Hace dos días el presidente Calderón declaró: “Las adicciones son esclavitud del siglo 21, principalmente entre niños y jóvenes que se encadenan desde muy temprana edad, y esta esclavitud los acompaña, en la mayoría de los casos, toda la vida”, en un discurso durante Primer Encuentro Nacional de Centros Nueva Vida.
En el evento en Colima, se dieron a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Adicciones 2011.
Según la ENA, el 1.8 por ciento de la población consumió alguna droga ilegal en 2011.
La tendencia al alza en el consumo de drogas ilícitas se detuvo entre 2008 y 2011, pero Calderón mencionó que es preocupante el consumo y adicción de alcohol entre jóvenes.
Pero, a pesar de que las adicciones eran el foco rojo, las cifras de su sexenio obligan a cuestionarse sobre las otras “esclavitudes” en el México actual, igualmente “preocupantes”.
En los últimos seis años los asesinatos, las extorsiones, los secuestros, asaltos, robos, tiroteos, arraigos, entre otros, han aumentado alarmantemente.
En general, las violaciones a los derechos se han incrementado significativamente. Sólo en 2011 la CNDH recibió mil 699 denuncias y “no se ha dictado una sola sentencia condenatoria por ese delito en el fuero federal”, según denunció Amnistía Internacional.
Irónicamente, ayer la Organización Mundial Contra la Tortura discutió en Ginebra, Suiza, sobre este delito en México.
El organismo revisará hoy y y mañana dos informes periódicos que el Estado mexicano preparó sobre sus acciones contra la tortura.
El presidente de la CDHDF, Luis González Placencia, reveló que en el encuentro ante la dependencia de la ONU debatieron sobre la existencia de la figura del arraigo, “pues el arraigo hace posible que se generen contextos propicios para la tortura”, denunció.
