La falta de compromiso de la ciudadanía en el pago de impuestos como de los gobiernos locales y del federal para recaudarlos y utilizarlos efectiva y responsablemente en beneficio de todos los mexicanos ha provocado un espiral de problemas de los que parece imposible salir.
De acuerdo con la última investigación del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) titulada ‘Comparativo de Recaudación Principales Impuestos’, México es actualmente el país dentro de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) que menos dinero recauda a través de los impuestos, especialmente cuando se trata de aquellos dirigidos al capital o a los gravámenes sobre la propiedad y la riqueza; pero sobre todo de manera local, es decir, en los estados y municipios.
“En donde (México) presenta mayor rezago es en la recaudación de gobiernos locales y los impuestos al capital, como aquellos sobre la propiedad y sobre la riqueza”, refiere el estudio.
El promedio de recaudación de impuestos al capital de la OCDE es de 1.9 por ciento del Producto Interno Bruto, mientras que en México apenas llega a 0.3 por ciento.
Por su parte, la recaudación a nivel estatal y municipal en México representa 0.9 por ciento del PIB, mientras que el promedio de la OCDE es de 5.5 por ciento, reveló el organismo.
La falta de recaudación en los niveles de gobierno locales fomenta que estados y municipios dependan del dinero que la Federación les entrega para realizar obra pública o brindar los servicios gubernamentales. Lo anterior, podría evitarse con hacer más eficaces los sistemas de recaudación locales.
Esto se convierte en un verdadero problema para el gobierno por dos motivos principalmente, por un lado porque no recibe la cantidad suficiente de dinero en sus arcas para satisfacer las necesidades de la población que gobiernan, generando desconfianza y provocando que la ciudadanía busque cada vez más evadir esta responsabilidad ante la falta de resultados.
Y por otro porque la deficiente recaudación de impuestos no sólo impide romper con la grave crisis de desigualdad que existe en el país, sino porque también la fomenta.
Para poner en contexto la situación a la que se enfrenta México en materia de recaudación de impuestos, Carlos Brown, coordinador del Programa Justicia Fiscal de Fundar, Centro de Análisis e Investigación, señala que el país que gobierna Andrés Manuel López Obrador, a pesar de encontrarse entre las principales economías del mundo, recibe las mismas cantidades que algunos de los países con las economías más pobres.
“En 2017 México recaudó en impuestos el 14.1 por ciento del PIB, un número comparable con lo que recibe el Salvador. Es decir, la décimo quinta economía más grande del mundo recauda algo similar a la tercera economía más pobre de Latinoamérica”, explica Brown.
Para revertir esta situación, el especialista refiere que se necesita de una nueva reforma fiscal en el país, algo que el presidente López Obrador prometió no hacer hasta haber concluido sus primeros tres años de gobierno.
Brown también expone que otro de los graves problemas que se podrían solucionar con una verdadera reforma fiscal es la inclusión de algunos negocios que no pagan impuestos como las empresas de tecnología -Netflix, Spotify, Uber, Apple- porque la regulaciones van muy por detrás de los avances en la materia, y los cuales de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), podrían beneficiar al país al aportar más de 179 millones de dólares anuales al país en impuestos.
El coordinador del Programa de Justicia Fiscal de Fundar también pone como ejemplo a aquellas personas que poseen y rentan inmuebles.
“Más allá de que sea porque se decide deliberadamente, es porque el marco regulatorio no obliga a que haya un pago de impuestos sobre personas que poseen inmuebles, entonces hay una concentración muy grande de gente que cuentan con estos bienes y no aportan nada”, comenta Brown.
Política tributaria como mecanismo igualador
Ante todas estas inconsistencias en la recaudación de impuestos, Carlos Brown asegura que todavía existe un área no explorada que tiene que ver con la concentración del ingreso y la riqueza, por lo que el Gobierno federal debe utilizar la política tributaria como un instrumento para acabar con la desigualdad que impera en el país.
“La reducción de la desigualad en México no se da por decreto o buenas intenciones, se da con políticas fiscales y tributarias adecuadas y suficientes para romper estas inercias que generan tremendas desigualdades.
México es el país donde las acciones del Estado reducen menos las desigualdades sociales de todas las naciones que forman parte de la OCDE. Y tiene que ver con que la política fiscal no ha servido como un mecanismo para combatir este problema”, dice.
Por último, Carlos Brown explica que las políticas de austeridad no sirven para compensar la mala recaudación de impuestos, pues lo único que estas generan es un detrimento en los servicios públicos.
Por lo tanto, lo que se tiene que comenzar a hacer para atacar esta problemática es construir un pacto fiscal en donde se empiece por cobrar lo correcto a quien se le debe cobrar, terminando con los beneficios en subsidios y descuentos que reciben los empresarios y las personas más ricas al igual que con las promesas electorales que con tal de obtener votos promueven descuentos en impuestos como el predial o la tenencia y que terminan por provocar más daños que beneficios, sobre todo en los gobiernos locales.
“Nuestro sistema tributario favorece a unos pocos en lugar de buscar respetar los derechos de todas las personas […] Y lo que necesitamos es una política industrial que provea de bienes y servicios a todos los mexicanos para que las personas puedan desarrollar sus actividades económicas sin beneficiar exclusivamente a los empresarios”, concluye.