Osorio Chong, Moreno Valle y Mancera; los sacrificados del 2018
Las aspiraciones de Miguel Ángel Osorio Chong, Rafael Moreno Valle y Miguel Ángel Mancera de contender por la presidencia se esfumaron. Sin embargo, su apoyo a los precandidatos de sus respectivos partidos será fundamental si éstos desean tener posibilidades de lograr la máxima de las victorias en 2018
Imelda García[kaltura-widget uiconfid=”38045831″ entryid=”0_r4yn5z12″ responsive=”true” hoveringControls=”true” width=”100%” height=”75%” /]
Los procesos internos para elegir al candidato presidencial en los tres principales partidos dejaron damnificados políticos que, sin embargo, jugarán un papel clave en la elección del 2018.
Miguel Ángel Osorio Chong en el PRI; Miguel Ángel Mancera en el PRD, y Rafael Moreno Valle en el PAN, fueron los sacrificados en la contienda presidencial.
El papel que asuman, las decisiones que tomen, si se suman o no a los proyectos de José Antonio Meade y Ricardo Anaya, marcarán sin duda el rumbo de la elección presidencial.
Son considerados sacrificados porque durante años trazaron un camino que, pensarían, los llevaría a la Residencia Oficial de Los Pinos, cosa que no ocurrió.
Ahora, los precandidatos presidenciales comienzan una ruta de negociaciones para tratar de sumar a estos personajes a sus campañas políticas.
No hacerlo puede representar un grave riesgo para sus aspiraciones, pues en caso de que abierta o veladamente decidan apoyar a otro candidato, la guerra interna abre un frente extra para los precandidatos.
La historia reciente del país da cuenta de la factura que algunos candidatos han tenido que pagar por no sanar las heridas abiertas al interior de sus propios partidos.
Se escribió así la historia de la derrota de Josefina Vázquez Mota, la candidata del PAN a la Presidencia de la República en el 2012, cuando al vencer en la contienda interna a Ernesto Cordero, el candidato del entonces presidente Felipe Calderón, y no negociar un buen acuerdo, fue dejada a su suerte por los cuadros más poderosos de su propio partido.
En el 2006 le pasó al candidato priista Roberto Madrazo, quien tras un rompimiento con Elba Esther Gordillo y su grupo, el día de la elección ésta le dio su apoyo operativo mediante los maestros al panista Felipe Calderón; el PRI tuvo una derrota histórica y por primera vez quedó en tercer lugar en una elección presidencial.
Las campañas presidenciales del 2018 comienzan el 30 de marzo; de aquí hasta entonces, los precandidatos Meade, Anaya y hasta Andrés Manuel López Obrador tendrán que hacer la operación cicatriz para competir con fortaleza a sus adversarios y no a sus propios compañeros.
Osorio Chong, pieza clave
Las relaciones de Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, en su trato con los sectores del PRI y con los gobernadores lo convierten en una pieza clave para la campaña de José Antonio Meade Kuribreña.
El precandidato único priista lo sabe y por eso su primer reunión para la operación cicatriz dentro del tricolor fue con Osorio. Apenas un día después de haber expresado su intención de ser candidato, ambos se dejaron ver en un restaurante de la capital; se dieron la mano y se abrazaron, en señal de unidad.
La actitud pública de Osorio Chong ha sido la de un priista disciplinado que ha acatado la designación de Meade como precandidato único a la Presidencia de la República.
Lo cierto es que al interior del PRI las negociaciones son complicadas. Algunos ubican al secretario de Gobernación como próximo senador plurinominal y coordinador de la bancada tricolor en la Cámara alta. El problema es que hay otros priistas que buscan el mismo destino.
Si ese es el caso, Osorio Chong debería renunciar a su cargo 90 días antes de la elección, el primer día de abril.
Otra posibilidad es que el funcionario se convierta en presidente nacional del PRI, en sustitución de Enrique Ochoa.
El secretario no ha hecho públicos cuáles son sus planes a futuro; cualquiera que sea el escenario, Osorio ya busca colocar a personas de su círculo más cercano en posiciones importantes para no perder influencia en las decisiones de poder.
Osorio ya ha sido gobernador, coordinador político de la campaña presidencial de Peña Nieto, secretario general del PRI y encargado de la política interna y de seguridad del país.
Y aunque por un lado Osorio ha afirmado que está en unidad con su partido, por otro un partido que se identifica con él, el Partido Encuentro Social -que tiene su principal bastión en Hidalgo, estado de donde es originario el secretario- se aliará con Morena, que será el principal adversario del tricolor.
Hace unos meses, el PES había expresado su apoyo a Osorio Chong, afirmando que irían con el PRI sólo si él era su candidato; al no ser así, el PES decidió tener acercamientos con el partido de Andrés Manuel López Obrador.
Gran parte de este sexenio, Miguel Ángel Osorio Chong fue visto como el candidato natural del PRI para ser el sucesor del presidente Enrique Peña Nieto.
Encargado de la política interna del país, Osorio Chong tuvo un papel central en la primer parte del sexenio, cuando el Ejecutivo logró llevar a cabo alianzas con las fuerzas opositoras para aprobar las reformas estructurales.
El secretario de Gobernación fue considerado, junto al hoy canciller Luis Videgaray, como parte del equipo más cercano al presidente Enrique Peña Nieto.
Sin embargo, el declive de Osorio Chong vendría del otro tema del que es encargado, el de seguridad.
Esto, aunque en los dos primeros años fue muy aplaudido también en ese tema, cuando en febrero del 2014 fue capturado el narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán después de 13 años de su primer fuga.
Las cosas empezaron a cambiar en septiembre del 2014, cuando ocurrió la desaparición de los 43 jóvenes normalistas de Ayotzinapa; y empeoraron en julio del 2015, con la segunda fuga del “Chapo” Guzmán, camino que se enderezó cuando fue recapturado, en enero del 2016.
El empeoramiento de la inseguridad en el país e incluso los escándalos de corrupción de algunos gobernadores, fueron minando las posibilidades de Osorio Chong de ser considerado como un candidato viable para la elección presidencial.
Todavía hasta los últimos días antes de la definición, Osorio mantuvo su aspiración. Aparecía en todas las encuestas como el priista más conocido y con mayores posibilidades de vencer a Andrés Manuel López Obrador, quien hoy es puntero en las preferencias electorales.
La aspiración terminó hasta que fue notificado por el propio presidente que el candidato priista sería José Antonio Meade, apenas tres días antes de la renuncia de éste a la SHCP y su destape como candidato.
Mancera, el rechazo
El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, fue uno de los arquitectos del frente opositor que hoy le ha quitado la candidatura.
No se trata sólo de un camino truncado que él mismo construía; desde el Frente, Mancera recibió un golpe bajo cuando se le ofreció una posición en el Senado a la que no puede acceder por una prohibición en la Constitución Política.
“Los Gobernadores de los Estados y el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México no podrán ser electos en las entidades de sus respectivas jurisdicciones durante el periodo de su encargo, aun cuando se separen definitivamente de sus puestos”, establece uno de los requisitos para ser diputado o senador.
Al ser objeto de ese rechazo, Mancera declinó también ocupar alguna posición en la campaña de Ricardo Anaya, quien será el candidato de la coalición Por México al Frente.
Lo único seguro en el futuro de Miguel Ángel Mancera es que permanecerá en su cargo hasta que concluya su periodo, el 5 de diciembre del 2018, tal como él lo ha anunciado.
Después de eso, se avizora un futuro incierto si no se acomodan las cosas con el Frente y sus personajes centrales, sobre todo por no ser militante activo del PRD, aunque sí tiene influencia en ese partido.
Muestra de ello es que parte de la negociación para desistir de la candidatura del Frente incluyó que posiciones importantes sean para sus allegados.
Según fuentes cercanas al jefe de Gobierno, la operación política del jefe de Gobierno se concentrará en las próximas semanas en fortalecer las precandidaturas de Armando Ahued y de Salomón Chertorivski, quienes fueran miembros de su gabinete, para así debilitar la de Alejandra Barrales.
Y es que Miguel Ángel Mancera prefirió renunciar a la contienda por la Presidencia a pesar de que el PRD lo había nombrado su candidato presidencial al ver que ese partido no lo apoyó hasta el final.
Alejandra Barrales, incluso, le ofreció ser coordinador de campaña de Ricardo Anaya, a lo que él se negó.
Desde principios del 2016 Mancera comenzó a buscar a algunos políticos para explorar la idea de conformar una opción distinta a la de los grandes partidos, quizá una candidatura independiente a la Presidencia de la República.
En mayo del 2016 comenzaron sus reuniones con Gabino Cué, entonces saliente gobernador de Oaxaca; Enrique Alfaro, alcalde de Guadalajara, y Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, gobernador de Nuevo León.
Las pláticas fueron avanzando hasta que se llegó a la posibilidad de conformar un frente opositor del PRD, el PT y Movimiento Ciudadano. En esas pláticas participaba ya Dante Delgado, líder de MC.
Se unió después a esa posibilidad el PAN; y el PT decidió abandonar las pláticas y unirse a Morena.
Se conformó entonces un primer Frente opositor del PAN, el PRD y el PT. Lo que Mancera no sopesó es que Ricardo Anaya, líder nacional de Acción Nacional, ya había trabajado su camino a la Presidencia desde su llegada a la dirigencia de ese partido.
Cuando la candidatura de Anaya ya parecía un destino manifiesto y Mancera exploraba la posibilidad de lanzarse como candidato independiente, ocurrió el terremoto del 19 de septiembre y con él se truncaron sus aspiraciones.
Ahora, con el ánimo apagado y más con una actitud de resignación, el jefe de Gobierno ha dicho que se quedará en la Ciudad de México para avanzar en el trabajo de reconstrucción después del sismo.
Rechazado por el Frente que él mismo construyó, Miguel Ángel Mancera ha dicho también que trabajará para consolidar el modelo de los gobiernos de coalición.
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