En los últimos 22 años las estrategias de inserción económica internacional de América Latina se han centrado en la firma de acuerdos comerciales para expandir sus exportaciones, pero no han logrado diversificarlas y tampoco han tenido mucha repercusión en la estructura de este sector ya que no contribuyen a las exportaciones de alta calidad.
Así lo advierten Alfonso Dingemans y César Ross, especialistas de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal) en su estudio “Los acuerdos de libre comercio en América Latina desde 1990. Una evaluación de la diversificación de exportaciones”, publicado este mes de diciembre.
En el texto, ambos sostienen que los Acuerdos de Libre Comercio (ALC), aunque pieza fundamental del intercambio mundial, no sustituyen a las políticas industriales y sociales. Y ponen como ejemplo Chile, donde el proceso de diversificación tuvo lugar en las décadas de 1970 y 1980, pero que en los últimos 20 años ha notado ningún efecto en sus exportaciones.
Hasta enero de este año, la Organización Mundial de Comercio (OMC) recibió unas 511 notificaciones de acuerdos de comercio regional, el 90 por ciento correspondía a ALC y a acuerdos de comercio preferencial.
Según el Sistema de Información sobre Comercio Exterior de la Organización de los Estados Americanos (OEA), hay 64 ALC, tres acuerdos marco y 33 de comercio preferencial vigentes entre sus Estados miembros.
México, tras Chile
En su estudio, los investigadores reconocen que Chile y México son los países que han firmado más ALC de toda la región. Pero Venezuela y Colombia representan más del 50 por ciento de todos los acuerdos de comercio preferencial que son básicamente regionales y no intercontinentales.
Sin embargo, señalan los investigadores, estos acuerdos son incapaces de lograr un acceso considerable a nuevos mercados.
Admiten que México podría ser una posible excepción por el crecimiento registrado en los sectores de maquinaria y equipos de transporte con un 53 por ciento y en manufacturas con un 10 por ciento, aunque no descartan que dicho repunte se atribuya al sector de la maquila.
Pero la fuerte presencia de los Estados Unidos en la economía mexicana, aclaran, supone que existan pocos efectos secundarios.
Otras fuentes sostienen que la diversificación de las exportaciones mexicanas tiene que ver con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Si bien esto puede ser cierto, los datos permiten ver que “con este tratado no se ha concretado la exportación de nuevos productos y que sus efectos en la diversificación de las exportaciones y el cambio estructural son, como mucho, moderados”.
Productos primarios
Prueba de ello, según su tesis, es que las economías de América Latina continúan estando muy concentradas en los productos primarios de los que dependen en gran parte.
Pero no niegan que su efecto ha sido asombroso sobre todo en los casos de México y Chile, donde un 94 y un 81 por ciento, respectivamente, del comercio con otros países se cubre con este tipo de acuerdos. Mientras, en Colombia, Ecuador y Venezuela los ALC cubren menos del 10 por ciento del total de sus exportaciones.
“En los pocos casos en que los países comenzaron a exportar nuevos productos, se trataba en general de productos básicos que sustituían a otras de productos básicos”, dicen los investigadores en su estudio.
De ahí que los autores consideran que los acuerdos han sido bastante ineficaces a la hora de promover la diversificación de productos de exportación, pues un ALC no garantiza por sí el éxito económico.
A manera de conclusión, los investigadores plantean la necesidad de investigar cómo promover las exportaciones de productos de mayor valor agregado y lograr una distribución más uniforme.
Además, sugieren analizar hasta qué punto las empresas y los gobiernos de Latinoamérica realmente apoyan el libre comercio.
Sobre todo, dicen, porque es muy probable que estos acuerdos continúen siendo el principal instrumento para promover el libre comercio, mientras la Ronda de Doha siga en punto muerto.