La guerra sucia nunca paró
Los electores de Nuevo León acudirán a las urnas el próximo 1 de julio con dudas y con el recuerdo de que lo único que presenciaron en las campañas fueron ataques y descalificaciones, actitud de los aspirantes a los cargos que dejó una decepción en los ciudadanos y una mancha en los comicios
Jesús PadillaLas propuestas nunca llegaron. A menos de una semana del 1 de julio, la contienda electoral en Nuevo León se ha caracterizado por las descalificaciones, acusaciones y la guerra sucia, que al final dejaron una mancha en el proceso para renovar distintos cargos públicos.
Prueba de ello fueron los debates a las alcaldías, donde incluso hubo hasta un intento de golpes por parte de Patricio Zambrano, así como las redes sociales, plataformas que se convirtieron en el nido perfecto para inundar de información falsa, la cual, según expertos, sí ha influido en la decisión de los votantes.
Francisco Sánchez García, politólogo de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en entrevista con Reporte Índigo explicó que ninguna sociedad merece una elección del tipo que se desarrolló en la entidad neoleonesa, manchada por las campañas negativas.
“Nos deja con la idea de que los partidos no están haciendo realmente su trabajo al momento de elegir a los candidatos, y más allá de gobernar por el interés de la sociedad, están como aves de rapiña por un escaño político”, asegura el politólogo.
En esta elección, explica Sánchez García, se rompió cualquier protocolo de diplomacia política y calificó como “lavandero del vecindario” el uso de las redes sociales en Nuevo León.
“De estas fake news como verdades, y aunque se desmientan o se trate de desmentir siguen permaneciendo en la mente de elector, que no se da tiempo analizar entre las noticias verdaderas, las propuestas”, indica el analista.
Denuncias de candidatos ligados presuntamente al narcotráfico y al crimen organizado, acusaciones de corrupción con administraciones pasadas como la del exgobernador priista Rodrigo Medina, la supuesta inclusión de políticos de dudosa reputación en los equipos de campaña, entre otras acusaciones es lo que los electores han escuchado.
Además, el politólogo de la UANL criticó la densa cantidad de candidatos para las diferentes alcaldías metropolitanas.
“Tuvimos una elección extremamente densa en cuanto a candidatos, Guadalupe y Monterrey son prueba de ello, es una locura para los ciudadanos”, concluye.
Falta de castigo
Gustavo López Montiel, catedrático de la Escuela del Ciencias Sociales y Gobierno del Tecnológico de Monterrey, indica que la guerra sucia se debe a la falta de castigos para los políticos que incurren en calumnias y mentiras para poder bajar al candidato que va adelante en las preferencias.
“En el caso de Monterrey, se da a partir de la propia competencia, en buena medida, porque el candidato que busca la reelección -Adrián de la Garza-, que en buena medida va arriba en las encuestas, y los candidatos que van atrás, al final de cuentas como parte de su estrategia buscan bajarlo”, dice López Montiel.
El experto señala que lo más fácil en las campañas es construir un escenario de ataques para que el electorado comience a dudar de algún candidato, sobre todo quién va al frente de las preferencias.
“Lo más fácil es plantear un escenario, no sé fundamentalmente de mentiras, pero sí de ataques, y en el momento de duda de la gente, hace que los otros candidatos suban, y eso creo que en este contexto ocurrió en Monterrey”, agrega.
“Pero al final de cuentas, esto tiene un efecto de poca incidencia, que solo dura unos días, pues en la medida que se va construyendo o disipando las dudas, y lo que está diciendo el otro candidato, al final regresa a los niveles de aprobación que pudo haber tenido el candidato que está recibiendo los ataques”, señala.
La disputa electoral de dimes y diretes se dio a pesar de que el Gobierno del Estado y representantes de los partidos políticos pactaron desde el 23 de enero un acuerdo de civilidad y seguridad electoral para evitar este tipo de ataques, aunque al parecer todo quedó en el discurso.
López Montiel, agregó que las redes sociales no son un espacio regulado, en donde se puede increpar a cualquier persona de manera horizontal.
“Al final hay mucha libertad, porque se puede construir un espacio ficticio, y a partir de ahí se puede atacar o se puede hacer un conjunto de cosas, y tendría que ser unos de los temas que se tendría que discutir”, concluye el experto.