Luchar contra el trabajo infantil sin criminalizar labores
La erradicación del trabajo infantil se debe llevar a cabo de manera paulatina y a través de una serie de políticas moderadas, entendiendo que no todas las labores son perjudiciales para los menores, especialmente en contextos de pobreza
Ernesto SantillánCon la firma del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), se puso de relieve la erradicación del trabajo forzoso u obligatorio así como el trabajo infantil, compromisos que adquirió México y se encuentran contemplados en el Capítulo 23 del acuerdo trilateral.
Sin embargo, REDIM alerta que la regulación a través de la interpretación que permite el T-MEC en esta materia podría criminalizar a las familias en contextos de precariedad y situar a los niños, niñas y adolescentes en un escenario de mayor vulnerabilidad ante la presencia del crimen organizado, el deterioro económico y la deserción escolar que se han agudizado.
“Tenemos que ir avanzando hacia una valoración crítica del trabajo no punitivista, no perseguidora, para evitar que se criminalice la pobreza, situaciones que se dan de manera común.
“Entonces es muy importante no llevar a polos extremos la conversación sobre la erradicación del trabajo infantil porque una mirada hiperabolicionista, al igual que una muy laxa, puede terminar teniendo repercusiones muy negativas en muchos aspectos”, explica Tania Ramírez.
La directora de REDIM acota que no es mala la colaboración en las tareas domésticas u en otras responsabilidades familiares siempre y cuando no menoscaben los derechos de los menores, es decir, que les permita seguir yendo a la escuela, tener un espacio lúdico y, de igual manera, que no los ponga en riesgo ni físico, mental o emocional.
“El escenario ideal para los millones de niñas, niños y adolescentes en este país está en que se dediquen a su formación educativa y tengan espacios recreativos acordes a su etapa de vida.
“Sin embargo, la mala distribución de la riqueza y los factores estructurales de una economía globalizada exponen una serie de dificultades para la erradicación del trabajo infantil en un mediano y corto plazo. Por ello, la aplicación de sanciones drásticas que criminalicen a las familias en condición de subsistencia podría acarrear mayor pobreza y poner en riesgo a las niñas, niños y adolescentes”, señala el estudio realizado por REDIM: “Compromisos y Dilemas del T-MEC: Políticas Laborales, Familias y Trabajo de Niñas, Niños y Adolescentes en México”.
Por último, Tania Ramírez dice que también es muy importante primero distinguir las peores prácticas: explotación sexual, reclutamiento de menores por parte de grupos criminales y trabajo forzado como delitos y, que a su vez, sean perseguidos y procesados como tales.
“Es fundamental comprender que detener estas problemáticas tiene que ver con la atención de delitos y no con resolver las condiciones que llevan a los menores a trabajar”.