El Gobierno de la Ciudad de México y la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) comienzan a trazar rutas distintas respecto a quiénes son los presuntos responsables del cierre parcial de la Línea 12 del Metro.
Para la administración de Miguel Ángel Mancera, todo apunta al exdirector del Proyecto Metro, Enrique Horcasitas, al senador Mario Delgado y al ex jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard.
Mientras que la comisión que asignó el órgano legislativo local para investigar las fallas en la Línea Dorada sigue apuntando a Horcasitas y al director del Sistema de Transporte Colectivo Metro, Joel Ortega.
El punto de quiebre entre el GDF y la ALDF deriva de las bitácoras y libranzas que entregó Ortega, también extitular de la SSP-DF, de manera parcial, a la comisión especial.
De acuerdo con el documento que se presentará para su discusión hoy en la Asamblea, el punto central que convierte a Ortega Cuevas en presunto responsable es un informe de 5 mil fojas.
Según las observaciones de los diputados locales, entre ellos Jorge Gaviño, Cuauhtémoc Velasco, Víctor Hugo Lobo, Ariadna Montiel y Fernando Espino, se trata de un documento inconsistente e incompleto.
Viejas rencillas
Cabe mencionar que dicho grupo de diputados tiene o ha tenido en algún momento un roce político con Ortega.
Por ejemplo Espino, líder de los trabajadores del Metro, quien fue exhibido por tener en la nómina del organismo a más de 20 parientes.
Con Lobo, la rencilla sucedió al darse a conocer sus antecedentes penales.
De Montiel y Velasco es evidente la vena política: la primera por ser pupila de René Bejarano, y el segundo, por su afinidad con Ebrard.
Estos dos políticos forman un bloque contra Mancera y su gobierno.
Así las cosas, se explica la aparente cargada contra el director del Metro. Según este grupo de diputados, el director del STC Metro entregó en 6 carpetas información que supuestamente probaba que sí hubo un mantenimiento adecuado en toda la Línea 12 en la gestión de Joel Ortega.
Sin embargo, con base en diversos análisis, se detectó que el funcionario entregó una serie de libranzas sin programa de actividades y bitácoras con información “de dudosa procedencia”.
La explicación que dieron los legisladores sobre estos temas aclaran que las libranzas son los controles de accesos de los trenes a las vías y talleres, y las bitácoras son los registros de reparaciones.
Para determinar si la información que entregó el Metro es real, se requería contrastar los ingresos y tiempos de reparación, con los reportes de mantenimiento.
“Muy grave resulta que en el periodo que se informa, más del 95 por ciento de las libranzas autorizadas no se apegan a las disposiciones generales (…) en lugar de estar firmadas por los funcionarios del organismo, están firmadas por los representantes de empresas contratadas, sin dejar de señalar que por lo menos dos personas firman con diferentes nombres.
“Resulta curioso que en los reportes de autorización para descender a vías que se elaboraron en el puesto de control de Línea se utilizaron diferentes formatos (…) además, la gran mayoría no están firmados o en hojas en blanco”.
Algunos legisladores le informaron al GDF que Ortega no había subsanado estas inconsistencias, y no iban a dejar de señalar las omisiones.
A la par, la Secretaría de Obras recibió el informe de TSO y no lo compartió con la ALDF. Mandó un resumen ejecutivo que generó más sospechas.
Hoy iniciará la discusión del predictamen, del cual esta casa editorial ya dio cuenta.