Al igual que el COVID-19, que se dice que ya entró a una fase endémica donde sus afectaciones no son tan drásticas como en un principio, el síndrome blanco que ataca los corales ya alcanzó su pico más mortal entre el 2018 y el 2019, asegura el investigador Lorenzo Álvarez Filip, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICLM), de la UNAM.
“Las comunidades de corales en el Caribe Mexicano entraron a algo que se puede decir “un estado endémico”, ¿qué quiere decir? Que la enfermedad sigue presente pero ya no causa una mortalidad tan alta, básicamente en el caso de los corales y el síndrome blanco, es porque ya mató todo lo que podía matar”, agrega.
Sin embargo, el especialista explica que la enfermedad sigue presente y puede reactivarse si las condiciones ambientales cambian, como si hay más contaminación, con el cambio climático o incluso con el Tren Maya.
“Eso puede hacer que esta enfermedad que ya no estaba en un estado tan agresivo vuelva a estar en un estado agresivo, está latente”, dice.
El Caribe Mexicano ha perdido muchos arrecifes de coral, por el efecto de actividades antrópicas y por una “pandemia” llamada síndrome blanco. ?#VacúnateYPonte? https://t.co/W24BTSs6kz
— Gaceta UNAM (@Gaceta_UNAM) November 13, 2021
Consecuencias drásticas para corales y arrecifes
Debido a que el trabajo de los corales es acumular carbonato de calcio, que es como roca, a futuro se verá muy afectada la capacidad de construir arrecifes, lo que traerá condiciones muy adversas para muchos de los servicios ecosistémicos que los humanos recibimos.
“No es como: ay, pobre especie, se murió y desapareció y algunas personas se ponen tristes, no. El mensaje es que se perdió la capacidad de construir la barrera y entonces los humanos que dependemos de esa barrera, pues nos vamos a empezar a ver afectados cada vez más y no solo con huracanes o tsunamis”, advierte.
Melina Soto, coordinadora para México de la iniciativa Arrecifes Saludables para Gente Saludable, menciona que no siempre se ve a simple vista la diferencia entre un coral vivo y un coral muerto.
“La gente no se da cuenta mucho todavía porque sigue viendo los esqueletos de los corales y no les impacta, pero hay varios sitios que sí es muy impactante verlos, porque son puros esqueletos, ya no hay corales vivos o muy poquitos y no van a ser suficientes para seguir con la tarea que les corresponde”, explica.