Para luchar contra los estereotipos que existen alrededor de temas de salud de las mujeres y con el fin de empoderarlas a través de la información, una joven médica de 25 años creó la iniciativa de Medicina sin Violencia.
Tras el término de su servicio social en un centro de salud ubicado en San Isidro Gallinero, municipio de Acapulco, Sitara Mehmood Díaz, egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Guerrero, decidió aportar su granito de arena contra la violencia de género que se ejerce desde la medicina contra la mujer.
“Era una comunidad rural donde hice mi servicio, ahí conocí la violencia que hay contra las mujeres por parte del personal médico y por su familia, había solo un médico y las mujeres no acudían porque sus esposos o familiares no querían que otro hombre las revisara”, detalla.
De acuerdo con Sitara, las mujeres de la comunidad también eran menospreciadas por el personal médico, pues se les negaba el acceso a anticonceptivos o padecían violencia obstétrica.
Con base en la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH 2016), el 11.2 por ciento de las mujeres que tuvieron un bebé sufrieron gritos y regaños durante el parto, 10.3 por ciento dijo que el personal se tardó mucho en atenderlas porque decían que gritaban o se quejaban mucho y un 9.9 por ciento dijo sentirse ignorada cuando preguntaba sobre el parto o su bebé.
Además, la Encuesta detalla que el 9.2 por ciento fue presionada para que le pusieran un dispositivo o las operaran para ya no tener hijos, a 4.2 por ciento se les realizó alguno de estos procedimientos sin avisarles o sin su consentimiento y un 1.7 por ciento reportó haber sido obligada a firmar un papel sin conocer de qué se trataba.
“Pareciera que las mujeres en el ámbito de la salud no son vistas como personas, como alguien capaz de tomar decisiones. Desafortunadamente la violencia contra la mujer en el tema de la salud es estructural, hay prácticas médicas normalizadas en todo el personal, pues las agresiones hacia las mujeres pueden ser desde el personal de enfermería, camilleros y hasta paramédicos”, comenta la doctora.
El Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), destaca que la muerte materna es la máxima expresión de la violencia obstétrica y que en el país es un problema de discriminación, pues afecta especialmente a mujeres de entre 10 y 14 años que viven en extrema pobreza y en comunidades alejadas de las ciudades que no cuentan con seguridad social.
Derecho a decidir
De acuerdo con la creadora de la iniciativa, una de las prioridades por el momento es informar y concientizar a las mujeres sobre la brecha anticonceptiva que existe en el país.
Para Sitara es importante hablar de este tema ya que considera que al no divulgarse o cuestionarse lo suficiente, la carga de planificación familiar y cuidado sexual recae en la mujer.
“En algunos casos, cuando la mujer se embaraza se le culpa por no cuidarse y eso lleva a la violencia sexual. Si se informa correctamente de los derechos reproductivos de la mujer se pueden disminuir estas agresiones. Se ha dicho desde la lucha feminista, hay que dar educación sexual, métodos anticonceptivos y desde luego legalizar el aborto para que las mujeres y solo las mujeres podamos decidir sobre nuestra salud reproductiva”, enfatiza.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Población (Conapo), debido a las medidas de aislamiento para intentar frenar el contagio de COVID-19, en México habrá alrededor de 171 mil embarazos no deseados entre 2020 y 2021.
Dicho escenario, apunta la médica, podría evitarse si los hombres tuvieran más opciones de anticonceptivos.
“Hay estudios médicos que señalan la existencia de métodos hormonales para hombres pero no han sido aprobados porque tienen consecuencias como acné o cambios de humor, situaciones que nosotras pasamos y que ellos no quieren experimentar, entonces no se hacen más estudios porque en un país machista como México, los hombres no van a participar en métodos anticonceptivos, se convierte en un círculo vicioso: si no hay demanda no hay oferta”, sostiene Mehmood.
Ante la noticia del nuevo método anticonceptivo masculino Vasagel, la médica resalta que si bien es una buena noticia para la salud sexual, aún no es un instrumento al alcance de la población.
“Ya lo aprobaron pero su precio sigue siendo elevado, puede generar alternativas pero no hasta que en el país se cuente con un enfoque de planificación que incluya a los hombres”, enfatiza.
Aunque en el presente el proyecto solamente se puede consultar a través de redes sociales, Sitara tiene planeado, una vez que la cuarentena termine, llevar a cabo campañas y capacitaciones de concientización para todo el personal médico.
“No solo busco concientizar sino hacer proyectos de intervención, poner en la agenda la satisfacción en las necesidades básicas de las mujeres y su salud, llegar hasta los directores de hospitales y que así se pueda tomar en cuenta que necesitamos que se reivindiquen las demandas sociales de las mujeres en cuanto a la atención médica. Que se sepa que la medicina también puede ser feminista”, finaliza.