Los otros afectados

Comerciantes de dos ciudades fronterizas registran menos ventas desde la llegada de caravanas migrantes a México. Integrantes de colectivos y dueños de pequeños negocios piden ayuda a los gobiernos para restablecer su situación

Comerciantes de las ciudades chiapanecas Tapachula y Ciudad Hidalgo denuncian que sus ventas disminuyeron desde que las caravanas migrantes comenzaron su arribo a México. Líderes, colectivos y pequeños negocios también aseguran que sufren robos por parte de centroamericanos desde octubre del año pasado en las dos principales urbes fronterizas.

La ruta de la mayoría de migrantes que entran a México inicia por Ciudad Hidalgo, una localidad ubicada a las orillas del río Suchiate que separa Chiapas de la localidad guatemalteca de Tecún Umán.

Ciudad Hidalgo sólo tiene 14 mil habitantes, algunos viven gracias a negocios propios como farmacias y fondas, mientras el resto se dedican a pasar migrantes o mercancía en balsas de un país a otro.

Los dueños de comercios ubicados en la ciudad fronteriza están acostumbrados al paso de migrantes, sin embargo, consideran que las caravanas numerosas provocan que guatemaltecos y mexicanos no quieran visitar sus negocios por miedo a ser asaltados.

Después de siete meses del primer éxodo que salió de Honduras, los negocios de Ciudad Hidalgo denuncian que tienen menos ventas por ese miedo, infundado o no, a las personas que llegan a México impulsadas por el sueño americano o las ganas de sobrevivir.

Los comercios más cercanos al Puente Rodolfo Robles, estructura que une México y a Guatemala, son los más afectados. Santiago es dueño de Hermanos Flores, una tienda de estanterías, maniquíes y vitrinas que se encuentra a unos pasos de la frontera y tiene días sin ventas desde la llegada a México de la caravana que inició el 12 de octubre de 2018.

Antes estaba bien, pero desde las caravanas no logro sacar ni para comprar comida. Han cerrado muchos lugares al lado del mío: una ostionería, un puesto de morraletas, el veterinario, lugares de comida
SantiagoDueño de Hermanos Flores

El hombre que tenía buenas ventas desde que abrió su negocio hace dos años pasa las hojas donde anota sus ganancias diarias. Desde octubre del año pasado se salta días, no escribe las fechas continuas porque hay jornadas en las que no vende ni un juego de ganchos para la ropa.

Santiago narra que los guatemaltecos ya no hacen sus compras en Ciudad Hidalgo porque se registran muchos delitos desde que llegaron las caravanas. Comparte que a uno de sus clientes le robaron 7 mil 500 pesos después de cruzar el río Suchiate. Tuvo que pedir dinero para regresar a Guatemala y ya no pudo realizar sus compras.

Algo similar sucede con las fondas que están esparcidas en el puerto fronterizo. Carmen tiene un pequeño restaurante en el que vende desayunos y comidas corridas desde hace cinco años en la misma calle donde duermen muchos migrantes horas después de pisar tierra mexicana.

Las primeras caravanas le hicieron bien a su negocio porque los centroamericanos se aglutinaron para probar sus platillos, pero luego vinieron los robos y los clientes que había logrado en un lustro se fueron.

“Mis clientes desaparecieron. La gente se espanta y ya no se para por acá”, dice Carmen.

El restaurante, muy cercano a la línea divisoria con Guatemala, fue robado siete veces desde que llegó la caravana de octubre del año pasado. La dueña menciona que se llevaron licuadoras, otros electrodomésticos, alimentos e incluso los manteles de las mesas.

Ya no se sabe si son mexicanos o migrantes los que nos roban porque es frontera. Ojalá que tuvieran más precaución porque a cada rato entran, vienen a pedir dinero, pero no trabajan los que se quedan
CarmenDueña de restaurante en Ciudad Hidalgo

Restaurantes, blancos de la delincuencia

En la carretera de Ciudad Hidalgo a Tapachula existe una red de 28 restaurantes que tienen como principal atracción el caldo de gallina, pero también ofrecen otros placeres gastronómicos como parrilladas y mariscos.

Carlos Carrasco, representante del Corredor Turístico Gastronómico Izapa, asegura que los socios de esta red presentaron bajas desde los últimos éxodos migrantes que han transitado por este lugar.

“Bajaron las ventas porque las personas estaban con miedo porque era mucha gente la que iba pasando. Bajaron un 20 por ciento y apenas se está controlando un poco”, comenta Carrasco.

Además, la mayoría de integrantes de la red sufrieron robos después de la llegada de las caravanas y por eso implementaron estrategias de vigilancia, entre ellas colocar cámaras en sus establecimientos.

Después de transitar Ciudad Hidalgo, la siguiente parada de los migrantes es Tapachula, localidad en la que se realizan tramitan solicitudes de refugio y otros documentos, pues ahí se encuentra la Estación Migratoria Siglo XXI y las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).

Dos colectivos de comerciantes tapachultecos también denuncian que sus ventas disminuyeron desde la llegada de la primera caravana de migrantes en octubre de 2018.

Aníbal Núñez es propietario de La Pequeña Lulú, una tienda de regalos y artículos para fiestas. El también presidente de Procentro Tapachula, una asociación que incluye 408 comerciantes y propietarios de negocios en el centro de esta ciudad, afirma que desde hace meses menos clientes entran por la puerta de su negocio.

“Las caravanas nos ha afectado muchísimo, nuestras ventas se han caído. La mayor clientela son los guatemaltecos porque estamos a 15 minutos de la frontera, pero ahora tiene miedo de venir a comprar”, describe Núñez, quien agrega que si antes vendía 100 pesos al día ahora vende 45.

La ruta de la mayoría de migrantes que entran a México inicia por Ciudad Hidalgo, una localidad ubicada a las orillas del río Suchiate y a 25 kilómetros de Tapachula

En el mismo sentido, José Elmer Aquiahuatl Herrera, presidente de la Asociación de Comerciantes Establecidos y Propietarios de Inmuebles de Tapachula (ACEPITAP), denuncia que las ganancias de los integrantes de su agrupación disminuyeron porque los migrantes duermen en las plazas principales de la ciudad fronteriza.

“Lo que nos ha complicado el comercio es que se establecen en las plazas públicas y eso da desconfianza a quienes cotidianamente vienen a hacer sus compras al centro”, describe

El presidente de la asociación asegura que cuando llegan las caravanas se presentan robos a comercios y asaltos a personas, los cuales ahuyentan a los clientes, quienes prefieren no acudir al centro de Tapachula hasta que la situación se normalice después de que los migrantes continúan su camino.

“Ha provocado una disminución de las compras tan preocupante que algunos comercios están pensando en cerrar sus puertas y muchos gerentes no han logrado sus metas de venta”, dice el comerciante.

La red de comerciantes intenta hacer frente a la creciente ola de robos mediante grupos de Whatsapp en los que intercambian información sobre ilícitos cometidos a los negocios. La frecuencia de los mensajes ha confirmado que la delincuencia aumenta cuando hay caravanas migrantes en la ciudad, explica el presidente de la ACEPITAP.

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