La otra pesadilla
La tragedia provocada por el sismo tiene otra cara y es la de quienes han tenido que dejar su hogar por indicaciones de Protección Civil, pese a no existir un análisis confiable del estado de sus casas
Ernesto SantillánUno de los mayores retos a los que se han enfrentado las miles de personas afectadas por el terremoto del 19 de septiembre es la desinformación.
En la colonia Obrera, en la calle de Chimalpopoca esquina con Bolívar, uno de los sitios más afectados por el sismo, nada está claro.
La confusión se puede percibir en los rostros de quienes se encuentran a la espera de que sus familiares, amigos o empleados sean rescatados.
“Nosotros llegamos ayer en la noche en un vuelo de Paraguay después de que nos informaron que mi esposo y cinco empleados más que trabajan con nosotros permanecen enterrados bajo las ruinas de lo que alguna vez fue una maquiladora de ropa, una importadora de juguetes asiáticos y una distribuidora de cámaras para automóviles”, relata con un acento difícil de entender Cynthia Yang.
La mujer de origen taiwanés hasta el día de hoy no sabe con certeza si su esposo sigue sepultado entre los escombros o si ya fue rescatado y trasladado a uno de los muchos hospitales de la Ciudad de México que atienden a las víctimas del sismo.
Cuando llegaron a la zona del desastre, su hija Jenny, una joven estudiante de medicina llamada, había sido informada por los cuerpos de rescate que el esposo de Cynthia ya había sido rescatado y trasladado de emergencia a un hospital para ser atendido.
Sin embargo, tras preguntar en todos los hospitales donde se les dijo estaban atendiendo a los heridos, no pudieron dar con el paradero del hombre a quien identifican como José Rin.
Al fracasar en la búsqueda acudieron con las autoridades federales que laboran en la zona y le dijeron que el señor seguía bajo los escombros, pues nadie nunca lo vio salir ni su nombre se encontraba dentro del registro de personas rescatadas.
“No me dejaron identificar ninguno de los cuerpos que fueron rescatados sin vida a pesar de que sabían que mi familia y yo nos encontrábamos esperando noticias de las personas que quedaron atrapadas bajo el edificio que se les colapsó encima”, relata Jenny con un tono de voz entrecortado por la preocupación y el cansancio.
En la colonia Roma Norte, una de las zonas donde más daños hubo a inmuebles casa habitación la situación no fue distinta.
Las personas que se encontraban guardando lo que lograron rescatar de último momento en cajas de cartón sobre la banqueta reclamaban que las autoridades de Protección Civil sólo pasaron a decirles que abandonaran sus hogares pues corrían el riesgo de derrumbarse, sin embargo nunca se les dio un análisis completo y confiable del estado en que se encontraban sus departamentos y casas.
Para Álvaro González, un joven actor que habitaba el cuarto piso del edificio número 200 en la calle de Jalapa la tristeza y preocupación eran abrumadoras.
“Llevaba toda mi vida habitando ese departamento. Incluso invertí gran parte de mis ahorros para comprar otro de los pisos del mismo edificio para poder rentarlo y tener un dinero extra, pero ahora lo he perdido todo”, confiesa.