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Las desaparecidas de Jalisco

“Tatuaje en el pecho con la figura de una rosa y su nombre Carolina”; “en espalda con el nombre de Yesenia y dos rosas”; “cicatriz en forma de corazón en el tobillo derecho”; “tiene tatuajes en el pie derecho con el nombre de Armando con letra cursiva”; “cicatriz en abdomen de cesárea”. 

Son señas particulares de algunas de las mujeres cuyo rastro se perdió en Jalisco, inscritas en el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (Rnped), recientemente actualizado por el Gobierno Federal. 

"La violencia de género en la que está la entidad -estamos entre las cinco primeras entidades-, es importantísimo atenderlo de forma inmediata"
Francisco Macías MedinaIntegrante del Cepad
Una incógnita en las desapariciones es qué tan importante es el factor de la trata, para lo que ayudaría la operación de una fiscalía especializada que aún no se crea
http://youtu.be/xVrrDZ_-ufA

“Tatuaje en el pecho con la figura de una rosa y su nombre Carolina”; “en espalda con el nombre de Yesenia y dos rosas”; “cicatriz en forma de corazón en el tobillo derecho”; “tiene tatuajes en el pie derecho con el nombre de Armando con letra cursiva”; “cicatriz en abdomen de cesárea”. 

Son señas particulares de algunas de las mujeres cuyo rastro se perdió en Jalisco, inscritas en el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (Rnped), recientemente actualizado por el Gobierno Federal. 

Familiares, amigos o conocidos de las víctimas acuden a las agencias del Ministerio Público de todo el país, y a la hora de denunciar los hechos, brindan este tipo de distintivos a la autoridad, esperando que eso sirva para volver a verlos pronto.   

Hoy en día, en Jalisco persisten oficialmente 384 mujeres en estatus de desaparecidas, es decir, dos de cada 10 de todos los casos en el Registro (2 mil 113), entre éstas hay decenas de bebés y niñas. 

Francisco Macías Medina, integrante del Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo (Cepad), advierte.  

“La estadística sólo de este registro nos dice que aún está el 18 por ciento de mujeres que están desapareciendo, es básico, importante y urgente, incluso por la violencia de género en la que está la entidad -estamos entre las cinco primeras entidades-, es importantísimo atenderlo de forma inmediata”. 

De todas las mujeres desaparecidas en Jalisco, 168 o el 44 por ciento son menores de edad; 65 de éstas tienen de cero a 14 años (17 por ciento), y 21 son bebés y niñas de los cero a los nueve años (5 por ciento). 

El otro gran estrato de edad es el de los 18 a los 39 años, son 164 mujeres aún muy jóvenes (el 43 por ciento) de las que nada se sabe. 

Si Jalisco es la segunda entidad con más desapariciones del país, hablando exclusivamente de mujeres es la séptima, por debajo de Tamaulipas (mil 110), Distrito Federal (708), México (618), Baja California (585), Guanajuato (534) y Coahuila (392). 

Supera, sin embargo, a estados como Chihuahua (228) y su icónica Ciudad Juárez; Michoacán (217) y su crisis de inseguridad, y Sinaloa (157). 

El problema, apunta Macías, es que las autoridades no han elaborado, o no han difundido, un diagnóstico para comprender el fenómeno: 

“Nos vuelve a confirmar una vez más que Jalisco tiene graves indicadores en violencia de género, y un efecto de la violencia de género es la parte de esa inacción que habría que dar una explicación por parte del Estado, y tener muy claro las dinámicas sociales que se están generando en contra de las mujeres y aquellos contextos que están generando situación de vulnerabilidad”.

Precisar “si en esos crímenes hay una dinámica de violencia de género, de trata, de delincuencia organizada o qué dinámica”.

Una incógnita, en efecto, es qué tan importante es el factor de la trata, ayudaría la operación de la fiscalía especializada a la que obliga la ley desde 2012, pero no existe en Jalisco, así que la investigación del delito es incipiente. 

Las mujeres adultas que desaparecen en Jalisco son principalmente delgadas, con el 44 por ciento de los casos; las robustas son un 29 por ciento; las de talla mediana un 18 por ciento, más otro 9 por ciento sin especificar.      

En las menores de edad también impera el tipo esbelto, con 47 por ciento; luego están las robustas (20 por ciento), y medianas (14 por ciento). 

Especialistas en violencia de género, como la antropóloga María Marcela Lagarde y de los Ríos, dijo en junio del 2013 que la trata juega un papel crucial

“Hay diversos tipos de desapariciones, no todas están ligadas a trata de personas, pero hoy sí sabemos que el mayor número de mujeres, sobre todo casi niñas, desaparecidas en Ciudad Juárez, en Veracruz, en Jalisco, en diversos municipios, sí está ligado a la trata”, dijo Lagarde. 

A nivel nacional, el 29.9 por ciento de los 22 mil 322 desaparecidos son mujeres (6 mil 678); de ellas, el 55 por ciento son menores de edad (3 mil 696); el 29 por ciento tienen de cero a 14 años (mil 916) y el 14 por ciento son bebés y niñas de cero a nueve años (932). 

El rezago

“Un lunar en el cuello y al reírse se le hacen dos hoyitos en las mejillas”; “un tatuaje en el hombro derecho con el nombre de su hijo Erick”; “embarazo avanzado de ocho meses”; “mejillas bastante sonrosadas”; “sí, en la espalda, life is beautiful”. 

“Desapareció de mi domicilio el día 13 de octubre de este año”; “tiene varias cicatrices en el antebrazo izquierdo a la altura de las venas, de aproximadamente 10 centímetros de largo, en línea horizontal, que son las que le quedaron de la ocasión en que se quiso suicidar…”. 

Gran parte de las desapariciones de mujeres en Jalisco son muy recientes, el 52 por ciento data del 2013 y 2014, aunque el Registro tiene seis sin ser resueltas desde las décadas de los 80 y 90 del siglo pasado. 

En la actual administración estatal han ocurrido la mitad de todas las desapariciones de mujeres, son 188; es un problema vigente.  

De éstas, a su vez, la mitad son menores de edad: 86, mientras que 39 tienen de cero a 14 años, y 11 de ellas van de cero a nueve años. 

Los municipios con más de estas víctimas son Guadalajara (128), Zapopan (65), Tlaquepaque (37), Puerto Vallarta (26), Tlajomulco (21), Tonalá (20), El Salto (8), Autlán (7), La Barca (7) y Cihuatlán (5), El Grullo (5) y Tala (5). 

Según el Registro Nacional de Personas Extraviada, hay 28 municipios en el país con 50 o más mujeres desaparecidas; Guadalajara ocupa el décimo lugar, y el único otro jalisciense es Zapopan, en el 21. 

Los primeros nueve son: Tijuana (377), Matamoros (271), León (255), Reynosa (217), Nuevo Laredo (182), Puebla (182), Mexicali (150), Juárez (133) e Iztapalapa (129). 

Hay regiones a destacar en Jalisco como Costa Norte y Centro (ahí está la capital), donde una de cada cuatro desapariciones fue de féminas (26 y 285, respectivamente), y Altos Norte, con una de cada cinco (siete).   

El derecho a la verdad

La resolución en Jalisco de un 64 por ciento de los casos de la primera versión del Registro de Personas Desaparecidas (mil 438 de 2 mil 230), comprendidos entre 2008 y 2011, lleva al Cepad a cuestionar sobre esto que llama una emergencia humanitaria.  

¿No tiene derecho la sociedad a conocer con puntualidad cómo concluyeron todos estos casos? ¿Qué pasó con estas mujeres y hombres? ¿Cuántos fueron hallados con vida, cuántos no? 

Si inicialmente había mil 184 desaparecidas, ahora hay 384, son 800 menos. 

“Estamos hablando de que hay 2 mil personas desaparecidas sólo en Jalisco, implica más de un 300 o 400 por ciento más de las desapariciones que se habían documentado en la etapa de la Guerra Sucia”, dice Macías. 

“Dicen que hay una resolución del 60 por ciento, pero no nos están diciendo el contexto en el cual la persona desapareció y regresó. Las medidas para que esto no vuelva a repetirse por parte del Estado, una obligación si es que se aprecia de ser democrático y respetar los derechos humanos. 

“Tampoco dan información sobre el perfil de ese 60 por ciento que ya se encontró, mucho menos de las 2 mil 100”. 

En el 2013 se publicó el Protocolo de Investigación y Atención en Casos de Desaparición de Mujeres por Razones de Género.

“Están intentando cambiar las formas, pero en las prácticas las fiscalías y las procuradurías siguen operando exactamente igual. 

“Sí obliga al Estado a no tener registros para generar, de alguna manera, bursatilizar los datos y decir que estamos limpiando los expedientes -un calificativo que no lo han dicho-, la sociedad tenemos derecho a saber qué ocurrió para que no vuelva a ocurrir”, concluyó el integrante del Cepad.

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