Ocurre a veces que uno camina por la calle Motolinía, cerca del Zócalo capitalino, por el Metro Allende, y escucha los acordes de la cumbia.
Hay decenas de personas que disfrutan la música y algunos espontáneos bailan en la calle.
Los músicos de la Organización Merino Musical son especiales. Lo son —no porque sean invidentes— sino porque tocan sus instrumentos musicales y cantan con el alma.