El PRD podría quedarse sin representatividad en casi todas las entidades del país.
La crisis desatada en Oaxaca por la elección de su candidato a la gubernatura –donde competirá en coalición con el PAN-, dio al traste con la última oportunidad del partido de competir con un abanderado propio, salido de sus filas.
Además, esto podría abrirle al PRI la puerta del triunfo en esa entidad, que le fue arrebatada en el 2010.
En los estados donde irá con otros partidos, el PRD no postuló candidatos propios; en todos los casos se trata de personajes externos o que el PAN eligió. A esto se suma el crecimiento del PRI o Morena en algunas entidades.
Ya en el 2015, el PRD enfrentó una fractura mayor, al perder Guerrero, uno de sus principales bastiones.
Si el partido del Sol Azteca pierde las elecciones en los estados donde competirá en 2016, el único lugar que gobernará será la Ciudad de México, donde su principal amenaza es Morena, el partido de Andrés Manuel López Obrador.
Y aun ahí, el PRD gobierna con un político que no es emanado de sus filas, pues Miguel Ángel Mancera no se ha afiliado a ese partido.
Ni la firma de un pacto de unidad pudo frenar una ruptura en el PRD oaxaqueño.
Buscando que no hubiera una desbandada en el partido, los aspirantes a la candidatura del PRD a la gubernatura de Oaxaca firmaron hace unas semanas un pacto para respetar el resultado de la contienda interna y evitar que quienes no fueran seleccionados dejaran las filas del partido.
La firma fue en diciembre pasado, ante Agustín Basave, presidente nacional del partido, y Beatriz Mojica, secretaria general.
Firmaron los aspirantes José Antonio Estefan Garfias –diputado y hoy electo candidato-; el senador Benjamín Robles; y el coordinador de los diputados federales del Sol Azteca, Francisco Martínez Neri.
En el pacto, los tres aspirantes se comprometían a “trabajar con unidad, respeto y civilidad con el partido, con la sociedad de Oaxaca y con el Gobierno del estado”.
Sin embargo, en el desarrollo de la contienda interna, el discurso de los aspirantes fue cambiando.
Días después de la firma, Martínez Neri abandonó la contienda y Benjamín Robles endureció su postura contra Estefan y contra Gabino Cué, gobernador en funciones.
A pesar de que Robles Montoya siempre argumentó tener más preferencia entre los electores, según diversas encuestas, Estefan Garfias logró que dichas encuestas no fueran un factor para que el Consejo Estatal del partido tomara su decisión, que se basó meramente en los estatutos.
La enemistad entre Robles Montoya y Gabino Cué se remonta a mediados del 2015, cuando el senador denunció a algunos de los funcionarios estatales por actos de corrupción.
Después de eso, era común verlo protestar en manifestaciones afuera del palacio de gobierno de Oaxaca.
La ofensiva de Robles ocurría al mismo tiempo que Cué impulsaba a Estefan Garfias como su candidato.
Oportunidades perdidas
En otros estados donde el PRD participará en coalición con el PAN y en las que tenía derecho a impulsar a sus candidatos, el Sol Azteca prefirió impulsar a personajes externos a sus filas.
Estos dos partidos competirán juntos en las elecciones de Durango, Oaxaca, Quintana Roo, Sinaloa, Veracruz, Zacatecas.
En Durango, Sinaloa y Veracruz, el PAN decidió los candidatos a postular.
Lanzó, para Durango, a José Rosas Aispuro; en Sinaloa, aún no se define, pero es posible que apoye a Héctor Melesio Cuen, diputado local por el Partido Sinaloense –que también participa en la coalición-; y en Veracruz su abanderado será Miguel Ángel Yunes.
En el caso del PRD, postulará a José Antonio Estefan Garfias, quien hasta el año pasado era militante del PRI.
En Quintana Roo, el PRD lanzará a Carlos Joaquín, quien el mes pasado era miembro del PRI.
En Zacatecas, los perredistas impulsaron a Pedro de León Mojarro, cuñado del actual gobernador priista, Miguel Alonso Reyes, y quien renunció al PRI apenas en diciembre pasado.
Aunque ganaran las gubernaturas de sus estados, los candidatos promovidos por el PRD podrían terminar no representando los intereses del partido, como ocurrió con Mario López Valdés en Sinaloa.
Esto, podría provocar que la presencia de la izquierda en los estados, donde de por sí ya era marginal, termine por desdibujarse completamente.
Violenta elección
El miércoles por la noche, después de una reunión del Consejo Estatal que estuvo manchada por enfrentamientos violentos y uso hasta de bombas de gas lacrimógeno, Estefan Garfias fue electo candidato del PRD.
Horas después, Benjamín Robles anunciaba que, de una forma u otra, estará en la boleta de la elección del 5 de junio. Y lo hará bajo las siglas de otro partido.
El PRD competirá en la alianza “Con Rumbo y Estabilidad para Oaxaca” –CREO-, en la que participarán también el PAN y el PT. Se enfrentará a la coalición “Por el Bienestar de Oaxaca”, conformada por el PRI, el PVEM y Nueva Alianza.
Movimiento Ciudadano decidió no entrar a ninguna coalición. Robles podría competir bajo sus siglas; aunque está también en duda, por ser ese el partido de Gabino Cué.
La división del PRD podría abrirle la puerta al PRI para recuperar la gubernatura del estado, pues los votos para sus oponentes estarán divididos.