acuerdo, promovido por la diputada de extracción panista, Gabriela Salido, y apoyado por Torres, se le exhortó al delegado para que informe qué está haciendo en materia de verificación administrativa, ya que a su consideración el trabajo es nulo.
Fuentes consultadas por esta casa editorial informaron que el punto de acuerdo conlleva serias complicaciones para la delegación ya que históricamente han ocupado los giros negros como cajas chicas.
También se dio a conocer en diversas notas periodísticas que el director de Gobierno de la demarcación, Iván Pérez Samayoa tiene detenidos todos los trámites de apertura a pequeños negocios y los de impacto zonal.
De acuerdo con Agustín Torres este funcionario tampoco tiene experiencia laboral en el área que desempeña y pide a los empresarios una serie de aspectos que no contempla la ley.
“Les dice que para que puedan abrir sus negocios primero deben instalar una galería de pinturas, muestras fotográficas o cualquier otro asunto relacionado con la cultura, si no, simplemente no trabajan”.
En entrevista con Reporte Indigo, también reveló que la delegación ha sufrido más de 197 cambios del personal de estructura en los últimos 10 meses, lo cual genera que no exista rumbo en esta administración.
Los antecedentes
La delegación Cuauhtémoc, tiene una historia de traiciones. Primero fue Virginia Jaramillo, quien dio la espalda a su antecesora, Dolores Padierna, quien es esposa de René Bejarano.
La división es tal, que actualmente Jaramillo tiene simpatía con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y desde el proceso electoral pasado buscó la jefatura delegación por el tricolor.
Ella apoyó a José Luis Muñoz Soria para la administración siguiente, en vez de Agustín Guerrero, quien era la propuesta de Dolores Padierna.
La candidatura de Muñoz dio frutos y se convirtió en el delegado.
Luego, él (Muñoz) le hizo lo propio a Jaramillo y rompió relaciones políticas con ella.
Su gente quedó fuera de la delegación y él relegó a Jaramillo para impulsar a Agustín Torres Pérez, quien se convirtió en el jefe delegacional.
Torres también dejó de lado a Muñoz Soria y apoyó las aspiraciones de Alejandro Fernández, a pesar de la negativa de René Bejarano.
Hoy también es traicionado por su antecesor, pero por primera vez abrió un frente público contra el actual delegado.
Los principales actores políticos ven en este pleito, una posibilidad seria de que Izquierda Democrática Nacional pierda la delegación en el 2015.