La vieja aliada incómoda
En los sexenios panistas, el poder de Elba Esther Gordillo no tenía límite.
Dejo de estar subordinada al Ejecutivo federal.
Se salió de la línea y terminó siendo una fuerza autónoma: “algo no común en los sindicatos corporativos”.
La reflexión es de Enrique de la Garza Toledo, especialista en temas sindicales. Recuerda cómo en el sexenio de Vicente Fox “comenzó a actuar como una fuerza independiente”.
Hacía alianzas con partidos y gobiernos, dependiendo las circunstancias. Así fue convirtiéndose en la dirigente sindical más poderosa del país.
Predeterminado del sitioEn los sexenios panistas, el poder de Elba Esther Gordillo no tenía límite.
Dejo de estar subordinada al Ejecutivo federal.
Se salió de la línea y terminó siendo una fuerza autónoma: “algo no común en los sindicatos corporativos”.
La reflexión es de Enrique de la Garza Toledo, especialista en temas sindicales. Recuerda cómo en el sexenio de Vicente Fox “comenzó a actuar como una fuerza independiente”.
Hacía alianzas con partidos y gobiernos, dependiendo las circunstancias. Así fue convirtiéndose en la dirigente sindical más poderosa del país.
“Sus ganancias electorales fueron muy superiores a las épocas del presidencialismo priista”, indica el doctor en Sociología por El Colegio de México.
Fungió como una aliada de las administraciones albiazules y tricolores, pero siempre resultó incómoda. Desde fuera, se señalaba el mal funcionamiento del sistema educativo controlado por el sindicato magisterial que “desde hace tiempo consiguió el control de la educación básica y media”.
La época de oro de “La Maestra” supuso estar al frente de un movimiento que manejaba a sus anchas y determinaba la facilidad para obtener “nuevas tajadas a nivel de los Estados y del Gobierno federal”.
Su partido, el Panal, pese a ser pequeño, se volvió un fiel de la balanza en elecciones cerradas. A cambio de ello, solicitaba nuevas prerrogativas de financiamiento, canalizadas supuestamente hacia el SNTE.
“Y ya sabemos ahora un poco más dónde iban a parar estos fondos”, precisa el profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Gordillo devino “una fuerza poco tolerable”. Y la reciente anulación de su fuerza se llevó a cabo haciendo “judicial un problema político”.
La restauración política
El académico considera que la detención de Gordillo implica una restauración política. Es una suerte de medida “entre preventiva y de vuelta a los viejos cánones del nuevo priismo”.
Lo anterior, precisa a Reporte Indigo, no significa estar defendiendo a la ex dirigente ni a su sindicato. Pero no duda en afirmar que se le pasó factura “por haberse saltado las trancas olímpicamente”.
De la Garza agrega que el viejo-nuevo PRI lo que quiere “es restituir las reglas de la línea y disciplina partidaria” de antaño.
Nuevo líder débil
No parece que el nuevo líder del SNTE tenga la fuerza de su antecesora.
Con el golpe asestado a las finanzas de un sindicato “aceitado por el dinero” se pierde mucho margen de maniobra. Se anticipa un sindicato debilitado y acotado a los designios del gobierno.
El sociólogo estima que la dirigencia de Juan Díaz de la Torre será débil: Es “una figura muy gris… Era un burócrata y seguirá siendo su papel”.
Hasta el momento, no se ve que haya intenciones de rebelarse ni de emprender un verdadero rechazo a la reforma constitucional en educación.
Las manifestaciones de los maestros han brillado por su ausencia y las pocas que ha habido las ha encabezado la disidencia de la CNTE.
Mucho deben pesar los expedientes sobre los manejos fraudulentos del sindicato. De la Garza piensa que sí existen, “y creo que el gobierno los sacará si esta dirigencia comienza a presentarse nuevamente de oposición”.
¿Lecciones positivas?
El arresto de Gordillo puso a la vista la enorme arbitrariedad con que se movía.
Es bueno, de acuerdo a De la Garza, mostrar que la ley puede combatir la corrupción, pero, indica que aún faltan muchos más.
Otra cosa positiva está en suspenso: una reforma educativa precisa.
Para el sociólogo, no está claro la forma de ingreso y permanencia de los profesores ni su recalificación: en qué condiciones, en qué periodos del año…
A su parecer, “no basta la guillotina teórica” contra miles de maestros que, de antemano, se sabe no están capacitados para aprobar una evaluación.