El 31.4 por ciento de la población mexicana de 15 años o más es soltera, mientras que el 10.5 por ciento está separada, divorciada o viuda, según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2016 (INEGI).
Asimismo, se dio a conocer que actualmente los mexicanos se casan menos y se divorcian más; este último estado civil aumentó 136.4 por ciento, mientras que los matrimonios sufrieron una baja del 21.4 por ciento.
Olivia Tena Guerrero, especialista del Programa de Investigación Feminista de la UNAM, informó que la máxima casa de estudios realizó una investigación que reveló que el 18.3 por ciento de las mujeres que trabajaban en el área de las Ciencias eran solteras, y el 12.1 por ciento de los hombres vivían en esa condición.
Respecto al área de Humanidades, 17.7 por ciento de las mujeres y 12.8 por ciento de los varones vivían en soltería. No obstante, es necesario aclarar que menos mujeres trabajan en áreas Científicas que en las Humanidades.
La doctora en Sociología destacó que algunas de estas mujeres comentaron que una de las principales razones para seguir solteras es porque son las proveedoras económicas de su familia (principalmente de sus padres).
Asimismo, “todas manifestaron haber tenido en algún momento una pareja en la que detectaron abuso económico, indolencia, infidelidad, falta de compromiso y de correspondencia amorosa”.
En algunas existe el temor de tener una relación que coarte su libertad o que sea violenta, pues han vivido esta situación al interior de su familia (de sus padres a sus madres) y han asumido el cuidado de sus seres queridos y “no ser víctimas de un hombre”.
Respecto a los varones, la especialista expuso que la decisión por la soltería tiene que ver con el temor de no poder proveer al hogar, y acentuó que varios de ellos se mantienen en esta condición para no aportar económicamente.
“Lo que ellos buscan en la mujer es que tengan buenos ingresos, y si tienen una propiedad, mejor. Es algo que me ha sorprendido”, resaltó Tena Guerrero.
A esto se suma su negativa para ser fiel a la mujer, el temor a no poder controlar a su pareja (en el juego de roles), la timidez, además de su constante búsqueda de candidatas jóvenes, pues “para enamorar a mujeres de su edad tendrían más competencia que si se enfocan en las jóvenes”, concluyó la especialista.