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La metamorfosis electoral

La alternancia que ha vivido México en los últimos años con el PAN y el PRI en la presidencia y la reciente irrupción de Morena en la competencia electoral ha ocasionado que algunos bastiones de los partidos políticos cambien su voto considerado seguro

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El mapa de la República es un tablero de ajedrez nuevamente, en el que cada coalición o partido político juega sus piezas para conseguir alcaldías, gubernaturas, congresos locales, el federal y la Presidencia.

El intercambio de fuerzas políticas a nivel presidencial, estatal y municipal es sólo una muestra de la transformación del voto.

La alternancia comenzó en el 2000 con el triunfo de Vicente Fox Quesada por el Partido Acción Nacional, luego de que durante 71 años gobernara el PRI sin interrupciones, señala Pablo Becerra Chávez, investigador de Comunicación Política de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

“La alternancia es lo propio en la democracia. Lo atípico es que un partido haya gobernado tanto tiempo”
Pablo Becerra ChávezInvestigador de Comunicación Política de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)

Desde entonces en diferentes estados de la República han existido distintas sucesiones. Algunos partidos políticos que han gobernado por décadas han perdido sus bastiones y otros se han hecho de nuevas plataformas electorales, pues hay entidades en las que ha crecido su popularidad.

En el 2006, tras una reñida elección, el entonces candidato Felipe Calderón Hinojosa obtuvo la presidencia, mientras que en el 2012 el PRI volvió a retomar el poder con Enrique Peña Nieto.

Ambos compitieron contra Andrés Manuel López Obrador, quien fue abanderado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en ambas votaciones y, quien ahora, en su tercera candidatura por el Ejecutivo aparece como puntero en todas las encuestas.

Durante el segundo año de gestión de Enrique Peña Nieto apareció la ruptura del partido del Sol Azteca y se fundó el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), el cual participó por primera ocasión en las elecciones federales intermedias del 2015, obteniendo amplios resultados en el poder Legislativo federal y en este año vivirá su primera elección presidencial con posibilidades de ganarla.

De ganar Morena la presidencia de la República en los próximos comicios, existiría una alternancia de tres grupos políticos distintos por primera vez

Si Morena sale triunfante por el cargo más grande del país, por primera vez en México existiría una alternancia de tres partidos políticos distintos a nivel presidencial.

No obstante, antes de que el 1 de julio se celebren los comicios por la Presidencia y por 9 gubernaturas, es importante destacar qué es lo que ha ocurrido en los años pasados para conocer cómo se ha transformado el voto del electorado a nivel federal y estatal.

El PRI ganó durante 71 años sin interrupciones la presidencia de la República, hasta hace 18 años con la victoria del PAN

12 años de alternancia blanquiazul

La llegada del panista Vicente Fox al poder en el 2000 fue el ejemplo más claro de la alternancia en México, con un contundente triunfo en las urnas con el 42 por ciento de los votos, en contra de sus adversarios Francisco Labastida (PRI) y Cuauhtémoc Cárdenas (PRD), quienes obtuvieron 36.11 y 16.64 por ciento, respectivamente.

El triunfo del PAN abrió la puerta a que más instituciones políticas confiaran en que podían vencer al partido hegemónico y, más aún, que podrían consolidarse no sólo por un sexenio y considerar su continuidad.

El PAN ha sido el primer partido, y hasta el momento el único, en lograr la alternancia en México con la promesa de un cambio en el país, pero su triunfo sólo duró 2 sexenios

Pese a que el gobierno de Vicente Fox fue cuestionado por no rendir resultados esperados con el llamado “cambio”, al finalizar su gestión el PAN obtuvo el voto de confianza de la ciudadanía por segunda ocasión y, en una de las elecciones más reñidas, por segunda vez ganó la Presidencia de la mano de Felipe Calderón.

42
por ciento de votos tuvo Vicente Fox sobre sus contrincantes en el 2000

Éste último se impuso ante Andrés Manuel López Obrador del PRD y a Roberto Madrazo del PRI. La diferencia con el candidato del Sol Azteca fue mínima al cerrar el conteo de las urnas: un 0.56 por ciento.

Sin embargo, datos del conteo final efectuado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial (TEPJF) publicados por el Instituto Federal Electoral (IFE, hoy INE) detallan que Felipe Calderón (PAN) obtuvo 36.09 por ciento de los votos; mientras que Andrés Manuel López Obrador, 33.02 por ciento; y, Roberto Madrazo, 24.45 por ciento.

La ventaja de Calderón solamente fue de 233 mil 831 boletas a su favor, contra las que obtuvo AMLO.

Aunque tres de las entidades con mayor padrón electoral del país como el Estado de México, la Ciudad de México y Jalisco dieron 4.5 millones de votos en conjunto a Calderón Hinojosa, otros estados considerados de tradición panista también le fueron de gran apoyo para obtener el triunfo.

En cuarto lugar, Guanajuato abonó 1.1 millones de votos para el panista en la contienda. Esta cantidad de voto blanquiazul fue mayor que en Veracruz -la tercera entidad con más votantes del país-, donde un millón de votos fueron para Calderón.

Nuevo León y Puebla sirvieron para confirmar la continuidad panista. En el estado del norte 859 mil 303 votos fueron calderonistas y en la entidad del centro sumó 742 mil 736.

La derrota del PRI en el 2000 abrió la puerta a que más instituciones políticas confiaran en que podían vencer al partido hegemónico

Cabe recordar que para López Obrador, quien ya había gobernado la Ciudad de México, fue la que le entregó la mayor cantidad de votos, con 2.8 millones; en el Estado de México, la preferencia por el Sol Azteca también fue avasalladora en su favor, pues obtuvo 2.4 millones.

No obstante, en entidades del norte y del bajío, el entonces perredista no tenía una preferencia tan sustancial como en el centro y fueron los votos de esas regiones que le dieron el gane a Calderón en conjunto.

El regreso del PRI

En 2012, el electorado mexicano decidió volver a confiar en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), luego de que el sexenio de Felipe Calderón se caracterizara por episodios crí- ticos de la economía, derivados del panorama internacional; y un aumento preocupante de la inseguridad en la segunda mitad de su gobierno.

El candidato tricolor electo ese año fue Enrique Peña Nieto, quien antes de ser el abanderado era gobernador del Estado de México, localidad históricamente gobernada por el PRI.

El partido tricolor recuperó la presidencia de la República en 2012 por los votos obtenidos en estados considerados históricamente priistas, pero la aparición de Morena podría cambiar la escena política este 2018

En la contienda de nuevo figuró el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, a quien el PRD volvió a darle su candidatura más importante; mientras que Josefina Vázquez Mota, quien había sido parte del gabinete calderonista, compitió por el PAN.

El resultado: Enrique Peña Nieto consiguió 39.28 por ciento de los comicios; Andrés Manuel López Obrador 29.83 por ciento; mientras que Josefina Vázquez Mota alcanzó el 25.96 por ciento de las votaciones, de acuerdo con el conteo final del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).

El número de votos totales para el PRI en 2012 fue de 19.1 millones, de los cuales, poco más de la tercera parte se concentraron en los estados con más padrón electoral del país y, al menos dos de ellos, con preferencia histórica priista.

No es casualidad que la entidad que gobernó Peña Nieto le haya dado la mayor cantidad de sufragios. Se trata del bastión priista que posee el padrón electoral más grande del país, por lo que el Edomex dio 2.9 millones de votos al candidato tricolor.

A la lista amplia de votantes, se sumaron Jalisco, con 1.3 millones de comicios; la Ciudad de México y Veracruz, cada uno con 1.2 millones; y Chiapas con 933 mil 502 votos.

El entonces candidato Enrique Peña Nieto recuperó hace casi 6 años la presidencia de la República con casi 10 por ciento más de votos que su competidor más cercano, Andrés Manuel López Obrador

En esta elección, aunque Guanajuato figuraba con una inclinación del electorado hacia el panismo, el PRI consiguió allí 929 mil 495 votos; mientras que Vázquez Mota del PAN obtuvo 944 mil 155; es decir, que Peña logró solamente 14 mil 660 votos menos, prácticamente un empate técnico en la entidad, por lo que este bastión casi fue arrebatado al partido blanquiazul.

La irrupción de Morena

El rompimiento de Andrés Manuel López Obrador con algunos dirigentes del Partido de la Revolución Democrática dio como resultado al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) hace 4 años.

Lo que comenzó en 2011 como una asociación civil, para el 2014 cumplió con los requisitos que el INE exigía a las organizaciones para convertirse en partido político y Morena obtuvo su registro en el mes de julio, un año antes de las elecciones federales intermedias del 2015.

En las elecciones para renovar la Cámara de Diputados, Morena en su primera participación obtuvo el 8 por ciento de la votación a nivel nacional, lo que le llevó a conseguir 14 diputaciones federales por mayoría relativa –es decir, por mayor cantidad de votaciones- y otros 21 por la vía plurinominal –o de representación proporcional.

El abanderado de Morena podría hacer historia si resulta presidente electo, al regresar la alternancia a México con un tercer partido político distinto al PRI y al PAN

Además de ocupar 35 curules en San Lázaro, Morena obtuvo a nivel local 5 alcaldías repartidas en los estados de Tabasco, Yucatán, Campeche, Michoacán y en el Estado de México.

En la Ciudad de México el partido de López Obrador aprovechó la inercia de su gobierno y su popularidad, desde su primera elección hizo un bastión amplio de preferencia, debido a que obtuvo 5 delegaciones y 18 diputaciones en la Asamblea Legislativa capitalina.

Pese a que Morena no consiguió ninguna gubernatura de los 9 estados que se encontraron en disputa en 2015, sí obtuvo buen posicionamiento entre las preferencias de la ciudadanía, posicionándose como tercera fuerza política, en los casos de Campeche, Baja California Sur y Querétaro.

Para el 2016, otros 12 estados decidieron quién los gobernaría. Ya con Morena en las boletas, se destacó el tercer lugar que consiguió Cuitláhuac García, quien consiguió el 26 por ciento de las votaciones, solo por debajo del ganador Miguel Ángel Yunes (PANPRD) y de Héctor Yunes Landa (PRI-PVEM-Nueva Alianza y Alternativa Veracruzana).

Cuitláhuac García volverá a ser abanderado de Morena por la gubernatura de Veracruz en las elecciones del próximo 1 de julio.

A menos de cuatro años de su creación, Morena podría conseguir la Presidencia. Dirigido por López Obrador, llegaría a ser el tercer partido que gobierne el país, después del PRI y del PAN.

La venganza ciudadana

El voto es un instrumento mediante el cual la ciudadanía castiga o premia al gobierno en turno, ya sea con su continuidad o eligiendo a otra alternativa política, dicen especialistas en el tema electoral.

“El primer voto de castigo en México fue para el PRI en el 2000, tras un sexenio de Ernesto Zedillo en el cual hubo devaluaciones y corrupción; ahí tenemos el elemento del ‘castigo’.

La única arma que tienen los ciudadanos para evaluar un buen o mal gobierno es el voto, en el cual también influyen la carisma y las propuestas de los candidatos, señalan expertos

“Aunque también debemos de tomar en cuenta que así como el voto castiga, también puede premiar a alguien, por una cuestión de carisma o por sus propuestas”, apunta el experto Pablo Becerra.

El no votar por un partido por una cuestión de mal desempeño de su gobierno es también un factor que fortalece la democracia, asegura David Morales González, La venganza ciudadana politólogo y académico de la Fes Acatlán (UNAM).

“La democracia representativa solo tiene un instrumento para castigar y es a través del voto. Ese es justo el poder de votar y con ello se demuestra que puede existir una alternativa para gobernar y también para evaluar al gobernante que estaba en turno”, afirma Morales González.

En otro sentido, Becerra Chávez comenta que el caso de Morena y su amplia ventaja mostrada en las encuestas se debe a que su candidato, Andrés Manuel López Obrador, es un líder carismático y por ello se le puede “premiar” mediante el sufragio.

El primer voto de castigo en México fue para el PRI en el 2000, tras el gobierno de Ernesto Zedillo, indica el profesor Pablo Becerra

“Los partidos de corte carismático tienden a vivir en torno a su líder. De eso depende que continúe su apoyo. La figura de López Obrador recuerda a la de Cuauhtémoc Cárdenas cuando fundó el PRD; nunca fue un partido, sino un líder que tenía legitimidad y la credibilidad de los militantes. Para que Morena no sufra un voto de castigo en el futuro tendrá que buscar una sucesión de AMLO, antes de que se produzca un desgaste con la ciudadanía”, añade Becerra.

Las pérdidas del tricolor

El próximo 1 de julio se renovarán nueve gubernaturas. El PRI llega a las elecciones del 2018 sumando varias derrotas en los procesos electorales estatales celebrados entre el 2015 y 2017.

Tan sólo en el 2016, el partido tricolor perdió 6 de 12 gubernaturas en disputa, entre ellas Quintana Roo, Tamaulipas, Durango y Veracruz, entidades donde la coalición del PAN y el PRD lograron arrebatarle los gobiernos locales que fueron comandados por el PRI durante 80 años.

Para el 2017, Morena fue un arduo competidor en el Estado de México. En una elección cerrada, la morenista Delfina Gómez consiguió el 30.91 por ciento de los votos; mientras que el priista Alfredo del Mazo ganó con 33.69 por ciento de las boletas a su favor, lo que permitió que su partido continuara con la hegemonía en la entidad.

El PRI también triunfó en Coahuila en un proceso electoral polémico, debido a que unos meses después de la elección, el TEPJF validó el triunfo tras desahogar que las acusaciones por rebasar el tope de recursos empleados en su campaña no procedieron.

En tanto, en Nayarit el PAN y el PRD consiguieron la gubernatura.

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