México ocupa el primer lugar en consumo per cápita de agua embotellada en el mundo, con un promedio de 390 litros por persona al año.
Delia Montero Contreras, investigadora del Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), indicó que la compra elevada del producto en esa presentación no es una moda o práctica de la élite, sino deriva de la incertidumbre sobre la calidad del líquido que llega a los hogares.
Destacó que esto ha hecho que la venta de agua embotellada ha convertido a esta industria con la de mayor crecimiento en cuanto a bebidas se refiere.
En su libro Instituciones y actores. Un enfoque para entender el consumo de agua embotellada en México, la doctora Montero Contreras señaló que el incremento en la compra de agua embotellada empezó a manifestarse después del temblor del 19 de septiembre de 1985, cuando se vieron afectadas tuberías y aumentaron las dudas sobre la calidad del recurso, hasta verse modificados los hábitos, lo que originó un fenómeno que se expandió por el país en 30 años.
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Señaló que las investigaciones iniciaron a partir de una encuesta levantada en el año 2011 en varios puntos de la Ciudad de México por un grupo multidisciplinario de las divisiones de Ciencias Básicas e Ingeniería, Ciencias Biológicas y de la Salud y de Ciencias Sociales y Humanidades de las unidades Azcapotzalco, Iztapalapa y Xochimilco de la UAM.
En la encuesta se reveló que el 60 por ciento de la gente tenía una buena percepción de la calidad del agua de grifo, pero no la consumía por carecer de certidumbre sobre su pureza, aunque la única alcaldía que presentaba problemas serios de contaminación por detección de metales era Iztapalapa, mientras las otras 15 ofrecían líquido de buena calidad.
A pesar de que la Constitución garantiza a los mexicanos el derecho al agua potable apta para el consumo humano, este principio básico y fundamental no está siendo garantizado por la Comisión Nacional del Agua y El Sistema de Aguas de la Ciudad de México, “debido a la serie de intereses y redes de corrupción en torno al manejo del recurso”, señaló la académica.
Manifestó que los derechos de propiedad del agua están fuera de cualquier regulación, por ejemplo, hay permisos para bombear 300 metros cúbicos al día, pero no el control real de ello, lo que permite a las empresas sustraer mucho más de lo permitido, además no hay regulación de la publicidad de bebidas ni de purificadoras.
El punto fundamental de todo esto es la falta de información, por lo que enseñar a la población y, en especial a los niños, que el agua de la llave no es mala resultará vital para el futuro próximo, además deberá promoverse el uso de bebederos públicos y nuevas prácticas de reutilización y saneamiento del recurso, aseguró la doctora Montero Contreras.