Los sicarios y las fosas de Iguala

No fue la radio de la policía, fueron los “halcones” de Guerreros Unidos quienes alertaron que dos camiones repletos de “violentos” estaban ingresando a Iguala. 

Los vigilantes de esa organización advirtieron que los ocupantes de los transportes traían armas cortas -tipo nueve milímetros- y que se dirían al centro de la ciudad, en donde la presidenta del DIF, Ángeles Pineda rendía su informe.

Icela Lagunas Icela Lagunas Publicado el
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En Morelos y el Distrito Federal, la Gendarmería, el Ejército de México y la Marina vigilan algunos domicilios en los que presume se habría refugiado José Luis Abarca y su esposa

No fue la radio de la policía, fueron los “halcones” de Guerreros Unidos quienes alertaron que dos camiones repletos de “violentos” estaban ingresando a Iguala. 

Los vigilantes de esa organización advirtieron que los ocupantes de los transportes traían armas cortas -tipo nueve milímetros- y que se dirían al centro de la ciudad, en donde la presidenta del DIF, Ángeles Pineda rendía su informe.

Desde ese momento, los policías municipales de Iguala -que según las investigaciones operaban bajo las órdenes de Guerreros Unidos – se movilizaron ante el temor de que fuera gente de sus enemigos, Los Rojos

El relato corresponde a Martín Alejandro Macedo Barrera, el presunto sicario de Guerreros Unidos que ha llevado al personal de la Procuraduría General de la República (PGR) hasta las decenas de fosas clandestinas en las que se supone enterraron a los normalistas.

En su declaración, cuenta que una camioneta Ram 250 blanca, comenzó a seguir a los dos autobuses en los que viajaban los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, aparentemente sin que los jóvenes se dieran cuenta.

En el vehículo viajaban cuatro hombres: “La mole”, “El tiner”, Marco Antonio Ríos  Berber, “El amarguras” y Martín Alejandro Macedo Barrera, todos sicarios al servicio de los Guerreros Unidos, quienes controlan la zona de Tierra Caliente, en Guerrero.

Macedo Barrera describe que ahí en la explanada de la Plaza se registraron los primeros balazos.

Su versión coincide con la de Felipe Flores Velázquez, secretario de Seguridad Pública de Iguala quien se encuentra prófugo.

Mientras eso ocurría, en otro punto de la ciudad “El Chocky” – personaje señalado como jefe de sicarios de Guerreros Unidos- pedía por radio más refuerzos para frenar a los “revoltosos”, que en ese momento los superaban en número.

“Me comentó ‘Choky’ que ellos actuaron por el Periférico de la ciudad, siendo apoyados por la Policía Municipal (…) Después comenzó el enfrentamiento entre nosotros con los ayotzinapos… por lo que supe, ‘El Choky’ sí alcanzó a chingar a varios ayotzinapos, ya que se estaban poniendo muy locos. 

“Una vez que comienzan a bajar los estudiantes, comienzan a correr y logramos asegurar a siete, los cuales subimos a nuestras camionetas y los llevamos a la casa de seguridad de La Loma, donde los matamos inmediatamente, ya que no se querían someter y como eran más que nosotros ‘Choky’ dio la instrucción que les diéramos piso”, relató el presunto sicario.

Dijo que los quemaron. ‘El Choky’ fue quien dio la orden.

“Una vez que se me pusieron a la vista unas fotografías de las personas que se dicen desaparecidas no reconozco a ninguno, ya que inmediatamente que los subimos a las camionetas la instrucción fue cubrirlos para que nadie los viera. Yo participé matando a dos de los ayotzinapos, dándoles un balazo en la cabeza y no son los que quemamos, están enteritos, la forma de matarlos fue hincados y les disparamos a un lado de la cabeza”.

‘Ellos nos apoyan’

Martín Alejandro Macedo Barrera, el presunto “halcón” y sicario de Guerreros Unidos, explica ante la autoridad ministerial que el trabajo de ejecutar que les encomiendan sus patrones es relativamente fácil, pues en esa región cuentan con algunos apoyos de policías municipales de Iguala.

“Por lo que hace a la relación que tenemos con la Policía Municipal, ellos nos apoyan para abrirnos paso y nos avisan donde están los puestos de revisión de los soldados. También permiten que cerca de ellos se coloque un ‘halcón’ de nosotros para que nos avise qué está pasando”, detalla.

Macedo Barrera describe que en ese mundo de violencia en el que trabaja y vive, difícilmente se conocen por nombres y apellidos. Lo usual es que solo se llamen y reconozcan por sus alias.

Sin embargo, para poder señalar a los policías municipales que – asegura- trabajan para Guerreros Unidos, se comprometió a ubicarlos a través de un álbum fotográfico que la Procuraduría de Justicia del Estado de Guerrero le puso a la vista.

La quema en el cerro

El día del informe y destape de María de los Ángeles Pineda de Abarca, a “El amarguras” se le había asignado la zona del centro para “halconear”.

Como a las seis de la tarde, recibió un mensaje de “El chino”, otro de los “halcones”, que le pedía monitorear de cerca lo que harían los ayotzinapos.

Sabían que se dirigían al centro de Iguala en autobuses Estrella de Oro y una camioneta urban para ocasionar desmanes.

De acuerdo con el relato de “El amarguras”, los normalistas habrían llegado al centro cuando aún estaba el evento de la primera dama y no hasta la noche, como señalan otros testigos.

“Llegaron al centro, al Palacio Municipal, en donde se estaba desarrollando el informe de la esposa del presidente municipal José Luis Abarca, lugar en el que había mucha gente y los ayotzinapos bajaron del autobús y de la urban sobre la calle de Guerrero y Bandera, eran varios, como unos cincuenta, todos iban encapuchados y se dirigieron al evento.

“Al llegar, hicieron detonaciones de arma de fuego al aire, yo me encontraba afuera de la iglesia de San Francisco y la gente empezó a correr para refugiarse por todos lados y los ayotzinapos empezaron a robar carros, entre los que recuerdo una CRV negra, varios taxis, otros corrieron para el autobús, otros para el mercado y otros para la Estrella de Oro”, relata Martín Alejandro Macedo Barrera.

La orden fue atraparlos. 

“Halcones”, sicarios y municipales, comenzaron la cacería de normalistas. Cerca de la media noche a través de sus radios reportaron que “El Choky” tenía en su poder a algunos ayotzinapos y que se iba a “jalar para el cerro”.

“Estaban Gaby, ‘Mente‘,‘Chaky‘,‘El Choky‘. Fue cuando ‘El Chino’ me mandó a que fuera a comprar diesel a la gasolinera de la calle Zaragoza, como a los veinte minutos regresé con ellos al cerro, arriba de la colonia Pueblo Viejo para dejarles el diesel. En ese momento, ‘El Gaby‘ junto con ‘El Choki‘ ya habían matado a tres ayotzinapos, les pegaron un tiro en la cabeza a cada uno, ‘El Gaby‘ mató a dos y ‘El Choki‘ a uno, esto por andar de revoltosos dijo ‘El Choky‘”, cuenta. 

Justo en ese cerro de la zona de Pueblo Viejo, dice, fue donde se ordenó que entre todos comenzaran a excavar una fosa, aventar los cuerpos, rociarlos con gasolina y prenderles fuego para que se calcinaran.

Pasaba de la una de la mañana del sábado 27 de septiembre, cuando subieron al cerro a otro grupo de presuntos normalistas de Ayotzinapa. 

Esta vez eran diez, que según la declaración del presunto sicario, “El amarguras” habrían corrido la misma suerte que los anteriores: balazo, entierro y quema.

‘Los bélicos’

Los presuntos sicarios que están dando información a la PGR aseguran que, entre los policías municipales de Iguala existe un grupo radical que se caracteriza por su extrema violencia al cumplimentar las órdenes. 

A este grupo de uniformados municipales se les conoce como “Los bélicos”.

“Hay gente de la policía municipal que trabaja para los Guerreros Unidos, para ‘Choky’, a los que les dicen los bélicos, que son como diez elementos, a quienes conozco algunos de ellos por apodos, a uno que le dicen ‘El güero’, que anda en la patrulla número 20; a ‘El Balta’, en la patrulla 582; a ‘El Charly’ en la patrulla 20; también al comandante Valladares, de la Policía Municipal de Iguala”, describe uno de los informantes apodado “El amarguras”.

En el álbum fotográfico de los elementos de Iguala, en el que aparece cada uno con su nombre, identificó a Miguel Ángel Hernández Morales, Hugo Salgado Wences y a Baltazar Martínez Casarrubias como parte de ese grupo.

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