Las huellas del Fiscal Jorge Winckler
Los caminos para Jorge Winckler se agotan. El abogado, quien pasó de ser Fiscal General de Veracruz a prófugo de la ley debido a la orden de aprehensión que gira en estos momentos en su contra, tiene a la justicia mexicana a tan sólo un paso de distancia
Salvador VegaEn Veracruz, el nombre de Jorge Winckler Ortiz sigue dejando marcas permanentes sobre un estado en donde la justicia y la transparencia se mantienen ausentes.
Tras su destitución como titular de la Fiscalía General el pasado 3 de septiembre, el polémico abogado acusó al gobierno de Cuitláhuac García Jiménez de mantener una persecución política en su contra; acusación derivada de la disputa que ambos funcionarios mantienen activa desde la campaña electoral del hoy gobernador de la entidad.
Sin embargo, este 21 de septiembre la suerte del extitular de la FGE cambió, pasando de ser la máxima figura de impartición de justicia en la región a convertirse en un prófugo de la justicia mexicana.
La orden de aprehensión expedida por un juez del distrito en Xalapa, giró en contra de Winckler Ortiz y cinco de sus colaboradores – incluyendo al fiscal Anticorrupción, Marcos Even Torres– por el delito de privación ilegal de la libertad en su modalidad de secuestro.
Un proceso penal iniciado por el Poder Judicial de Veracruz que podría significar la remoción definitiva de Jorge Winckler de la titularidad de la FGE, cargo que ocupó desde el 20 de diciembre del 2016 y que concluiría hasta 2025.
“Esperamos que lo que condujo a la separación temporal del exfiscal se sostenga legalmente. Se han venido acumulando una serie de eventos en donde giran órdenes de aprehensión y nosotros lo que esperamos es que, por un lado, se dieran las cosas apegadas a derecho y que una vez separado definitivamente Winckler haya un proceso transparente donde el Congreso escoja a un nuevo fiscal definitivo”, comenta Iván Gidi Blanchet, director de la Organización Nacional Anticorrupción (ONEA).
En entrevista para Reporte Índigo, el titular del organismo civil comentó que pese a los intentos de promover acciones de inconsitucionalidad por la remoción del exfiscal en el Congreso local, en ONEA ven con buenos ojos la separación.
Esto debido al historial de irregularidades que mantiene Winckler Ortiz, mismos que se intensificaron con el intento de juicio político –emprendido en noviembre de 2018 y dejado en suspenso en febrero pasado–, así como las múltiples denuncias de corrupción y colusión con la delincuencia organizada presentadas por el secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos.
“Nosotros siempre vimos como una oportunidad perdida el cómo se ha manejado la Fiscalía desde su nacimiento. La primera oportunidad se perdió cuando hubo un ‘pase automático’ en la época de Javier Duarte y nombraron en automático a Luis Ángel Bravo como el primer fiscal, con los resultados que ya conocemos.
“Después, cuando llega Miguel Ángel Yunes, decide impulsar a quien era su abogado personal (Jorge Winckler) como fiscal general, quien además entra por la puerta trasera gracias a un acuerdo con Luis Ángel Bravo, que lo nombra como visitador”, afirma Gidi Blanchet.
No obstante, la forma en la que Winckler Ortiz llegó a la cima de la Fiscalía de la entidad no fue el único problema, sino también su responsabilidad en la mala integración de las carpetas de investigación en contra de los ocho colaboradores del exgobernador Javier Duarte.
Funcionarios acusados de delitos como fraude, desvíos millonarios de recursos públicos y enriquecimiento ilícito, mismos que la administración de Yunes prometió encarcelar pero que en la actualidad enfrentan sus procesos en libertad.
“Después vino el desempeño del fiscal como el ‘brazo ejecutor’ de las represalias de Miguel Ángel Yunes contra los duartistas: fabricando casos, abusando de la prisión preventiva oficiosa de manera amañada con una jueza del de control que generó que todas y cada una de las personas que habían sido detenidas para efectos de populismo penal o para efectos de impacto mediático, se encuentren libres al día de hoy”.
Fiscalía en polines tras salida de Winckler
Tras la separación de Jorge Winckler del cargo, Verónica Hernández Giadans asumió el cargo como titular provisional de la Fiscalía veracruzana. Una trabajo que significa restablecer un organismo tambaleante y desarticulado.
Sin embargo, para la Organización Nacional Anticorrupción es importante que el cargo de Hernández Giadans se tome de forma provisional en lo que se define el proceso de sustitución definitivo. Un mecanismo que debería proceder de acuerdo al mejor perfil y no a la cercanía que mantengan los aspirantes con el actual gobernador.
“Si fuera así, tendríamos una repetición de lo que sucedió primero con Duarte y luego con Yunes. Ahora no quisiéramos que se perdiera nuevamente la oportunidad de que la Fiscalía sirviera realmente a los veracruzanos.
“Como parte del colectivo Fiscalía que Sirva, siempre hemos pugnado por que la FGE se desempeñe de manera autónoma, independiente y no sometida con el ejecutivo; que el fiscal sea designado, no por su cercanía con el gobernador, sino por su capacidad e independencia”, afirma Iván Gidi.
Sobre la figura de la actual fiscal, el titular de ONEA considera que representa un perfil competente y serio para el cargo, pero que en dado momento deberá someterse a un proceso abierto, técnico y transparente, con la participación de especialistas y ciudadanos para buscar mantenerlo de forma definitiva.
“Eso va a generar confianza, legitimidad y credibilidad; va a provocar que la gente se acerque a denunciar y que estén los mejores perfiles en la institución. Insisto en que creo que es muy pronto para hacer una evaluación, pero considero que el perfil de la licenciada Verónica Hernández contrasta de manera notable con el perfil de los dos rufianes que habían ocupado la fiscalía anteriormente”.
Yunes, ¿el siguiente?
Para la senadora Gloria Sánchez Hernández, personajes como Jorge Winckler siguen siendo síntomas de un régimen anterior, en donde la corrupción y la impunidad penetraron tanto en el estado que se convirtieron en fenómenos comunes. Generando la resignación de la ciudadanía y derivando a la postre en el famoso “voto de castigo” que removió a Javier Duarte del poder.
“¿Por qué votaron los ciudadanos por Yunes?, porque su bandera era meter a la cárcel a Javier Duarte. Entonces la gente lo apoyó pero, ¿qué más? No ofreció más. Pero ahora que ganó Morena, comenzó a demostrar que no nada más fue Duarte, sino que también Yunes siguió con un mal gobierno… un pésimo gobierno”, apunta.
La legisladora de Veracruz aseguró que los manejos entre Yunes y Winckler se mantuvieron ocultos y cubiertos por una publicidad ambivalente, que evitó que la ciudadanía percibiera con claridad la figura del fiscal y sus malos manejos en la procuración de justicia del estado.
“En este caso así procedía este señor, que debiendo ser imparcial, neutral y autónomo, servía a intereses del gobernador anterior y por lo mismo, forma parte de un equipo delincuencial que estaba con una investidura de autoridad.