Si el Gobierno de México emprendiera una estrategia para “descarbonizar” su economía, privilegiando la producción y utilización de las energías limpias, antes que seguir insistiendo en la explotación de los combustibles fósiles, podría generar 2.1 millones de nuevos empleos hacia el año 2030.
Así lo señalan la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en su informe titulado “El empleo en un futuro de cero emisiones netas en América Latina y el Caribe”, donde analizan las implicaciones laborales que tendrá para la región la transición hacia una economía “descarbonizada”.
Aunque el documento de las instancias internacionales fue publicado en 2020, sus hallazgos resultan muy oportunos para México, ahora que el Gobierno federal está siendo cuestionado por diversos actores, incluyendo el Gobierno de Estados Unidos, por promover una reforma eléctrica que, se asevera, inhibe el crecimiento de las energías limpias al estar anclada en los combustibles fósiles.
El problema, sin embargo, es que precisamente el “pilar” número uno que requiere un proceso de “descarbonización” de la economía, para combatir el cambio climático, consiste en contar con una producción de electricidad que haya superado su dependencia de los combustibles fósiles contaminantes.
En el Informe se lanza la siguiente interrogante: “¿Es posible un mundo sin carbono?”, a lo que responde: “Académicos, grupos de expertos, gobiernos y organismos internacionales han estudiado este tema durante décadas y coinciden en que la respuesta es ‘sí’, pero emprendiendo acciones inmediatas y simultáneas en los cinco pilares de la descarbonización”.
Esos cinco pilares para alcanzar las cero emisiones netas de carbono, son: “1. Descarbonizar la producción de electricidad, (p. ej., mediante el uso de energías renovables). 2. Emprender una electrificación masiva, (p. ej., mediante el uso de calderas y vehículos eléctricos) y, cuando esto no sea posible, hacer la transición hacia combustibles más limpios (…). 3. Mejorar drásticamente el transporte público y habilitar el transporte no motorizado”.
El número 4 es preservar y aumentar los sumideros naturales de carbono, como los bosques y ecosistemas con algas marinas y manglares, pues: “Las plantas capturan el carbono de la atmósfera (…) ayudando a compensar las emisiones de fuentes difíciles de reducir”.
En el número 5 se incluyen medidas como: “Mejorar la eficiencia y reducir los residuos en todos los sectores (…) y hacer cambios en las dietas (por ejemplo reducir el consumo de carne de res)”, y una gestión de residuos circular (producción-utilización-servicio-reutilización).
Nuevos empleos con energías limpias
La tendencia global de “descarbonización” de las economías para contener el cambio climático, implicará grandes transformaciones en el ámbito laboral de México y el resto de Latinoamérica, sin embargo, las proyecciones señalan que, al final, serán más los empleos generados en la región que los destruidos.
“Las cifras confirman que la descarbonización puede crear empleos netos. Las simulaciones muestran que, en comparación con el escenario de altas emisiones, las emisiones de GEI se reducen en un 35 por ciento y se crean 15 millones de puestos de trabajo para 2030 (lo que representa el 4 por ciento del empleo total en la región)”.
El escenario de “descarbonización”, señala: “cuenta con 22.5 millones de puestos de trabajo más en los sectores de alimentación de origen vegetal, construcción, manufactura, energía eléctrica renovable y silvicultura, y con 7.5 millones menos de empleos en los sectores de alimentación de origen animal, minería y extracción de combustibles fósiles, y generación de electricidad basada en combustibles fósiles”.
Impacto al sector eléctrico
La “descarbonización” del sector eléctrico de México y la región será un proceso complejo, pues el mismo informe advierte que la electricidad alimentada por combustibles fósiles es el sector más afectado en términos de empleos perdidos para 2030 en relación con los empleos en 2014; estas pérdidas significan menos del 0.1 por ciento del total del empleo en cada país.
En general, la extracción de combustibles fósiles pierde más de 520 mil empleos (46 por ciento), mientras que la generación de electricidad a partir de combustibles fósiles también sufre una reducción relativamente importante, con 60 mil empleos menos (51 por ciento) en comparación con el escenario de altas emisiones.
Es decir, que la transición del sector eléctrico supone una pérdida de 60 mil empleos en las centrales eléctricas de combustibles fósiles, pero las energías renovables tendrían una ganancia de 100 mil empleos.
Esta transformación del sector eléctrico es urgente, pues de lo contrario, las metas pactadas para reducir el cambio climático no se alcanzarán
“En América Latina y el Caribe, las NDC (Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional) actuales permiten que la proporción de electricidad sin carbono en la región se mantenga por debajo del 55 por ciento para 2030. Descarbonizar a tiempo para alcanzar los 1.5 °C requeriría obtener al menos el 70 por ciento de la electricidad de fuentes de cero emisiones de carbono para el 2030”.
Reservas de petróleo
Un aspecto que analiza el informe y que pocas veces se aborda en el país, es que los acuerdos internacionales para reducir las emisiones de carbono y contener el cambio climático, implican que no podrán utilizarse todas las reservas de petróleo que tienen México y otras naciones del orbe.
Los combustibles fósiles, explica, contienen carbono que se transformará en dióxido de carbono durante la combustión, por ello se estima que más de la mitad de las reservas comprobadas de combustibles fósiles, a nivel mundial, no pueden quemarse en un mundo de 2°C, incluyendo el 40 por ciento del petróleo y el 50 por ciento del carbón y el gas en América Latina y el Caribe.
“En la región, entre el 50 por ciento y el 70 por ciento de las reservas de petróleo quedarán sin utilizar hasta 2035 si la demanda mundial de combustibles fósiles desciende a niveles acordes al objetivo de 1.5°C, reduciendo los ingresos fiscales para América Latina y el Caribe en hasta 6 billones de dólares”.