Con la victoria de Alejandro Moreno en la elección interna para la renovación de su Comité Ejecutivo Nacional (CEN) llevada a cabo el domingo, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se encamina a una nueva era de transformaciones; una época en donde sólo se perciben dos rumbos bien definidos para el organismo político.
El primero representa una ruta clara hacia la oposición; una que logre aprovechar el desgaste político de Morena para capitalizarlo con miras a las elecciones intermedias del 2021.
El 18 de agosto tomarán protesta Alejandro Moreno Cárdenas y Carolina Viggiano una vez ratificado su triunfo en las urnas el domingo pasado
El segundo: encumbrarse como un partido aliado del poder, concentrado en realizar labores de acompañamiento para el régimen de la Cuarta Transformación (4T).
Ambos caminos tienen como común denominador el cansancio de su militancia, la cual no sólo lleva a cuestas el peso de la derrota del 2018, sino el estigma de la corrupción heredada por al menos una decena de priistas de alto nivel involucrados en escándalos como lavado de dinero y colusión con el crimen organizado.
Una base que pese a los pronósticos de abstencionismo y las visiones contrastadas de los tres aspirantes al cargo, salió a votar en las 6 mil 150 casillas que el tricolor desplegó por todo el país.
“Algunos suponían el hundimiento del PRI o auguraban que el partido prácticamente no iba a tener participación. Hoy vemos que votaron más de 1 millón de militantes. Todavía falta un 20 por ciento de computar, pero (la de Alejandro Moreno) sería la dirigencia más votada por el mayor número de personas en la historia del partidismo en México”, comenta Arturo Zamora Jiménez, secretario general del CEN del PRI.
El funcionario, quien se mantendrá en su cargo hasta el próximo domingo 18 de agosto –fecha programada para la toma de protesta de la fórmula ganadora en la contienda– expresa que una vez concluida la jornada electoral, el camino que debe trazar la nueva presidencia debería ser uno de apertura para que todas las decisiones del organismo sean democráticas.
“La comisión nacional de Procesos Internos deberá sesionar este próximo miércoles. Seguramente será por la tarde para que proceda a hacer la declaratoria correspondiente y luego la famosa entrega de la constancia de mayoría, que se prevé será ese mismo día.
Tomar las riendas del PRI
Históricamente, los presidentes del PRI que han estado al frente del organismo durante las sucesiones de poder, han tenido un peso específico para la reconfiguración del organismo.
Tras la derrota del año 2000, periodo en donde Beatriz Paredes Rangel fungió como la dirigente del partido tricolor, se concentraron los esfuerzos en encauzar el peso del organismo hacia el poder legislativo.
“Las relaciones entre los Poderes se dan en un marco de normalidad democrática, y el Poder Legislativo ha reivindicado el ejercicio de sus espacios, no siempre con la comprensión requerida; con tensiones inherentes a la expresión plural de una sociedad que expresó su diversidad política en las urnas”, dijo la funcionaria en el marco del segundo Informe de Gobierno del entonces presidente Vicente Fox.
En su momento, Paredes Rangel afirmó que la vida institucional del país “puede estremecerse en medio de debates y disputas o puede, incluso, aletargarse ante los conflictos de los diversos protagonistas”, pero no se paraliza debido a la conciencia constitucional fomentada por las diversas expresiones partidistas.
Ahora, en el contexto de la reciente derrota histórica del PRI, Arturo Zamora asegura que es labor de la nueva dirigencia “actualizar la agenda, la organización y renovar la alianza con la sociedad. Una labor que se deberá realizar durante el siguiente compromiso del partido: su XXIII Asamblea Nacional.
“La presidenta Ruiz Massieu y su servidor entramos al partido después de la severa derrota de julio del 2018 y transitamos por un proceso muy difícil, en donde finalmente debemos de reconocer que ha sido uno de los momentos más complejos en la historia del partido”.
Te puede interesar:El dilema por la renovación
Inconsistencias internas
A pesar de que las fuerzas priistas están en el entendido de que la elección del domingo 11 de agosto fue un avance en cuanto a la apertura de sus procesos de elección interna, la jornada no estuvo exenta de acusaciones de irregularidades, acarreos y compra de votos.
Para “Alito” Moreno, una de las primeras acciones tras anunciarse como triunfador de la contienda, fue extender la mano a sus adversarias Lorena Piñón e Ivonne Ortega; el primer intento por cerrar las heridas que dejó el proceso interno del partido y lograr así recuperar la unidad del priismo en torno a su proyecto.
“Quien ha hablado es la militancia en un proceso transparente. Lorena e Ivonne tienen nuestro respeto. Sólo tengo reconocimiento, afecto y respeto para ellas. Son nuestras compañeras de partido”, aseguró.
Sin embargo, tras no quedar conforme con la encuesta de salida de Consulta Mitofsky que la posicionó con tan sólo el 9.17 por ciento de los sufragios de los militantes, la exgobernadora de Yucatán anunció que cuenta con todos los elementos para impugnar la elección o incluso lograr su anulación.
“Hemos trabajado durante años para que la democracia interna avance. Este es un primer paso. Fue un proceso inequitativo y la cúpula derrochó recursos y cometió irregularidades. Pero a partir de ahora el PRI está obligado a hacer miles de elecciones internas, tanto para cargos de elección popular como para dirigencias, desde las municipales hasta la nacional. Ahí estaremos al lado del priismo”, comentó Ortega Pacheco.
De la lista de inconsistencias que señaló el equipo de la aspirante yucateca, se encuentran la pérdida de representantes electorales, “más de mil de ellos”, por culpa del sistema informático instalado por el CEN, así como la prohibición de acceso a estas personas que se encontraban debidamente acreditadas.
También aseguraron que hubo votos de individuos que no se encuentran en el padrón oficial del partido y el relleno o “embarazo” de urnas previo a la jornada electoral, así como la compra y coacción del voto en estados como Oaxaca, Coahuila, Estado de México y Chihuahua.
“Durante este proceso lleno de vicios y trampas hemos recibido miles de denuncias y pruebas por parte de militantes valientes, que arriesgaron mucho, y hubo muchos que han perdido su trabajo por represalias de la cúpula.
“Aún no hay resultados oficiales, y estaremos atentos a lo que las instancias del partido den a conocer. Pero con el cúmulo de irregularidades registradas, se anticipa que no reflejarán la verdadera voluntad de la militancia. Alejandro Moreno Cárdenas se ha declarado ganador, pero esta declaración carece y carecerá de legitimidad”, expuso.
Por su parte, Lorena Piñón reconoció la derrota la misma tarde del domingo, expresando sus mejores deseos para la gestión de la fórmula Moreno-Viggiano pero también dejando entrever la profundidad de la crisis ideológica que se vive en el organismo.
Te puede interesar: Alejandro Moreno, el alfil
En busca de la ideología
De acuerdo con el CEN, la fórmula de Alejandro Moreno y Carolina Viggiano obtuvo en total un millón 448 mil 169 votos, que representan el 84.12 por ciento de los militantes que salieron a las urnas a elegir a sus nuevos dirigentes.
Para ese día –a reserva de que alguna de las impugnaciones que planea presentar el equipo de Ivonne Ortega proceda–, el nuevo dirigente del partido tricolor deberá asumir el cargo a la par de pronunciar un discurso que permita dibujar el nuevo rumbo de la organización, un reto difícil en vista del vacío ideológico que el priismo atraviesa a escala nacional.
A consideración del analista político y experto en imagen pública, José Manuel Urquijo, el PRI no sólo enfrenta el reto de reagruparse y entender el lugar que estará jugando en el nuevo mapa político del país, sino que atraviesa por una “crisis de identidad” que deberá resolver el nuevo dirigente nacional.
Una búsqueda en donde la nueva dirigencia tendrá que orientar su visión hacia las causas sociales que históricamente defendieron pero que hoy son las del partido en el poder.
“¿Hacia qué punto del espectro ideológico se redefinirá el PRI con Alejandro Moreno? Esa es la gran pregunta. ¿Qué tipo de partido quieren ser? ¿Centro, izquierda… se ajustará más hacia la derecha?
“Desde mi punto de vista, la llegada de Alejandro Moreno a la dirigencia representa la continuidad. Una continuidad que puede ser peligrosa si no rompe con los viejos mecanismos cuando tome las riendas del partido”, considera.
Para el especialista, el camino a seguir del PRI para definir sus nuevas causas deberá ser congruente con su pasado, pero al mismo tiempo deberá buscar aglutinar todas las luchas sociales que en la actualidad no han sido arropadas por ningún otro organismo político.
A la par del obstáculo ideológico, también se encuentra el reto de la imagen pública. Un tema que requerirá un enorme esfuerzo para tratar de desmantelar la relación que existe entre el partido y los conceptos de corrupción y enriquecimiento ilícito.
“Pareciera que es la tarea más monumental que hoy enfrenta el PRI. Y para que realmente la sociedad crea un cambio de discurso, debe haber congruencia entre las palabras y las acciones. No repetir los errores del pasado que los llevaron a ser un partido prácticamente testimonial.