Hay una pregunta que ronda en la cabeza de los miles de damnificados que quedaron tras el sismo del 19 de septiembre: ¿en dónde está la ayuda que prometieron las autoridades?
En los distintos niveles de gobierno el debate sobre cómo apoyar a la ciudadanía afectada por los movimientos telúricos del mes pasado ha sido extenso, álgido y lleno de propuestas.
Desafortunadamente, nada de esto ha servido o ha beneficiado a muy pocos, pues si por algo brilla la ayuda es por su ausencia.
A un mes de la tragedia que azotó México, los programas instaurados por el gobierno han resultado inútiles.
La desorganización, la falta de información, el abuso de poder y las aspiraciones políticas de quienes deberían liderar la reconstrucción del país han provocado que las medidas tomadas por las autoridades, más que una luz que alumbre el camino para los afectados se vuelvan un obstáculo.
Dos de los casos más representativos que demuestran la inmensa incapacidad y desapego de quienes representan a la ciudadanía son las delegaciones de Tláhuac y Xochimilco.
Tláhuac se desmorona
En esta delegación las grietas partieron casas y calles por igual, la desesperación de los habitantes ante la falta de respuesta de las autoridades comienza a manifestarse en forma de enojo e indignación.
Nadie ha recibido ayuda por parte de la delegación y de Rigoberto Salgado, el primer mandatario de la región, no se han visto ni sus luces.
Son pocos los cambios que se pueden apreciar a un mes del sismo. De forma concreta lo único que ha regresado a la normalidad son los servicios básicos y sólo los más elementales: luz, agua y gas.
Actividades como la recolecta de basura o la reinstauración del transporte público no han podido regresar a la normalidad del todo.
“El suelo sobre el que vivimos se está desmoronando y las grietas y los hundimientos en el asfalto son prueba de ello. Por lo tanto prohibieron que vehículos pesados circulen por las calles.
“Hace apenas un días un camión de basura que entró a hacer la recolecta cayó en un socavón que se formó de manera repentina”, cuenta Yolanda Oliva Rosas, una mujer que ha vivido en la Colonia del Mar por más de 25 años.
Los habitantes de Tláhuac también se quejan de la falta de directores de obras que vayan a revisar sus viviendas para que les otorguen un dictamen de la situación, pues para quienes viven ahí el desconocimiento sobre el estado de sus casas les ha impedido poder tomar decisiones.
“Aún faltan muchas casas por censar. Hemos ido a pedir a la delegación que nos manden a los expertos y hemos sido ignorados por completo.
“Además, muchas de las casas que ya cuentan con un dictamen han empeorado con el paso del tiempo. Aquí sigue temblando y el piso continúa hundiéndose. Por lo tanto, muchos de los diagnósticos de las viviendas que se hicieron al principio ahora son erróneos”, relata Isabel Guevara mientras pregunta “¿y esas casas qué, las van a volver a revisar?”.
Ahora, ante la falta de respuestas y soluciones los habitantes de Tláhuac han comenzado a instaurar mesas de trabajo para organizarse ellos mismos y en caso de que no se les atienda, comenzar a tomar medidas más drásticas que les garanticen que su voz y sus demandas serán escuchadas.
De acuerdo con Mario Luis Arellano Garnica, uno de los vecinos que se encuentra liderando la organización de los vecinos, tienen contabilizados aproximadamente a 450 personas dispuestas a salir marchar, realizar cierres viales y en el peor de los casos tomar la Coordinación Territorial para exigir que se cumplan sus exigencias.
Xochimilco, sin agua
Al oriente, en la delegación Xochimilco, la situación está aún peor. Los habitantes de la zona todavía no tienen agua, la inseguridad se ha convertido en una constante, las enfermedades gastrointestinales, respiratorias y las infecciones en los ojos son cada vez más frecuentes. De las ayudas económicas y apoyos no se sabe nada.
“Es una burla que nos quieran dar 3 mil pesos para rentar una vivienda. No alcanza para nada. ¿Cómo voy a pagar la mudanza?, ¿Cómo voy a dar el adelanto que te piden para poder rentar?; me quedé sin casa, ¿qué voy a dejar de aval?”, cuenta enojado Héctor Cortés Trejo, quien desde hace un mes acampa en el lote donde alguna vez estuvo su vivienda junto con otros cinco vecinos que también se encuentran en el desamparo total.
Al hablar de los créditos que el gobierno ofrece para la compra de materiales los pobladores incluso bromean, pues para ellos las condiciones establecidas en caso de querer aplicar para esta prestación están fuera de su alcance.
“Nos ofrecen un crédito a 20 años por el cual voy a tener que pagar entre 16 y 8 mil pesos mensuales con un interés del 6 por ciento, lo único que me falta es que el gobierno ahora me ponga el pie en el cuello por lo que me queda de vida con sus disque ayudas”, explica Luis Puente Rentería, quien se mece sobre una de las cubetas que ahora usan como sillas.
Del delegado Avelino Hernández, los habitantes de Xochimilco sólo han recibido insultos y amenazas, una actitud que, al igual que el resto de los mandatarios que se han desentendido de los damnificados a los que representan, sólo demuestra una cosa: la falta de interés de las autoridades por ayudar a quienes más lo necesitan.
También puedes leer
Empezar de nuevo por Carlos Salazar
‘Nunca se me va a olvidar’ por Imelda García
Historias del 19S por Rubén Zermeño