El día que el silencio fue el arma del Movimiento Estudiantil de 1968

El 13 de septiembre de 1968 se cumplen 50 años de “la marcha del silencio”, que se ha considerado como el punto más alto del movimiento estudiantil y que hoy busca repetir los pasos exigiendo seguridad para los estudiantes y la salida de los porros
Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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El sonido de los pasos y el murmullo de las voces acompañaba a los estudiantes inauguraron una nueva forma de protesta, el silencio. Aquel 13 de septiembre de 1968 fue uno de los puntos más altos del movimiento estudiantil.

Han pasado 50 años de aquella marcha donde los jóvenes buscaban solución a su pliego petitorio, el diálogo público con las autoridades, el cese a la represión y mitigar la posibilidad de disolver la organización estudiantil, que para aquel entonces ya era muy amplia.

Qué pasó el 13 de septiembre de 1968

“Pueblo mexicano: puedes ver que no somos unos vándalos ni unos rebeldes sin causa, como se nos ha tachado con extraordinaria frecuencia. Puedes darte cuenta de nuestro silencio, un silencio impresionante, un silencio conmovedor, un silencio que expresa nuestro sentimiento y a la vez nuestra indignación”, señalaba el volante que repartieron integrantes del movimiento estudiantil a las personas que miraban la protesta.

Previo a la marcha el movimiento había enfrentado días de represión y encarcelamiento de estudiantes, además el desprestigio apoyado por lo medios de comunicación que señalaba a los jóvenes como violentos y que estaban bajo la influencia de la intervención extranjera que buscaba desestabilizar el país, pero bajo la consigna de “el silencio es más elocuente que las bayonetas”, los estudiantes lograron demostrar que eran parte de un movimiento pacífico, que sus demandas eran justas y que buscan el bienestar de la nación.

Un día antes de la marcha el gobierno repartió un volante donde se invitaba que los padres no permitieran que sus hijos asistiera a la manifestación pues se advertía de una posible intervención de las fuerzas armadas.

La marcha se desarrolló en total silencio hubo quienes decidieron taparse con cinta la boca para así evitar que alguna consigna o insulto al gobierno se saliera. Entre las pancartas no figuraba el Che Guevara, Mao Tse Tung o Marx, en su lugar estaban los rostros de líderes revolucionarios mexicanos como Zapata y Villa.

La asistencia superó por mucho las expectativas de los integrantes del Consejo General de Huelga (CNH). El líder estudiantil González de Alba, señaló: “el gobierno había calculado una asistencia de 10 mil personas a la manifestación… el propio CNH calculó que, principalmente debido a la campaña de miedo lanzada por el gobierno federal, llegarían 150 mil. Pero la asistencia fue de 300 mil personas: rebasó los cálculos más optimistas”.

La reacciones

Escritores como Carlos Monsiváis escribieron de aquella manifestación histórica:

“El silencio es una estructura; el silencio articula el lenguaje de los manifestantes...El silencio organiza a quienes aceptan un ideal...Un clarísimo y violento afán simbólico los domina. El silencio existe como una llamada de atención: nuestra marcha es un discurso”.

Monsiváis añade: “De pie, como una estatua happening, como una reseña imparcial de la decisión del activista, un estudiante, haciendo con las dos manos la V de la victoria”. Ese estudiante era Luis Tomás Cervantes Cabeza de Vaca, líder de la Escuela de Agricultura de Chapingo y miembro del CNH.

El último contingente de estudiantes arribó al zócalo pasadas las nueve de la noche y Eduardo Valle Espinosa, El Búho, representante de la Escuela Nacional de Economía de la UNAM, concluyó el mitin haciendo alusión al silencio, que por paradójico que parezca, provocó que el movimiento se hiciera escuchar.

“El orden, la disciplina y la combatividad han quedado visibles para todos. El silencio en que hemos marchado es nuestro fuerte grito de protesta. Este silencio es mucho más elocuente que las palabras violentadas ayer por las bayonetas”, señaló el El Búho.

Se repite la hazaña

A 50 años de distancia los pasos de los estudiantes van a marchar por el mismo rumbo, partiendo a las cuatro de la tarde el museo Nacional de Antropología e Historia con destino al Zócalo de la Ciudad de México, en esta ocasión se pide que regrese la tranquilidad y seguridad a las escuelas y la extinción de los porros.

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